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México SA

Débito público: nuevo máximo

Un deudor en cada hijo te dio

Casi 70 mil pesos por mexicano

A

manece 2016 con otra buena nueva: la deuda del sector público mexicano registra un récord histórico, con lo que a los habitantes de esta República de discursos, más las generaciones venideras, no sólo los han saqueado, sino los han endeudado hasta la coronilla.

Un año atrás el afamado y siempre exacto ministro del (d) año, don Luis de Videgaray y Malinalco, prometía que no se endeudará más al país; lo repitió a lo largo de 2015 y hasta el propio inquilino de Los Pinos le hizo coro en su tercer Informe de gobierno, no sin adelantar que esa misma ruta seguiría en 2016.

Pero (¡sorpresa!) la realidad es diametralmente opuesta al discurso oficial. Retomo la parte sustancial de lo publicado por La Jornada (Víctor Cardoso) en su última edición de 2015:

“La deuda pública, interna y externa, se ubicó en su nivel histórico más alto en noviembre de este año, cuando alcanzó 5 billones 217 mil 839.3 millones de pesos y de 160 mil 295.3 millones de dólares, respectivamente, revelan datos oficiales dados a conocer por la Secretaría de Hacienda. Valoradas ambas en moneda nacional suman 7 billones 870 mil 595.6 millones de pesos, cifra que representa 43.3 por ciento del producto interno bruto calculado para este año de 18.18 billones de pesos.

“Esos saldos, que forman parte del reporte mensual (elaborado por Hacienda y entregado a la Cámara de Diputados) sobre las finanzas públicas y la deuda pública correspondiente a enero-noviembre de este año, implicó un salto de 46.2 y 30.1 por ciento, respectivamente, comparado con el monto que tenían ambos conceptos al arranque del actual gobierno, es decir, en 2012.

“Eso implicó que, en el caso de la deuda interna, el sector público mexicano, en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, tuvo que recurrir a financiamientos por un monto de un billón 649 mil 992.2 millones de pesos, en tanto que el débito externo aumentó en 37 mil 162.6 millones de dólares.

“Así, la deuda interna del sector público federal pasó de 3 billones 567 mil 842.1 millones a 5 billones 217 mil 839.3 millones de pesos reportados ayer por la Secretaría de Hacienda. Por su parte, la deuda externa subió de 123 mil 132.7 millones de dólares a 160 mil 295.3 millones en la misma moneda para noviembre de 2015, para un total conjunto que pasó de 5 billones 173 mil 147.4 millones de pesos a 7 billones 870 mil 595.6 millones.

“Con ello, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (RFSP, que representa el concepto más amplio de la deuda pública del país) se ubicó en 8 billones 338 mil millones de pesos y, según la dependencia encargada de las finanzas públicas, fue superior en 891 mil 900 millones de pesos al de diciembre de 2014, de los cuales alrededor de 282 mil millones de pesos se explican por movimientos en el tipo de cambio (cuya volatilidad, según atinada versión de Videgaray y su amigo Carstens, sería pasajera).

El crecimiento del endeudamiento obliga a que el sector público federal cada vez tenga que destinar mayores recursos para cubrir su servicio. Sólo por concepto de intereses, comisiones y gastos generados por el endeudamiento, entre enero y noviembre de este año se cubrieron 172 mil 611.2 millones de pesos, lo que implicó un monto de casi 32 por ciento, 41 mil 768.3 millones de pesos más, a los 130 mil 842.9 millones del mismo periodo de 2012.

Hasta ahí la cita, la cual documenta en su exacta dimensión cómo fue que en 2015 Videgaray y su coro de Los Pinos cumplieron con aquella promesa de no endeudar más a los mexicanos, quienes ya no sienten lo duro, sino lo pesado del fardo que cargan sobre sus espaldas.

De hecho, desde que se resolvió el problema de la deuda (Salinas-Aspe dixit), el endeudamiento público mexicano no ha dejado de crecer a pasos agigantados, aunque en esto dos administraciones gubernamentales se llevan la palma: la calderonista y la peñanietista.

Sin ánimo de deprimir a nadie, de diciembre de 2006 a noviembre de 2015, la deuda pública total se multiplicó por cuatro, al pasar de 1.98 billones, cuando Felipe Calderón se instaló en Los Pinos, a 8.34 billones, al concluir la primera mitad del sexenio de Peña Nieto. Además, los mexicanos deben pagar el endeudamiento de sus respectivos gobernadores, igual de prometedores que de incumplidores y saqueadores.

Cuando Calderón se instaló en la residencia oficial, a cada mexicano habitante de esta República de discursos le habían endilgado una deuda cercana a 19 mil pesos; cuando concluyó dicha estancia, el débito por cabeza se incrementó a casi 39 mil pesos, y al cierre de la primera mitad de Peña Nieto el débito per cápita se aproxima a 70 mil pesos, y contando. Todo ello de diciembre de 2006 a noviembre de 2015.

¿A cambio de qué? Pues de un raquitismo económico que a duras penas promedia 2 por ciento anual, si bien va; empleo escaso, pero eso sí cada día más precario; nulo desarrollo social; informalidad creciente; avance sostenido de la pobreza; inseguridad galopante y corrupción incontenible, por sólo citar algunos beneficios.

Cómo estará la cosa que hasta el Fondo Monetario Internacional ya encendió los focos rojos: La deuda pública (del gobierno mexicano) creció en los últimos años hasta alcanzar un nivel sin precedente y la previsión es que siga en aumento. Cuando concluya 2015, la deuda pública llegará a 9 billones 380 mil millones de pesos y será equivalente a 51.9 por ciento del producto interno bruto. El valor de la deuda es relevante, sobre todo por la cantidad de recursos que requiere para financiar el pago de su servicio, esto es, del capital y los intereses (La Jornada, Roberto González Amador).

Sin embargo, el ministro todo lo ve rosa: “La deuda del país no representa un riesgo para las finanzas públicas; por el contrario, está en niveles comparativamente bajos. México es un país con bajo endeudamiento si nos comparamos con nuestros vecinos, que tienen niveles significativamente superiores… la deuda mexicana no sólo es sostenible, sino bien calificada”.

Así es: total, él no la paga.

Las rebanadas del pastel

Pues nada, que al inquilino de Los Pinos eso de la “infrestructocho… infraestrutuchu… (versión en inglés) de plano no se le da, porque el BID advierte que México registra el nivel más bajo de inversión en infraestructura entre 16 países de América Latina y el Caribe. Tal vez mejore si lo intenta en español… En vía de mientras, la BMV cayó 2 por ciento y el dólar tan campante (ayer, a 17.60 devaluados bilimbiques)… Un abrazo solidario para el colega morelense Chucho Castillo, a quien Graco y sus hienas traen en la mira.

Twitter: @cafevega