Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial diciembre 2015 No 203

Y mientras en París se negocia,
los glaciares se derriten


Se derrite el hielo en el Aletsch

El informe no es nada alentador, pero es otra llamada, y urgente, para hacer las cosas diferentes en el planeta. Según el Servicio Mundial de Control de Glaciares, el hielo de estas gigantescas masas de agua se está derritiendo en todo el mundo. Y en tiempo récord. Nada alentador es saber, además, que el derretimiento seguirá creciendo independientemente de cómo evolucione el cambio climático.

El informe fue publicado en la revista Journal of Glaciology y resume los estudios realizados en más de 30 países. En todos se hace notar que la aceleración del proceso de deshielo está en marcha especialmente desde comienzos del siglo XXI.

El autor del informe, Michael Zemp, advierte que la capa de hielo de los glaciares observados se reduce cada año entre un metro y metro y medio. Esto significa entre el doble y el triple de la media a la que se derretía en el siglo pasado. Entre los más afectados por este fenómeno están los glaciares de los Alpes. El Aletsch (declarado Patrimonio Mundial Natural en 2001) se ha reducido en varios kilómetros y la causa principal de esta situación es el aumento de las temperaturas.

Zemp aclara que el derretimiento no afecta a todos los glaciares, pues algunos incluso crecen, pero son la excepción que confirma la regla y obedece a limitaciones temporales y regionales. Además, ninguno de los glaciares llegará a alcanzar las dimensiones que tuvieron durante la Pequeña Edad de Hielo, entre los siglos XVI y XIX. Un ejemplo de esta situación son los glaciares de Noruega, cuyos picos crecieron en cientos de metros debido a las copiosas nevadas que se registraron la última década del siglo pasado. Pero a partir del año 2000 esto no ha vuelto a ocurrir.

El Servicio Mundial de Control de Glaciares lleva 120 años recopilando datos sobre los cambios en esas formaciones de todo el mundo. Dispone de información sobre más de 2 mil 300 y en algunos casos se remonta hasta el siglo XVI.

En agosto pasado se confirmo que la crisis en los glaciares en la extensa región de hielo de la Antártida occidental parece inevitable. Dos equipos científicos advierten que el proceso ya está en marcha y se puede acelerar en el futuro. Pero la crisis que lleve al colapso total de dichos glaciares puede tardar 200 años. Y en un escenario menos pesimista, puede tardar mil. Es tan grande la cantidad de hielo acumulado en la Antártida occidental, que su fusión provocaría una elevación del mar de 1.2 metros. Este sector de la Antártida será uno de los contribuyentes principales al aumento del nivel del mar en las décadas y siglos venideros. Cabe señalar que es en las áreas costeras donde vive una parte muy importante de la población mundial, y donde se realizan actividades económicas y de servicios de primer orden.

Los científicos aclaran que la Antártida es un escollo especialmente difícil para quienes estudian los efectos del cambio climático pues en esa parte del planeta se entrecruzan e influyen mutuamente múltiples factores. No es el aumento de la temperatura del aire lo que produce allí las alteraciones, sino el calentamiento de las aguas oceánicas, los cambios en los regímenes de vientos que las empujan hacia las costas heladas, la dinámica propia de los glaciares, por ejemplo. Cabe advertir que sobre la estabilidad de los glaciares de la región occidental ha habido debates desde hace tiempo.

La realidad y los estudios coinciden en que la enorme extensión helada del continente blanco está en declive irreversible y no hay obstáculos que impidan la fusión de ese hielo en el océano, fusión que está siendo más rápida de lo que se creía hasta ahora. Estos glaciares ya contribuyen en gran medida al aumento del nivel del mar que se registra en el planeta. No es para menos, pues aportan casi tanta agua al océano anualmente como toda la capa helada de Groenlandia.

Por otro lado, los científicos señalan que a medida que los glaciares adelgazan aumenta su extensión flotante. Y han adelgazado ya tanto que ahora flotan en zonas donde antes estaban sólidamente reposando en el fondo. La aceleración del desplazamiento de los hielos y su adelgazamiento están directamente relacionados: al ser más rápido su flujo, se estiran y adelgazan de forma que una mayor extensión de ellos se convierte en hielo flotante. También la topografía influye ya que esa región del terreno está bajo el nivel del mar, lo que significa que, al reducirse, el glaciar no alcanza el mar y el agua más templada se acumula y acelera su fusión. En cinco de los seis glaciares estudiados no hay obstáculos en el terreno que contengan el hielo.

Por otra parte, un equipo internacional recopiló los estudios disponibles sobre los efectos del cambio climático en el océano global. Los resultados revelan que los organismos marinos se desplazan hacia los polos a un ritmo de 72 kilómetros por década, en respuesta al calentamiento del océano.

Cabe señalar que los gases de efecto invernadero calientan los ecosistemas terrestres tres veces más de prisa que en el océano. No obstante, las plantas y los animales marinos necesitan moverse para adaptarse a esta situación y buscar las condiciones térmicas que más les favorecen. Investigaciones recientes muestran cómo las especies marinas han cambiado su distribución en los últimos 50 años a un ritmo mayor que las terrestres.

Los organismos con la media más rápida en sus desplazamientos son los que viven en la zona pelágica: el fitoplancton, que se mueve a unos 470 kilómetros por década. Los peces, a un ritmo de unos 280 kilómetros por década. Y los invertebrados del plancton, que se desplazan a unos 143 kilómetros cada década.

Esta investigación concluye que la emisión de gases de efecto invernadero ha calentado significativamente la superficie de los océanos y que la respuesta global de los organismos marinos demuestra “una fuerte huella” del impacto de este fenómeno de origen antropogénico.


Glaciar Perito Moreno, Argentina

Las diferencias de los cambios observados entre especies y poblaciones sugieren que las interacciones entre estos organismos y las funciones que desempeñan en el ecosistema marino podrían estar reorganizándose a escala regional, desencadenando una variedad de “efectos en cascada”. Al respecto, los especialistas señalan cómo el 24 por ciento de las especies analizadas no mostraron ningún tipo de respuesta al calentamiento, lo que podría deberse a diversas circunstancias, como la falta de resolución en las observaciones o de entendimiento de los distintos procesos que intervienen y a otras razones, como la adaptación evolutiva.

Por eso, la necesidad de comprender los mecanismos y la magnitud de las respuestas de los organismos marinos al cambio climático. Y de esa manera ayudar a prever futuros impactos y los costos asociados para la sociedad. También facilita la adopción de estrategias adaptativas de gestión efectiva a la hora de mitigar estos impactos. No está por demás la importancia que la fauna marina tiene en el mundo. Baste señalar una fundamental: como alimento y fuente de trabajo para cientos de millones de personas.

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