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Develo los recovecos de mi experiencia humana, expresa en entrevista con La Jornada

La belleza del canto implica hurgar en lo profundo, opina la soprano Anita Hartig

La intérprete rumana hará el papel de la esclava Liu en la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, que hoy desde el Met de Nueva Yok se transmite en vivo y alta definición en el Auditorio Nacional

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Anita Hartig (la fiel esclava Liu), con los brazos extendidos, en un ensayo de la ópera Turandot, que habla del amor, que es no sólo el sentimiento más bello, sino también el poder más importante que tenemos en el planeta; es lo que nos permite trascender el deseo, dice la cantante a La JornadaFoto Marty Sohl/ Metropolitan Opera
 
Periódico La Jornada
Sábado 30 de enero de 2016, p. 4

Para la soprano rumana Anita Hartig (Bistrita, 1983), la belleza del canto consiste en hurgar en lo profundo, no sólo de los personajes que interpreto, sino también de mi ser, de mi experiencia humana, de mi cuerpo; me gusta escarbar en los recovecos de mi personalidad y encontrar cosas que no sabía que existían.

Hoy, en el Met de Nueva York, Hartig hará el papel de Liu, la esclava de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini.

Como parte del programa En vivo desde el Met de Nueva York, esa obra se transmitirá en el Auditorio Nacional, en vivo y en alta definición, a las 11:55 horas.

La producción, del italiano Franco Zeffireli, es, según Hartig, tan grande que cuando estoy en el escenario siento que me pierdo.

Las producciones operísticas del también cineasta, quien el próximo mes cumplirá 93 años, han alcanzado fama mundial.

En entrevista con La Jornada, Anita Hartig habla sobre el significado de los simbolismos presentes en Turandot, la experiencia de participar en una producción de esa magnitud y el impacto que las transmisiones en vivo tienen en la cantante y la audiencia.

“Para mí, Turandot habla del amor, que es no sólo el sentimiento más bello, sino también el poder más importante que tenemos en el planeta; es lo que nos permite trascender el deseo”, afirma.

Búsqueda de la madurez

–¿Qué hay de los temas poder y venganza?

–Claro que están presentes, pero para mí es más sobre la búsqueda de la madurez. Calaf empieza como un joven príncipe y, al sortear los acertijos de Turandot, se va convirtiendo en hombre.

“Por otro lado, Liu es un personaje muy frágil y puro, lleno de humanidad. Creo que esa es la razón por la que la audiencia la ama tanto, pues ella representa cosas que deseamos para nosotros: ser puros, estar dispuestos a sacrificarnos por las personas que amamos y por nuestras ambiciones más altas, por algo maravilloso.

Por ejemplo, Calaf busca el amor de Turandot y, aunque Liu lo ama, ella se sacrifica, no sólo por él, sino por Timur, quien para mí representa una figura paterna y la razón del sacrificio de Liu.

–¿Para usted qué significa ese sacrificio?

–La importancia de no dejarme engañar de una manera extrema. Liu no es sólo tres maravillosas arias que desembocan en su sacrificio. Al investigar un personaje, gusto de ponerme en el papel de un detective, hurgar en lo profundo, no sólo de quien interpreto, sino también de mi ser, de mi experiencia humana, de mi cuerpo. Me gusta escarbar en los recovecos de mi personalidad y encontrar cosas que no sabía que existían.

“Ese proceso es parte de la belleza de mi trabajo y la razón por la que lo amo tanto; te da oportunidad de buscar no sólo sonidos y tonos hermosos, sino a ti mismo, reacomodarte como artista y mediante un esfuerzo sobrehumano proyectar la voz, los sonidos y con la música, sus vibraciones y el personaje, descubrirte.

“Cada vez que canto lo hago desde una nueva perspectiva; me convierto en un ‘yo’ nuevo, porque estar vivo te llena de distintas culturas, lenguajes, personas. Cada nueva experiencia me lleva a cantar como si fuera la primera ocasión y cada vez soy alguien nuevo con todo y mi bagaje emocional.

La ópera no sólo es lo que miras en el escenario, pues las cosas son más profundas y por eso me gusta descubrir nuevos colores y ángulos para interpretar cada personaje. Es decir, no solo experimentar esas dos o tres horas de música, sino también el pasado del personaje que interpreto.

Oh my god!

–¿Cómo le impacta que Turandot sea transmitida en vivo y en alta definición, con múltiples ángulos y acercamientos?

–Creo que me pondrá más nerviosa –Hartig ríe y su voz, que hasta ese momento hacía de su imperfecto acento británico una seductora melodía, se quiebra por un breve instante.

“Por el hecho de ser televisada, nos verá muchísimo más público y todos verán cada arruga de mi cara, cada movimiento de mis ojos, de mis manos; entonces, claro que de pronto estoy como oh my god oh my god oh my god!

Espero mantenerme con mucha energía, dar todo y que la experiencia sea, al menos para una o dos personas, algo transformador, pues todos somos capaces de experimentar esa profunda humanidad, gran amor y sacrificio, aunque no estoy segura, pues aún aprendo de la experiencia humana.