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El Museo de la Tolerancia y AI auspician el curso Derechos humanos para periodistas

Difunden documental de factura colectiva por la verdad y la justicia en el caso Ayotzinapa
 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de abril de 2016, p. 6

La película de factura colectiva #Ayotzinapa26 se proyectó el pasado día 5 en la jornada inicial del curso gratuito Derechos humanos para periodistas, organizado por Amnistía Internacional (AI) México, en colaboración con el Museo Memoria y Tolerancia, sede de esa actividad que tendrá lugar todos los martes de abril.

Esa actividad se inscribe en una campaña más amplia que se desarrolla en América Latina contra la desaparición forzada.

Para #Ayotzinapa26 AI reunió 26 cortometrajes de cineastas, artistas conceptuales e ilustradores de México, Argentina, Francia, Brasil y Bélgica, a la manera de un llamado de exigencia para encontrar la verdad, lograr justicia y reparación en el caso de los 43 normalistas y por las más de 27 mil personas desaparecidas en México.

El documental de hora y media muestra el impacto cultural y social generado por esa tragedia.

La cinta abarca desde material capturado mediante teléfonos celulares, tomado de Internet y el conteo del uno al 43 y el grito de justicia que se imponen por encima del Himno Nacional en el Estadio Azteca hasta animaciones. Cada uno de los cortos es desgarrador en lo visual y emocional.

Un método de terror

Al final de la proyección de #Ayotzinapa26 tomaron la palabra las periodistas Paula Mónaco y Marcela Turati, quienes han cubierto el tema.

Para Mónaco, el filme es una forma de no retirar el dedo de la llaga. La desaparición no existe, pero el desaparecido sí. Y no se fue, se lo llevaron, expresó al recorrer cada uno de los cortos. Recordó que hay desaparición forzada cuando hay responsabilidad de algún agente del Estado, sea policía, militar o funcionario.

Y eso no es otra cosa que un método de terror: ¿adónde y cómo está? ¿Volverá? ¿Qué le habrá pasado? Una persona con historia, sueños, vida, padres, hijos... se transforma en un hueco de dolor que se ahonda porque el vacío ocupa mucho espacio.

Sin embargo, la oquedad que deja la desaparición forzada se multiplica y ahí está su perverso éxito. Golpea a la familia, amigos, vecinos y compañeros de trabajo porque el estigma los marca.

Después de la pena y la marca, el tercer círculo de este infierno es el miedo, porque la desaparición forzada busca provocarlo: la sensación de que a cualquiera le puede pasar, continuó la periodista. Me da vergüenza hasta decirlo: en México, ser pobre, es tener mayor riesgo de que te desaparezcan. Ayotzinapa lo confirma, como demuestran dolorosamente los miles de casos de años recientes.

Turati inquirió por qué la desaparición de los 43 normalistas en particular calaba tanto y contestó que esa tragedia es un parteaguas por la cantidad, porque eran estudiantes pobres, de una escuela normal rural de bajos recursos y en este caso no podían criminalizarlos. Señaló que la desaparición se hizo frente a las cámaras, a la vez que vimos quizá por primera ocasión la participación de los policías. Además, la conclusión de que fue el Estado, que se escucha en todas las plazas y las calles, marcó a Ayotzinapa.

Según la periodista, los 43 estudiantes de alguna manera vienen a abrir un boquete en la pared para que se asomen todos los demás desaparecidos.