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El Nobel de Literatura 2003 fue investido con el doctorado honoris causa de la Uia

Universidades deben seguir por encima del alboroto del mercado, señala Coetzee

Destaca el papel de esas instituciones como hogar de alto aprendizaje e investigación libre

Realizan hoy el coloquio Filosofía y crítica social en la obra del escritor y traductor homenajeado

 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de abril de 2016, p. 5

El premio Nobel de Literatura 2003, el sudafricano J.M. Coetzee, quien visita México, destacó ayer el invaluable papel de las universidades como hogar de alto aprendizaje y la investigación libre.

Al ser investido con el doctorado honoris causa del Sistema Universitario Jesuita, que entre otras universidades agrupa a la Iberoamericana (Uia), campus Ciudad de México, Tijuana y Puebla, el novelista, traductor y ensayista consideró también que a la fecha prevalecen en el mundo modelos de la Edad Media en las instituciones de educación superior.

En específico, se refirió a ese esquema en el que los alumnos son los que pagan a sus mentores para que los preparen en saberes que les serán útiles para incorporarse en la vida económica.

Las universidades originales aparecieron cuando grupos de jóvenes hombres, que querían trabajos bien pagados de abogados o médicos o clérigos, se unieron y contrataron maestros adecuados para que les dieran ese entrenamiento. Las universidades originales fueron así, en el lenguaje de hoy, escuelas profesionales creadas bajo demanda, explicó.

“Dentro de estas escuelas profesionales, los maestros, ‘los profesores’, tenían una posición ambivalente extraña: por una parte eran los empleados contratados por sus estudiantes, y por la otra, en la medida en que concedían las credenciales a sus estudiantes al final del curso de estudio, eran los jueces de sus empleadores.”

A partir de esto último, el escritor destacó que la universidad medieval, y el profesorado de esa época, son sorprendentemente similares a la universidad y al cuerpo docente de hoy.

En la universidad moderna, que define su papel social al preparar a la gente joven para entrar en la economía, los profesores ofrecen a sus estudiantes-clientes los cursos demandados por el mercado, representado por los estudiantes; no obstante, tienen al menos el poder nominal de conceder o negarles el acceso a las profesiones a las que ellos buscan acceder, como en derecho y medicina, entre otras.

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John Maxwell Coetzee, ayer, al recibir el doctorado honoris causa de la Universidad IberoamericanaFoto María Luisa Severiano

Sueño en el Renacimiento

Coetzee, quien en 2002 obtuvo la ciudadanía australiana, recordó que fue apenas hace unos siglos cuando en la universidad, como institución, surgió la idea de ser el hogar de la investigación libre, como un sitio por encima del alboroto del mercado, donde el aprendizaje podía ser perseguido por sí mismo, “un lugar de ‘alto aprendizaje’, higher learning, como la frase en inglés lo expresa”.

A decir del premio Nobel, cada vez que en las universidades contemporáneas se realizan rituales medievales, como vestir de toga y birrete al final de cursos o en ceremonias como entrega de doctorados honoris causa, es una forma de rendir tributo a una universidad que en gran medida está muerta.

Es decir, aclaró, a la universidad soñada por los humanistas del Renacimiento, usando las formas de la universidad medieval, un modelo que ha probado ser sorprendentemente duradero.

El discurso de Coetzee fue largamente aplaudido por los académicos, estudiantes y demás integrantes de la comunidad de la Uia plantel ciudad de México, que llenaron el auditorio José Sánchez Villaseñor.

Correspondió al rector de ese centro de estudios, David Fernández Dávalos, pronunciar el discurso de presentación del homenajeado, durante el cual sostuvo que J.M. Coetzee mantiene una importante proximidad con los principales lineamientos del ideario que inspiran la vida del Sistema Universitario Jesuita.

Hoy, como parte del homenaje al escritor, se realizará el coloquio Filosofía y crítica social en la obra de John Maxwell Coetzee, en la que el autor ofrecerá en la Uia, a las 12 horas, una conferencia en torno de la censura.