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El paraíso del camaleón rememora el fraude electoral para hablar de la sociedad actual

Colectivo teatral recrea el territorio utópico que era México en 1988

Para los jóvenes será relevante conocer qué sucedió, saber cómo se vivía en aquel momento, según el director Ignacio Escárcega

La temporada en el Cenart concluye el 6 de marzo

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La propuesta escénica es el resultado de un taller de exploración en el que participaron el director, el dramaturgo y los actores del colectivo escénico El ArceFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de febrero de 2016, p. 2

En la obra El paraíso del camaleón, el dramaturgo Alberto Castillo evoca la jornada electoral de 1988 para hablar de la sociedad mexicana, de las relaciones entre individuos y de cómo nuestras decisiones determinan la felicidad.

Con la dirección de Ignacio Escárcega, el montaje explora los recuerdos de un hombre exitoso, que se centran en el conflicto con los amigos entrañables de su juventud, debido a su participación en movimientos políticos que puso en entredicho sus convicciones y sentimientos.

Los sueños que no se realizan duelen, se te quedan clavados e invaden el cuerpo, dice en una escena el hombre exitoso, que se encuentra en un bar, al que generalmente acuden los parroquianos para olvidar, pero en realidad lo que siempre hacen es recordar.

Como en un flashback, el protagonista trae al presente las reuniones con sus amigos después de ver una obra de teatro, en las cuales comparten sus inquietudes sobre la cultura y cómo pueden celebrar el cambio de un gobierno; recuerda también canciones de Silvio Rodríguez y Luis Eduardo Aute.

La propuesta escénica es el resultado de un taller de exploración en el que participaron el director, el dramaturgo y los actores del colectivo escénico El Arce.

Castillo explicó que “la obra nació con el alma y del interés de todos; se hizo un trabajo de laboratorio y los textos se construyeron de lo que aportaron también los actores y el director. Fue interesante hurgar en la memoria, hablar de lo que sucedió en la década de los 80, especialmente para los integrantes del colectivo, que estaban naciendo.

Para los jóvenes será relevante conocer qué sucedió, saber cómo se vivía en aquel momento, qué es lo que se pensaba en ese tiempo, porque curiosamente encontré que hay un ciclo y se está repitiendo, y todo esto me produce una sensación entre extrañeza, escalofrío y miedo, indicó el dramaturgo mexicano.

El ciclo se repite

Escárcega expresó que en la obra se indaga sobre el recuerdo, las amistades que se desgastan con el tiempo y cómo se entra en un conflicto entre la amistad y en la pareja. Añadió que en el momento del fraude electoral de 1988 el país era un territorio utópico, en el que se creía que se podía tirar al dinosaurio, pero no ocurrió, y después de muchos años seguimos igual.

“Lo que ocurrió repercute en una expresión íntima de las ideas, las emociones y las afinidades; de eso trata El paraíso del camaleón”, señaló el director del montaje, quien junto con el colectivo escénico El Arce, apuesta por una circulación dinámica y accesible a las producciones teatrales.

La dramaturgia de Alberto Castillo plantea el tema de la amistad y de los ideales, así como una pregunta constante: ¿qué es más importante: los ideales o ser feliz?

En un momento en el que parece que hay una tendencia a quedarse estáticos y a olvidar, Castillo presenta El paraíso del camaleón, con las actuaciones de Tsayamhall Esquivel, Valeria Fabbri, Rodolfo Guerrero, Carlos Huber, Ignacio Torre y Luis Eduardo Yee.

El montaje concluye temporada el 6 de marzo. Se presenta los jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas en el Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco 79, esquina Calzada de Tlalpan, colonia Country Club).