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No era un actor convencional; proyectaba sin esfuerzo un glamur de estrella

La calidad extraterrena y el carisma de Bowie impactaron a grandes cineastas

La verdadera influencia del británico en el séptimo arte fueron sus canciones, que dan impulso emocional a la historia

Se escuchan en cintas de horror, comedias, dibujos animados y en tv

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David Bowie con Catherine Deneuve en un fotograma de The Hunger, de Tony Scott
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En El hombre que cayó a la Tierra, de Nicolas Roeg
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de enero de 2016, p. 6

En un reciente documental de la BBC, Nicolas Roeg, It’s About Time, el cineasta recordaba cuando decidió presentar a David Bowie en El hombre que cayó a la Tierra (1976). Había tropezado con el documental de televisión de Alan Yentob sobre el músico, Cracked Actor, y quedó impactado por la calidad extraterrena de Bowie. Casi desde ese momento, no podía creerlo. Sentí que él era el hombre.

Con su piel de palidez sobrenatural, su cabello anaranjado y sus facciones cinceladas y andróginas, Bowie parecía perfecto para el papel de Thomas Jerome Newton, el alienígena que vino a la Tierra a encontrar agua para su planeta. Se tenía la sensación de que el departamento de maquillaje no tuvo que hacer mucho con él. Además, Bowie representó bellamente el papel. Newton era una figura trágica: un extraño en un mundo ajeno, que trata de rescatar a su familia pero se convierte en un recluso empapado en alcohol. Bowie se encontraba en un frágil estado mental cuando hizo la cinta, y representó el papel con una rara sensibilidad que completaba a la perfección el elíptico estilo narrativo de Roeg. Como su coestrella Candy Clark dijo después de él: “Estaba en la cúspide de su belleza… Me dio la impresión de que venía de otro planeta, y por eso fue muy fácil que actuara como alguien de otro mundo”.

Un rubio Jack Celliers

Bowie tuvo su segunda gran actuación en la pantalla, esta vez con el cabello teñido de rubio, como el mayor Jack Celliers, un oficial de clase alta del ejército que sufre tormento en un campo de prisioneros de guerra en Merry Christmas, Mr Lawrence, de Nagisa Oshima (1983). Es un papel inquietante, que obligó a Bowie a tirar en muy distintas direcciones. Por un lado, Celliers es obstinado y valiente, con algunas de las características del estirado prisionero de guerra británico representado por Alec Guinness en El puente sobre el río Kwai. Enfurece a sus captores japoneses con su actitud de desafío, incluso cuando está enterrado hasta el cuello.

Al mismo tiempo, a lo largo de todo el filme corre un fuerte dejo homoerótico. El Celliers de Bowie ejerce una extraña fascinación en el capitán japonés Yonoi (Ryuichi Sakamoto). Juega con ella y lleva a Yonoi a distraerse. Bowie también logró proyectar el intenso y masoquista sentimiento de culpa de su personaje por haber traicionado a su hermano menor en la escuela pública muchos años antes. Bowie estuvo magnífico en Merry Christmas, Mr Lawrence y El hombre que cayó a la Tierra en parte porque parecía una elección inusitada. No era un actor convencional de cine. Si hubiera aparecido con más frecuencia en películas, su mística habría disminuido. Se conducía con soltura ante la cámara. Aprendió danza y mímica con Lindsay Kemp. Tenía una gracia física de la que carecen muchos actores británicos más convencionales y, como demostró su personaje Ziggy Stardust, podía proyectar sin esfuerzo un glamur de estrella de cine y carisma en escena.

Hubo varios papeles más en la pantalla en el curso de los años, pero ninguno alcanzó las alturas de su trabajo con Roeg y Oshima. Representó al poeta vagabundo Baal en una producción televisiva de la BBC de Baal, de Bertolt Brecht, dirigida por Alan Clark. Fue el hábil ejecutivo publicitario Vendice Partners en Absolute Beginners, de Julien Temple.

Estuvo brillante en la filmación, recuerda el productor de la película, Stephen Woolley. Fue la persona más complaciente, graciosa y encantadora en todo el proceso. Una vez que lo incorporamos a la película expandimos la parte. Era una fuente inagotable de entusiasmo, inteligencia y encanto.

Bowie aceptó un extraño surtido de papeles exóticos. Fue un gigoló prusiano en Just a Gigolo (1978); un vampiro libertino en The Hunger, de Tony Scott (1983); un Rey de los Duendes con aspecto de glam-rock en Laberinto (1986); Poncio Pilatos en La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese (1988); participó como Andy Warhol, de quien había hecho una canción famosa, en Basquiat, de Julian Schnabel (1996); representó al físico Nikola Tesla en The Prestige, de Christopher Nolan (2006), e incluso aportó su voz para algunos episodios de Bob Esponja. Uno de sus grandes triunfos como actor fue en El hombre elefante, en Broadway.

La verdadera influencia del británico en el cine fue a través de su música. Canciones de Bowie se pueden escuchar en cientos de filmes y a menudo establecen su atmósfera. El sombrío estudio de Uli Edel de un adolescente adicto a la heroína, Christiane F (1981), situado en Berlín, sería impensable sin Bowie. Mostró al músico en tomas de concierto, tuvo su música en la banda sonora y es una película de persistente fascinación para cualquiera con interés en los años de Bowie en Berlín, en la década de 1970.

Sus canciones, entre ellas Heroes, Space Oddity, The Jean Genie, Young Americans y Let’s Dance, han sido usadas en películas ya sea para evocar una época y un lugar, o porque dan impulso emocional a la historia. Uno de los puntos culminantes en el drama sobre adolescentes perturbados Me and You, de Bernardo Bertolucci (2012), llega cuando escuchamos a Bowie interpretar la versión italiana de Space Oddity, maravillosamente emocional y melodramática.

Fuerza proteica

El tono de la sórdida y erótica historia de horror Cat People (1982) es marcado con efectividad por la canción tema de Bowie, con su línea apagar el fuego con gasolina, tanto como por las extravagantes imágenes del director.

La gama de cineastas que han acudido a Bowie es pasmosa. Quentin Tarantino y Tom Hooper han usado sus canciones. Se puede encontrar su música en todo, desde cintas de horror hasta comedias, dibujos animados y programas de televisión. En cuanto a su relativamente rala filmografía como actor, podría argumentarse que era una fuerza demasiado grande y proteica para el cine. El carisma y la presencia de Bowie son tan poderosos, que tiene que ser el centro de la obra, sugiere Stephen Woolley. Domina las películas y por eso no se le puede presentar como actor de reparto. Casi siempre demanda el papel central.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya