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El Cholo advirtió sobre el riesgo de ir a Los Mochis

Apenas el jueves por la noche llegaron El Chapo y su hombre de confianza

La zona serrana de Cosalá, Tamazula y Elota, ruta tras fuga de Guzmán Loera

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Policías federales y estatales participan en un operativo desplegado en el penal de El Altiplano. A unos 300 metros de la prisión fue instalado un retén militar en la carretera, donde son revisados todos los vehículos que transitan por ahí. Un tanque acompaña el retén y otro más fue ubicado cerca del penalFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 10 de enero de 2016, p. 6

Culiacán, Sin.

Joaquín El Chapo Guzmán e Iván Gastélum, El Cholo, llegaron a Los Mochis, cabecera municipal de Ahome, la noche del pasado jueves procedentes de La Cruz, comunidad perteneciente al municipio de Elota, ubicada 100 kilómetros al sur de Culiacán.

Versiones extraoficiales recogidas por el semanario Ríodoce indican que ambos permanecieron en esa pequeña comunidad, y de ahí Guzmán decidió moverse a Los Mochis, 300 kilómetros al norte, a pesar de las resistencias de Gastélum, quien advirtió sobre los riesgos de trasladarse a esa zona urbana, pues en el medio rural y montañoso habían tenido éxito en resguardarse de los operativos de la Marina.

Llegaron a Elota luego de haber permanecido en la zona serrana de Cosalá, Sinaloa, y el municipio de Tamazula, Durango, donde la Marina había realizado intensos operativos de búsqueda.

El sector donde fue capturado El Chapo junto con El Cholo, en el fraccionamiento Las Palmas, permanece custodiado por personal de la Secretaría de Marina Armada de México, y el Ministerio Público Federal mantiene investigaciones, tanto en esa zona como en el motel donde presuntamente fue capturado, aunque otras versiones indican que los marinos lo detuvieron en la vía pública y lo trasladaron a este inmueble, en espera de refuerzos.

Festejo trunco

Desde la madrugada del domingo 12 de julio, cuando la noticia del escape de El Chapo por el túnel del Altiplano se esparció globalmente, el festejo de los integrantes del cártel de Sinaloa fue con música y alboroto.

A la tercera semana de la fuga se acabó la fiesta. Los jefes exigieron a la tropa, familiares y allegados mantenerse en bajo perfil.

No, oiga, de ese tema ya nada. Ya nos comentaron que no. Más delante, dijo un trabajador que brinda servicios profesionales a personajes ligados al cártel de Sinaloa. Otro más, encargado de la venta de drogas al menudeo, comentó que les advirtieron: nada de desmadres en esos días de julio y agosto.

La censura total y el silencio de sepulcro fueron mantenidos. En realidad se trató de unas cuantas palabras, mensajes cortos, pero precisos. Se van pasando de boca en boca. Sin discusión. Nadie sabe quién los envía o desde qué nivel podría llegar la orden, pero se va acatando. Nadie habla. Obtener cualquier indicio ahora sobre lo que sucede es casi imposible, expresó un abogado allegado a familias ligadas al narcotráfico en la capital sinaloense.

Lo mismo pasa en la Sierra Madre, en las comunidades del municipio de Badiraguato.

Otras versiones indicaron que los primeros días luego de la fuga, en julio de 2015, los integrantes del grupo que comanda Guzmán Loera fueron concentrados en alguna región de Sinaloa por órdenes de arriba.

No se puede hablar, ahorita es peligrosísimo. Es la línea que se ha girado entre toda la gente que anda metida en esto. De hecho ha habido reuniones de carácter social, familiar, de gente metida en el negocio y nadie pregunta ni comenta nada. Es parte de esto, de estarse cuidando, dijo.

Versiones extraoficiales indican que Guzmán Loera mantuvo su hegemonía, junto con Ismael Zambada, dentro del cártel de Sinaloa, y que su liderazgo no fue trastocado, pero lo referente a la venta de droga al menudeo en Culiacán fue depositada en manos de Iván Archivaldo Guzmán, El Chapito, aunque la seguridad en la región centro sigue en manos de El Mayo Zambada.