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Visita Papal

Advierte que la precariedad amenaza el estómago y el alma de las personas

Por distintos frentes se ataca a la familia y se fomenta el aislamiento: Francisco
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Francisco recorrió algunas calles de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en el papamóvil. Las personas que esperaron horas para observarlo de cerca unos segundos se apostaron en la calle, banquetas, escaleras y azoteasFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 16 de febrero de 2016, p. 4

Tuxtla Gutiérrez, Chis.

En un encuentro con familias de todo el país, el papa Francisco aseguró que hoy en día vemos y vivimos por distintos frentes cómo la familia está siendo debilitada, cuestionada, cómo se cree que es un modelo que ya pasó y no tiene espacio en nuestra sociedad.

Agregó que “la pretensión de modernidad propicia cada vez más un modelo basado en el aislamiento y se van inoculando en nuestras sociedades –se dicen sociedades libres, democráticas, soberanas– colonizaciones ideológicas que las destruyen y terminamos siendo destructoras del núcleo de la familia, que es la base de toda sana sociedad”.

Luego de reconocer que vivir en familia no es siempre fácil, pues muchas veces es doloroso y fatigoso, dijo preferir, como lo ha dicho respecto de la Iglesia, una familia herida que intenta todos los días conjugar el amor, a una familia y sociedad enferma por el encierro, la comodidad del miedo a amar.

Remarcó: “Prefiero una familia que una y otra vez intenta volver a empezar, a una familia y sociedad narcisista y obsesionada por el lujo y el confort (…) prefiero una familia con el rostro cansado por la entrega, a una familia con rostro maquillado que no ha sabido de ternura y compasión”.

El pontífice manifestó que la precariedad y la escasez no sólo amenazan el estómago, sino pueden amenazar el alma, y la forma de combatirlas es por medio de legislaciones que protejan y garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar y persona pueda desarrollarse por medio del estudio y un trabajo digno y el compromiso personal.

El encuentro con las aproximadamente 70 mil personas, según fuentes de la Secretaría de Protección Civil de Chiapas, ocurrió en el estadio Zoque Víctor Manuel Reyna –y espacios aledaños–, ubicado en la capital del estado y donde juega como local el equipo Jaguares de la primera división del futbol mexicano.

El calor de 36 grados provocó que 48 personas se desmayaran por falta de hidratación a pesar de que las autoridades repartieron miles de litros de agua. El calor ocasionó que el Papa adelantara por lo menos media hora su llegada al estadio, prevista para las 16:15 horas.

Sin embargo, los católicos, muchos de los cuales ingresaron al estadio y a los espacios aledaños antes de las 8 de la mañana, resistieron cubriéndose con sombreros, gorras y prendas de vestir y tuvieron ánimos de gritar consignas, bailar y hacer la ola.

Al frente del escenario fueron colocadas 200 familias de toda la República Mexicana, cuyos padres tienen 50 o más años de casados, y cuatro familias más expusieron su testimonio. Particularmente impactaron al Papa los dichos del joven Manuel Morales Montoya, de 14 años, quien desde los 5 padece distrofia muscular y evangeliza en colonias de Tuxtla Gutiérrez en una silla de ruedas.

La frase le eché ganas fue utilizada varias veces en su discurso por el pontífice. “Me gustó esa expresión que usaste: echarle ganas. Como la actitud que tomaste después de hablar con tus padres, empezaste a echarle ganas a tu familia, entre tus amigos y nos has echado ganas a nosotros aquí reunidos.

Es lo que el Espíritu Santo siempre quiere hacer en medio nuestro: echarnos ganas, regalarnos motivos para seguir apostando a la familia, construyendo una vida que tenga sabor a hogar y a familia. ¿Le echamos ganas? Y es lo que el padre Dios siempre ha soñado.

Habló también Beatriz Muñoz Hernández, de 52 años, quien le contó que su infancia estuvo marcada por la pobreza y el abandono de su padre, lo que me hizo no sentirme querida y fornicar en la adolescencia, quedando embarazada en varias ocasiones a lo largo de mi vida y experimentando la tristeza, el rechazo social y la soledad más profunda, venciendo la tentación de abortar varias veces.