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Economía Moral

Para unificar conceptos y mediciones de desarrollo, desigualdad y pobreza/ II

Soluciones puras de valores de uso y combinadas (integran también valores)

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n la entrega del 18/3/16 analicé, y critiqué la solución monetaria al reto de unificar los conceptos de desarrollo (DS), desigualdad (D) y Pobreza (P). Hoy examino otras dos soluciones: la pura de valores de uso y las soluciones combinadas (que integran valores de uso y valores). Adoptando lo que Amartya Sen llamó el método directo de medición de la pobreza que coteja directamente la (in)satisfacción de cada necesidad con indicadores específicos de cada una (calidad y espacio de la vivienda, nivel educativo alcanzado, etcétera), se sitúa uno en la solución pura de los valores de uso y se enfrenta con la heterogeneidad de los indicadores. En muchos países de América Latina se adoptó esta vía, con indicadores dicotómicos en cada necesidad, para formular mapas de pobreza (método de Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI) y, en México, índices de marginación de unidades territoriales. Estos métodos suelen cubrir sólo algunas necesidades de carácter estructural, la situación de las cuales no son sensibles a crisis o auges. Incluso el intento más ambicioso de generalizar el método de NBI (intentando cubrirlo todo), de Peter Townsend (Poverty in the United Kingdom), que construyó 60 indicadores de privación (dicotómicos) en 12 áreas de la vida, deja fuera algunos aspectos de las condiciones de vida. Los estudios que siguieron de carencias forzadas de satisfactores socialmente percibidos (Mack y Lansley; Nolan y Whelan; Gordon et al), que incorporaron las percepciones de la población sobre los satisfactores indispensables, también con indicadores dicotómicos, tuvieron un destino similar. El nuevo método de medición de la pobreza del PNUD (que usa desde 2010), formulado por Alkire y Santos, pertenece también al grupo de métodos directos multidimensionales. Tanto la corriente europea, como la de NBI latinoamericana, que construyen siempre indicadores dicotómicos, naufragaron al intentar definir un criterio de pobreza (que sirve para decidir cuáles hogares son pobres) y algunos terminaron incorporando los ingresos de una u otra forma. En la dimensión de NBI del MMIP (Método de Medición Integrada de la Pobreza) transformé los indicadores dicotómicos en indicadores cardinales (o multi-tómicos), lo que me permitió adoptar un criterio no arbitrario de la pobreza parcial por NBI y evitar la enorme pérdida de información (y errores) de las dicotomías. (Véase cuadro). Situarse en el mundo de los valores de uso es situarse en el mundo de las necesidades humanas que se satisfacen con dichos valores de uso; hablar de satisfacción de necesidades es hablar de bien-estar objetivo (no de la reacción subjetiva, de placer o utilidad, resultante). La dualidad valor de cambio-valor de uso es paralela a las dualidades objeto-sujeto, producción-consumo, acumulación-bien-estar, etcétera.

Las soluciones combinadas. Vistas las dificultades de los métodos de medición puros de valores de uso, las soluciones combinadas para la medición de la pobreza parecieron la vía inevitable. Se pueden distinguir dos tipos de soluciones combinadas: 1) Las que pueden llamarse falsas soluciones, que añaden a los indicadores directos una LP (línea de pobreza de ingresos) no anclada en valores de uso, es decir un monto de ingreso que, en vez de derivarse del costo de satisfactores específicos requeridos para satisfacer un conjunto de necesidades como la alimentación, vestuario, transporte, etcétera, se obtiene exógenamente de datos observados (como un porcentaje de la mediana de los ingresos observados). 2) Las soluciones que, como el MMIP, añaden una LP anclada en valores de uso específicos y limitan la dimensión directa (NBI) a rubros que (la mayoría de los hogares) no adquieren cotidianamente en el mercado con el ingreso corriente. Ésta es una opción centrada en valores de uso pero que reconoce que, para ciertos tipos de satisfactores (alimentos, ropa, calzado, transporte, recreación, etcétera) es más eficaz captar la capacidad económica del hogar/persona para tener acceso a paquetes de satisfactores muy numerosos y que pueden variar mucho entre hogares por razones diferentes a la insuficiencia económica. Sen hace notar que los métodos directos e indirectos de medición de la pobreza reflejan dos concepciones de pobreza diversas: los métodos indirectos identifican la incapacidad del hogar para satisfacer necesidades; los métodos directos, la insatisfacción fáctica de necesidades que puede ocurrir aunque no haya incapacidad para lograrlo. Por tanto, los métodos combinados son eclécticos.

Lo antes señalado se ha referido sólo a P. Tenemos que preguntarnos ahora cómo se manifiesta la dualidad valor de uso-valor en la conceptualización de la D y el DS. Cuando en D sólo comparamos personas/hogares por su ingreso por adulto equivalente (YAE) o cuando medimos desarrollo por el PIBAE, estamos adoptando la solución monetaria (SM) que conlleva todos los inaceptables supuestos enumerados en la entrega del 18/3/16 y que son igualmente válidas cuando la SM se usa para medir D y DS. El PIB es también, como la LP, un vector de cantidades ponderadas por sus precios. Pero hay algunas diferencias. En el PIB, pero no en los estudios usuales de desigualdad, está incluido, además del consumo privado, el público, por lo cual la fuente de bienestar acceso a bienes y servicios públicos es tomada en cuenta como un dato agregado. Los activos básicos y no básicos no se toman en cuenta en el PIB como tampoco se toman en cuenta el tiempo libre y los conocimientos/habilidades. Es decir, esta medición del DS (vía PIB) y de la D son también reduccionistas, como la medición de la pobreza sólo por ingresos.

El estudio de la desigualdad por la vía de los valores de uso se presenta casi solo de manera fragmentada en campos específicos, como desigualdad en salud, en educación, en vivienda, utilizando indicadores propios del campo específico (como años de escolaridad, relación personas-cuartos, etcétera) pero los intentos multidimensionales son casi inexistentes. Los límites de lo que se puede hacer partiendo de información elaborada de manera fragmentada entre necesidades básicas (como los volúmenes uno a cuatro de la serie Necesidades esenciales en México, publicada por Coplamar-Siglo XXI Editores) puede verse en mi escrito Satisfacción desigual de las necesidades esenciales en México, en Rolando Cordera y Carlos Tello, La desigualdad en México, Siglo XXI editores, México, 1984, pp. 17-64. Con el MMIP se supera la fragmentación temática entre los indicadores de NBI, que se perciben e integran como conjunto, leyendo las bases de datos horizontalmente (para cada hogar o persona). El indicador consolidado de NBI permite dibujar curvas similares a las de ingresos, ordenando los hogares desde el peor situado hasta el mejor situado. En la curva pueden apreciarse y medirse tanto la D como la carencia y, como en ingresos, puede medirse el coeficiente de Gini. En próxima entrega discutiré la interpretación del resultado.

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