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En el recorrido, 5 mil participantes por una generación libre de VIH

Maritza Arenas y Víctor Santana ganan la Carrera Telcel RED

Hay que concientizar a la gente y prevenir el contagio: Courtney Istre

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Maritza Arenas cruzó la meta en primer lugarFoto María Meléndrez
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El podio de la rama varonil fue ocupado por Víctor Santana (centro), Román Arroyo (izquierda) y Fabián Guerrero (derecha)Foto María Meléndrez
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de noviembre de 2015, p. 5

Con la participación de aproximadamente 5 mil corredores, la Carrera Telcel RED, disputada este domingo en el circuito de Chapultepec, fue todo un éxito, consideró la representante de la compañía telefónica celular de Estados Unidos, Courtney Istre, quien además participó en la competencia de los 5 kilómetros.

La también corredora comentó que varias compañías de telefonía y de otros giros unen esfuerzos para organizar estas carreras en varias ciudades del mundo, con la idea de, además de difundir mensajes para evitar el contagio de padecimientos como el VIH, llevar a precios accesibles los medicamentos que necesitan tomar los portadores del virus para controlarlo.

Destacó que cuando los corredores saben que la prueba pedestre “tiene una causa específica –Corramos juntos por una generación libre de VIH, fue el tema del recorrido– buscan participar más, porque están conscientes de que su aporte ayudará a mucha gente que de verdad lo necesita”, y en su caso personal y/o familiar disfrutan del especial ambiente que se genera en estos festejos deportivos.

Después de entonar el Himno Nacional Mexicano, a las 7 horas en punto se dio la salida para los competidores de los 10 kilómetros, quienes desde antes hacían estiramientos de piernas, brazos y trotaban sin avanzar, lo mismo que se untaban ungüentos y se daban masajes, cuando sin amanecer aún parecían sólo sombras.

Los corredores arrancaron con el equipamiento mínimo necesario para disfrutar la competencia: cargaban un dispositivo para escuchar música, tomarse una selfie, enterarse de las noticias y, de ser necesario, atender por teléfono algún asunto.

Las gorras, los anteojos oscuros y las mascadas o paliacates completaban el estilo de los concursantes, quienes, entre más vistosos y llamativos eran los colores de sus mallas, parecían sentirse más fuertes y veloces.

A la mitad del recorrido, en la marca de los 5 kilómetros, Román Arroyo, Víctor Alejandro Santana –a la postre el ganador absoluto– y Fabián Guerrero cruzaron en ese orden la distancia, mientras en las mujeres completaron la primera parte Anilú Palomino, Maritza Arenas –ganadora más tarde– y Gabriela Eleno.

Ambiente festivo

La música y los mensajes de ánimo alentaron a los corredores a dar su máximo esfuerzo. Los servicios médicos y de abastecimiento apostados a lo largo de la ruta atendieron sus necesidades.

La alargada formación multicolor –donde predominaba el rojo de las playeras de Telcel– se atomizó y los primeros dieron los últimos jalones al grupo puntero para desprenderse. Así, los aplausos de un numeroso grupo de aficionados y familiares que se dieron cita en la salida y meta, justo frente al monolito del Dios Tlaloc, en el Museo de Antropología e Historia, recibieron con una ovación a Víctor Santana, quien cruzó la meta con un cronometraje de 32.13 minutos, seguido muy de lejos por Román Arroyo (32.30) y más de 200 metros atrás por Fabián Guerrero (33.09), quien se hizo del tercer sitio.

En la prueba de las mujeres, igualmente el primer sitio fue acogido con sonoro recibimiento –alentado el público por el jefe de ceremonias–, al alcanzar la línea final Maritza Arenas a los 37.05 minutos, con amplia ventaja sobre el segundo sitio, Gabriela Eleno Hernández (39.20), y más atrás llegó Mónica Mendoza (40.59), para colocarse en el tercer puesto.

Los rostros de los competidores denotaban el esfuerzo, pero también hubo diferentes formas de terminar la competencia. Algunos cruzaron la meta con los brazos en alto, mientras otros dejaban escapar un grito. Hubo más que inmortalizaron su hazaña con una foto, un abrazo de su familia, y no podían faltar las mamás y los papás que empujaron la carreola del hijo a lo largo de todo el trazado.

Las categorías juveniles, máster, veterano y veterano plus de los 10 y 5 kilómetros cruzaron la meta con la misma alegría que todos los participantes, disimulando en varios casos el rictus de dolor porque, a final de cuentas, de lo que se trataba era de divertirse y probarse a sí mismos que pueden correr cada vez un poco más rápido. Sus caras eran de cansancio, pero igual de orgullo al completar el trazado.

Como mero divertimento, la fiesta dominical finalizó con tres carreras más; de 500 metros, de un kilómetro y de kilómetro y medio, donde participaron niños de tres a cinco años, seis a 11 y 12 a 14, respectivamente, acompañados de sus papás, donde jugaron a correr. Todos ganaron, aunque unos cruzaron la meta antes de otros.