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Entre el ir y venir de niños, ropa tendida y luces robóticas monta Hidalgo: memoria y sangre

Tepito Arte Acá lleva a Peralvillo 15, en el corazón del barrio bravo, teatro de resistencia

El patio de la emblemática vecidad es desbordado por las batallas y los bailes de los actores

Foto
La obra narra las hazañas del sacerdote insurgente llamado por sus enemigos El archiloco americanoFoto Roberto García Rivas
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de febrero de 2016, p. a10

Peralvillo 15 es un monumento histórico viviente, donde las motos no dejan de entrar y salir. Edificada en el siglo XVIII, ofrece una imagen de vecindad clásica del cine de oro mexicano: con su gran portón de madera recién restaurado y su tradicional escalera en Y griega, que domina el patio común donde se vive ese sabor de la vida compartida que es la insignia del barrio bravo. Y que, por una noche, será escenario de la gesta independentista.

La ropa tendida da paso a las luces robóticas que ha traído el grupo de teatro Tepito Arte Acá, perros y niños juegan al lado del equipo de sonido, bajo las macetas cuelga un largo telón rojo y han instalado un camerino para los cerca de 20 actores que participan en la obra Hidalgo: memoria y sangre, de Susana Meza y Virgilio Carrillo, puesta en tono de teatro de carpa que narra las hazañas del sacerdote insurgente llamado por sus enemigos El archiloco americano.

Sillas insuficientes

Las hileras de sillas en el patio de Peralvillo 15 pronto resultan insuficientes para los vecinos, integrantes de otros grupos culturales de Tepito y los foráneos que han venido pese a la mala fama del barrio, o quizá atraídos por ello, a presenciar in situ un hacer teatral que nació y se nutrió en este lugar de resistencia popular.

Tercera llamada: el patio es desbordado por los actores del grupo Tepito Arte Acá, sus brincos, bailes y batallas. Entre albures y faldas diminutas es contada la historia de la Independencia de México por unos payasos irreverentes. El movimiento escénico es dinámico a pesar de que el espacio es muy estrecho para un elenco tan grande.

Alejandro Ciangherotti desempeña con desenvoltura a un apasionado Padre de la Patria que se vuelve portavoz del pueblo dándole la espalda a su clase social, a su religión y a su raza. Sorprende la energía y entrega con que Rodolfo Moreno, el narrador principal, realiza su trabajo. Las actrices no paran de cambiar vestuario para representar, de un momento a otro, a nuevos personajes, como Verónica Colín que va de representar a Josefa Ortiz de Domínguez a una presentadora de noticias. Las vaciladas punzantes de Martín Mondragón, el actor con el sentido del humor más escatológico de la compañía, gozan de la buena recepción entre el numeroso público, cuyas carcajadas revelan que no se les escapa ningún doble sentido y al que no le cansan las casi dos horas que dura el espectáculo: los aplausos señalan que desean más de este proyecto de teatro en las vecindades.

Esta es la segunda edición de una idea de Carrillo y Meza: presentar el repertorio de Tepito Arte Acá en sus escenarios naturales, las vecindades y lugares emblemáticos del barrio. El objetivo: disipar prejuicios sobre Tepito y crear espacios de convivencia entre sus habitantes, que restauren el tejido social.

Los asistentes a Peralvillo 15 pudieron disfrutar en la misma tanda de Tlazohtiani, cantante en lenguas indígenas y español, habitual en los espectáculos de la compañía. También estuvo el novelista Armando Ramírez para recordar a los asistentes que de Tepito han salido personas muy notables en sus campos de trabajo y que hay vida más allá de la violencia.

Durante la obra, el barrio bravo parece domado en una noche tranquila. Al final se comparte pan, café y tamales mientras unos pícaros niños esperan fotografiarse con las guapas actrices.