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Reporte Económico

Inflación, salarios y tipo de cambio real 2015 (2/2)

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i bien hemos calificado de inusitado el modesto aumento de 2.13% en los precios al consumidor en 2015, el aumento de 1.01% en la Canasta Básica raya en lo increíble.

Entre los factores que ayudaron a amortiguar el impacto devaluatorio del peso en los precios internos están: la dolarización con que opera buena parte del aparato productivo transnacionalizado, el bajo crecimiento de la demanda, y la baja inflación registrada en los países y zonas de origen de la mayor parte de las importaciones: Estados Unidos tuvo una inflación de 0.7 y la Eurozona de 0.2 (Gráfico 5); en cifras estimadas, Japón registró 0.1 y China 1.8%

No obstante – hemos anotado – los precios a que vende el productor sí registraron este impacto devaluatorio en múltiples ramas manufactureras (6.06 global) destacando: Computación 12.92, Productos textiles 10.06, Maquinaria y equipo 9.95, Automotriz 9.29, y Aparatos eléctricos 8.79; los minerales por su parte se encarecieron 16.06% y la Construcción 4.38, aumentos éstos que no parecen reflejarse en los precios al consumidor.

Canasta básica

Pero cuando el INEGI nos dice que los bienes y servicios seleccionados del INPC que integran la Canasta Básica sólo aumentaron 1.01% en el año, lo inusitado pasa a ser milagroso, dado que los alimentos subieron 2.23, el agua embotellada 3.88 y suministrada 4.27, ropa y calzado 2.90, uso de vivienda 2.06, muebles y accesorios 2.94, el transporte público 2.76 y el autobús urbano 4.44, los artículos para educación 3.29, el esparcimiento 2.57, y la expedición de documentos oficiales 4.62, entre otros (Gráfico 2). ¿Cómo pueden dar todos estos aumentos de básicos – por muy ajustada a conveniencia que esté su fórmula de ponderación – un índice de precios básicos de 1.01%?

Más aun, el propio INEGI pone en duda tal 1.0% cuando su clasificación de inflación por estrato de ingreso (Gráfico 7) indica que ésta fue de 1.66% en el grupo que percibe hasta un salario mínimo, y de 1.84 en el grupo de 1 a 3 sm.

Salarios

Al margen de una eventual revisión por parte del INEGI de sus índices (y ponderadores) de precios para una apreciación más veraz y objetiva del fenómeno inflacionario y sus impactos, en materia salarial se registraron algunos avances en 2015.

Ante la política neoliberal de contención salarial (y maximización de utilidad) y la concomitante complicidad de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos – prueba fehaciente de que el Presupuesto 0 fue una pifia que no desapareció los organismos parasitarios y sí afectó a otros necesarios – en mayo de 2014 el Gobierno del Distrito Federal planteó la necesaria revisión de los salarios mínimos. Tras realizar estudios y evaluaciones, en 2015 el GDF destruyó de un plumazo el falaz pretexto de que no se aumentaba el salario mínimo para que no aumentaran las tarifas, multas, impuestos y otros pagos a él indexados. Bastó con crear la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México para estos fines, desindexar el salario mínimo, y aumentarlo a 82.86 (70.10 en el área A) como referencia en el DF, para desencadenar una modificación constitucional para la desindexación del salario mínimo nacional ya en su fase final.

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Por lo pronto, el área geográfica B que inició con un sm de 66.45 pesos diarios, subió a 68.28 el 1o de abril, y a partir del 1 o de octubre se homologó con el área A (70.10 pesos del 1o de enero al 31 de diciembre de 2015), constituyéndose así un Area Geográfica Unica para todo el país cuyo salario mínimo se aumentó a 73.04 pesos a partir del 1o de enero de 2016.

Es de esperarse que al concluir la desindexación se revise al alza este salario mínimo único, se ajusten sus derivados, y se adopte una política consistente de recuperación de al menos 5 puntos reales (sobre la inflación del año previo) para los próximos años, buscando desde luego que los bienes y servicios básicos y de consumo generalizado mantengan precios lo más bajo y estable posible a fin de elevar los niveles de vida sin afectar la competitividad del país.

Tal vez sea tiempo también, de establecer un salario mínimo por hora relativamente mayor, y nuevas reglas justas y sensatas para trabajadores y empresas a fin de impulsar la formalización universal y la incorporación de todos los trabajadores a la seguridad social (servicios médicos, vivienda, pensiones y otros), en un marco de mejores instituciones y servicios, incluyendo la creación de un Instituto Nacional de Pensiones libre de perniciosos aforismos, agiotaje y minusvalías.

Los salarios contractuales, por su parte, según la STPS aumentaron nominalmente 4.11% en 2015 (Gráfico 8) y 2.33% en términos reales.

Tipo de cambio real

Según nuestro indicador de paridad real peso-dólar, todavía en agosto de 2014 el peso estaba sobrevaluado en 21.77% respecto al dólar, lo que fue disminuyendo con la devaluación del peso hasta desaparecer en agosto de 2015 (Gráfico 9). Al 31 de diciembre último, la cotización (interbancaria) se ubicó en 17.21 pesos por dólar esto es, una sana subvaluación marginal de -2.84 que es de esperarse no sea derrumbada de nueva cuenta por la SHCP y el Banco de México.

Esta paridad nominal y real 1988-2015 se presenta esquemá-ticamente en el Gráfico 10

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