Directora General: Carmen Lira Saade
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Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial diciembre 2015 No 203

Una cumbre en el año más caluroso


Lagartija espinosa que vive en zonas templadas de México

Ahora que más de 40 mil delegados de todo el mundo comienzan en París la cumbre sobre el clima más esperada de la historia, cabe recordar que este año el calor azotó Europa de una forma nunca antes vista. París, todavía en primavera, llego a tener 39 ºC. En España, las altas temperaturas hicieron estragos en ciudades y en los cultivos, especialmente durante julio y agosto; además de oleadas de polvo procedente de el Sahara. Lo mismo ocurrió en Italia, Grecia y el centro y norte de Europa, donde los termómetros llegaron a marcar hasta 40 ºC.

En realidad, lo que va del siglo marca cifras históricas en cuanto a calor en Europa. Algo que también se padeció en otras partes del mundo. Aunque el planeta se ha ido calentando con el paso de los siglos, lo que marca la diferencia ahora es que ese calentamiento se ha dado en un cortísimo espacio de tiempo.

Y esto se ha debido a causas bien definidas ya por los científicos: la principal es la retención de la radiación infrarroja que emite la superficie (suelo y agua) del planeta. Y esto es así porque especialmente los dos últimos siglos ha aumentado escandalosamente el uso de carbón y petróleo, con lo cual se ha aumentado la concentración de CO2 en la atmósfera. De esa forma se dificulta cada año más la salida de radiación infrarroja desde la superficie de la tierra hacia el espacio.

Y algo más grave en cuanto al aumento global de las temperaturas. Antes de que finalice 2015, superará el “techo” de un grado con respecto a la era preindustrial, Pasará además a la historia como el año más caluroso, según han advertido los científicos que laboran en la Oficina Meteorológica de Gran Bretaña. Esto coincide con la alerta lanzada por la Oficina Meteorológica Mundial (OMM), que advierte que la concentración media de CO2 en la atmósfera superará también globalmente las 400 partículas por millón (ppm), frente a las 278 de hace dos siglos. Y por encima de los 350 considerada como la línea de “seguridad” para evitar un impacto incontrolable en el clima.

Estas dos realidades tendrán un peso enorme en la cumbre parisina, en la cual se intentará llegar a un acuerdo para reducir las emisiones y evitar que se supere el listón de los dos grados Celcius este siglo. Los compromisos previos están aún muy lejos de esa meta y pueden contribuir a un aumento de hasta 2.7 ºC de las temperaturas, según advirtió hace poco Christiana Figuerges, secretaria general de la Ponencia Marco de la ONU para el Cambio Climático (UNFCCC). Por su parte, Stephen Belcher, director de la Oficina Meteorológica Británica, el fenómeno climático conocido como El Niño tuvo un fuerte impacto este año, “pero está claro que la influencia humana está empujando el clima a un territorio inexplorado”.

La OMM ha advertido que las concentraciones de CO2 superarán a nivel global las 400 partículas por millón en el 2016, dos años después de que el observatorio de la Mauna Loa, en Hawai, fuera el primero en alcanzar el registro histórico. Se estima que la última vez que la Tierra alcanzó semejantes niveles de dióxido de carbono fue hace más de tres millones de años, cuando no existía hielo en el Ártico, la sabana se extendía por lo que hoy es el desierto del Sahara y los niveles del mar eran 40 metros más altos.

Casi todos los países entregaron a tiempo sus planes nacionales climáticos

Días antes de la Cumbre de París, la inmensa mayoría de los países asistentes habían presentado sus planes nacionales para la “acción climática”. Son básicos para evaluar su contribución real a la tarea de limitar la elevación de la temperatura planetaria en menos de 2 ºC. Cabe señalar que si no se toman medidas drásticas urgentes, la temperatura global podría subir más de 4 grados.

“La alta concentración de CO2 es una amenaza invisible pero muy real”, ha advertido el secretario general de la OMM, Michel Jarraud. “Todo esto significa temperaturas más altas, climas extremos, olas de calor, sequías, inundaciones y acidificación de los océanos”. Agregó que, todo esto ocurre ahora “ante nuestros ojos, nos estamos metiendo a gran velocidad en un territorio inexplorado. Pronto entraremos en un mundo en el que las 400 ppm de CO2 serán una realidad permanente, a menos que tomemos acciones drásticas para reducir las emisiones”.

Y no solamente eso. Como se explica en este suplemento, se ha ido fundiendo el hielo de las tundras del norte de Asia, Europa y Canadá. La capa de hielo del Ártico es cada vez menor. Esto tiene un grave efecto sobre el calentamiento global porque el hielo es un elemento fundamental para reducir la cantidad de radiación solar que absorben suelo y agua en la superficie de la Tierra. A menos hielo, más radiación queda atrapada en el planeta.

Y como no deja de aumentar la generación de CO2 a la atmósfera, menos radiación infrarroja puede salir. La humanidad parece no darse cuenta que es hora de poner un alto a quienes más contribuyen a ese calentamiento. Y no son otros que los intereses de las grandes corporaciones que lucran con la extracción y consumo de hidrocarburos y carbón.

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