Opinión
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De los arriba y abajo de las izquierdas despistadas
E

l “libro de los libros” interesa más como lectura terrenal que celestial. Mi preferido es el Eclesiastés (“Vanidad de vanidades…”), y nunca entendí bien por qué asociamos el fin del mundo con el Apocalipsis, siendo el último libro del Nuevo Testamento el que permite distintos enfoques filológicos.

Para mí, joven del 68 con 68, el fin del mundo es andar mal de salud, o sin techo y empleo. Pues si no los tengo, tampoco puedo explicar cómo hacer la revolución verdadera. Así es que me tomo a pecho aquello de “…la viga en el propio ojo” (Lucas 6:42), distorsión oftálmica que aprecié en un grupo de intelectuales argentinos que solicitó espacio a esta casa para manifestar su rotundo desacuerdo con mi artículo “Milagro Sala, primera prisionera política de Macri”.

Transcribo lo sustantivo y revelador de la misiva, enumerando cuatro párrafos en romanos.

I) “Consideramos grave que el autor pretenda hacer –y así confundir– al comparar el EZLN en México con la ABTA (Asociación Barrial Tupac Amaru) en Argentina. Entre numerosos desaciertos se destacan referir que ‘comparten iguales objetivos’…”

Bien… ¿compartir es sinónimo de comparar? El artículo respondió al llamado de solidaridad internacional con Milagro, deplorando la insolidaridad de las izquierdas despistadas que la acusan de haber introducido la narcopolítica en Jujuy. Miserias de pago chico y muy bien ventiladas por el terrorismo mediático de Clarín y La Nación.

II) Además, cabe señalar el notable error de ubicar al pueblo mapuche en la norteña provincia de Jujuy, siendo su territorio el sur de la Patagonia, Argentina y de Chile.

Mirá vos. Es lo que allá en la Patagonia, donde cumplí con mi servicio militar (IX Brigada de Infantería, V Cuerpo de Ejército), le decía a mi coronel Anaya: “No, señor: es imposible un ataque de los apach… perdón, mapuches de Brasil”. En fin, alucinaciones de la geopolítica. Pero lo que literalmente deja entrever mi artículo es que la ABTA cuenta con filiales en varias provincias del país, y es solidaria con todos los pueblos indígenas argentinos.

El año pasado, por ejemplo, la galardonada actriz y referente del pueblo mapuche Luisa Calcumil estuvo en Jujuy junto a Milagro y la Mamá Quilla (guía espiritual de la Tupac), donde agradeció la solidaridad de la ABTA con la gente de su territorio.

III) “La ABTA depende básicamente de recursos cuya provisión ha sido resultado de una identificación absoluta con el gobierno kirchnerista…”

En efecto, la Tupac recibió del kirchnerismo recursos acordes con su ingente obra social y gratuita. Y ser antikirchnerista es tan válido como ser anti cualquier cosa. Pero encender el ventilador como lo hacen la prensa canalla y periodistas inescrupulosos, como Jorge Lanata, resulta funcional al mundo que se quiere cambiar.

IV) “…La ABTA se sigue alimentando del poder de arriba, sin abandonar los ideales de progreso y desarrollo promovidos e impuestos por quienes continuaron (y continúan los actuales gobiernos), haciendo culto a la muerte, a la explotación, al desprecio y represión a costa de la sangre y la miseria de los de abajo”.

Ave María… ¿los firmantes de marras (que no voy a nombrar por vergüenza propia y ajena) también se habrán dirigido al embajador de Cuba en Argentina, Jorge Lamadrid Mascaró, para explicarle que la ABTA defiende el “…culto a la muerte…”, etcétera?

En septiembre de 2013, con motivo de la presentación de un libro sobre Fidel, Lamadrid estuvo en la sede jujeña de la ABTA. Ocasión en la que Milagro evocó cuando 16 años atrás acompañó los restos del Che a Cuba, en tanto el diplomático manifestó que los logros alcanzados por la ABTA debían ser defendidos.

Fuera de chicanas, agradezco la misiva enviada por mis enojados críticos, pues ayuda a entender una más de las varias causas que permitieron el triunfo electoral de un estúpido de cinco estrellas en el país más politizado de América Latina. Sólo que, y como dijo Perón, sin cultura política.

En suma: si el kirchnerismo fue una suerte de coartada ideológica progresista, la blitzkrieg institucional que Macri trata de sembrar en sus filas confirma que las izquierdas clasistas (no sólo de Argentina) son ideológicamente correctas y políticamente despistadas.

Me es imposible, por último, eludir aquella patética imagen en la que otros argentinos, en fila india rumbo a la muerte (a minutos de ser embarcados en aviones de la Armada para ser arrojados al mar), seguían discutiendo acerca de si Videla era menos fascista que Pinochet.

No pienso seguir con esta polémica, fallida de antemano y disparada por quienes en lugar de mirar a través del espejo sólo se reflejan en él. ¡Bájenle un cambio, chicos! Que los defensores de los genocidas de 1976 están en el poder, y esta vez con el odio racial y de clase exponencialmente redoblado.