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Unos 3 mil asistentes también corearon los temas de solista del músico inglés

Noel Gallagher volvió a los éxitos de Oasis en el teatro Metropólitan

En hora y media complació al público con canciones como Sad song, Fade away y Spaceman

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Noel Gallagher en su presentación del miércoles pasadoFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de marzo de 2016, p. 9

Los pájaros hallan su oasis y dejan de batir sus alas en lo alto, descienden hasta desvanecerse, casi inertes, para retomar energía y, ante Minerva, emitir sus trinos, que más de 3 mil personas corearon en el teatro Metropólitan, la noche del pasado miércoles, en el concierto de Noel Gallagher, quien con puntualidad inglesa presentó un programa de éxitos de su grupo seminal, Oasis, hasta de su actual etapa de solista.

Al cantar mantiene el tono-estética arrogante que él y su hermano Liam generaron en Oasis. Eso se trasladó incluso en un lío que tuvieron con Keith Richards, guitarrista de Rolling Stones, a quien llamaron mico artrítico.

Los hermanos, siempre admiradores de The Beatles, de quienes elogian su inventiva para hacer canciones. Un plus de Lennon y McCartney: desde los primeros acordes la canción es grande, buena, distinta.

Los Gallagher entendieron que el rock es para desahogar el alma, en un vómito-catarsis.

En la letra de Fade away se refleja lo anterior: Cuando era joven creí que tenía mi propia llave. Supe exactamente qué quería decir. Ahora estoy seguro de que has tapado cada puerta. Viví en una burbuja. Antes los días nunca acababan. No estaba preocupado porque la vida se estuviese acabando. La fantasía era real. Ahora sé mucho sobre qué siento. Te pintaré un dibujo porque no creo que vivas por aquí. Nunca he visto la llave de la puerta.

En el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, hace unos días, Gallagher dijo que la industria de la música de la que se enamoró ya no existe. Todo se desvanece, como una pintura al paso de los años. Fade away.

La letra continúa: Ahora mi vida ha girado a otra esquina. Lo mejor es que deba advertirte: suéñalo mientras puedas. Quizás algún día te haré entender.

Todo se desvanece, hasta la industria de la música, la que desarrolló The Beatles.

Ringo Starr lo expuso a su manera el año pasado, pues no entiende que una canción se escuche en Internet millones de veces y se reciban unos cuantos dólares por ello. Los tiempos están cambiando.

Fade away, éxito de Oasis, fue la cuarta rola del set, que comenzó con Everybody’s on the run, sin preámbulos. Sin parlamentos automáticos. Va. Y a darle.

El sonido potente hizo olvidar el frío de la noche citadina. Los 3 mil asistentes se pusieron de pie para ya no sentarse el resto de la tocada.

Para ser algo hay que parecerlo y Noel lució de negro y con una guitarra. Una tras otra. Ahora con Lock all the doors, In the heat of the moment... Champigne Supernova, Dream on.

“Gracias. Ahora es momento para una canción muy vieja que se llama Sad song”, también un remember de Oasis. Ahora una canción para todas las damas: If I had a gun. Siguió con Spaceman.

Entre cerveza y cerveza se oyeron las notas de Digsy’s Dinner. ¿Alguien tenía boletos para el concierto pasado?, aludió respecto de su presentación cancelada en mayo de 2015. “Ahora tocaremos The masterplan.”

La finta de que se va. Regresa tras muchos gritos con Listen up, tan sólo un paréntesis para extender la alfombra roja y oír el clásico Wonderwall. Una chava que se la había pasado brincando toda la noche estaba eufórica, como poseída por el chamuco. El final es inminente con What a life!, que dio paso a la despedida con Don’t look back in anger. Todo lo anterior en una hora y media.