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Tras el 1-1 global, pasan por su mejor posición en la tabla; van contra el América

Con apuros ante Veracruz, pero los Pumas avanzan a semifinales

Guillermo Vázquez, insatisfecho por la forma en que clasificaron

Un tanto tempranero de Fidel Martínez les dio el boleto

Carlos Reinoso culpó al arbitraje de no marcar dos penales

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El partido entre Pumas y Veracruz, ayer en Ciudad Universitaria, mantuvo la tensión hasta el final, ya que los Tiburones terminaron volcados sobre la portería de los auriazulesFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de noviembre de 2015, p. 2

La tensión agazapada y permanente por el riesgo de quedar fuera, un gol rápido y minutos de agonía envolvieron la victoria 1-0 de los Pumas ante el Veracruz, que colocó a los universitarios en semifinales del torneo Apertura 2015, en las que enfrentarán al América.

El marcador global quedó 1-1, pero terminar en la cima de la tabla general les dio el boleto, que siempre estuvo en peligro, pues a los Tiburones les bastaba un gol como visitantes para meter en aprietos a los auriazules.

Lo había advertido el entrenador Carlos Reinoso: no se encerraron a esperar contragolpes ni a especular con la ligera ventaja que consiguieron en el puerto. Los Pumas, mientras tanto, no tenían más opción que salir a morder la garganta del rival y anotar lo antes posible para restar presión al equipo.

En tales circunstancias lo único que puede ocurrir es una confrontación directa, con la única vocación de salir vivos de la serie.

Los primeros 10 minutos fueron vertiginosos y delirantes, con dos equipos que se fueron enseguida a pisar el terreno del rival.

Eduardo Herrera, quien no tuvo un partido para lucir, disparó a los dos minutos cerca del arco, pero el portero Melitón Hernández evitó un gol sorpresivo.

Los Tiburones no se dejaron intimidar y respondieron de inmediato con Daniel Villalva, quien se metió al área y ante Alejandro Pikolín Palacios, ya vencido, no pudo definir por la presión de Darío Verón.

En esos 10 minutos, a cada embate había una respuesta con el mismo tesón. Si Fidel Martínez remató un poco desviado para hacer sudar a los del puerto, los escualos reaccionaron con un disparo violento que obligó a Palacios a atajar lo que pudo ser el primer gol.

En ese zarandeo mutuo de solapas, los Pumas dieron con lo que buscaban. La jugada tuvo el signo de todas las más valiosas que ayer hizo el conjunto auriazul, que de un modo u otro pasaron por los pies de Daniel Hachita Ludueña. Ismael Sosa se desenvolvió por el lado derecho, con la precisión de un cerrojo bien aceitado. Envió para Ludueña, quien antes de recibir intuyó que devolverle la pelota haría crecer la jugada; Sosa la envió para que Fidel Martínez rematara y cayera el único gol del partido, que empató el marcador global.

Después todo fue un intercambio apasionado de llegadas, donde por momentos los visitantes fueron superiores. La tensión recordaba que en cualquier momento el Veracruz podía anotar un gol y con ello obligar a los Pumas a marcar tres en Ciudad Universitaria.

Javier Cortés tuvo una llegada casi barriéndose y, también deslizándose por el césped, Melitón la sacó con una pierna. Y más tarde tapó la oportunidad a Herrera. El arquero de los Tiburones crecía en cada embate.

Los universitarios buscaron también el recurso de la sorpresa. Ludueña oteó el horizonte y apostó por un trazo largo, demasiado, que llegó a Sosa. El argentino corrió desbocado y llegó sin marca al área, Melitón lo encaró con frialdad, y sin atreverse a hacer un globito la oportunidad se arruinó y terminó en manos del portero. Sonó el silbato del descanso.

El Veracruz regresó más peligroso. La mano y el espíritu de Reinoso se notaba en cada movimiento del equipo.

Entonces todo fue un altibajo emocional. Martínez mandó la pelota al poste en un remate con la cabeza. Ludueña cruzó un tiro al ángulo que Melitón desvió. Incluso Aníbal Zurdo casi hizo un autogol, pero el arquero del Veracruz alcanzó a tapar.

Los últimos minutos subieron el voltaje. Villalva estaba como delantero incómodo que entraba a discreción en el área auriazul. El Veracruz metió todo el pelotón a presionar a los universitarios, que no lograban quitarse el asedio.

Los dirigidos por Guillermo Vázquez rogaban que terminara el partido y los Tiburones que les alcanzara el tiempo. El árbitro agregó cinco minutos y todos se tronaban los nudillos. Pikolín salió a atajar la pelota y aprovechó el vuelo para simular un costalazo que lo dejó tendido como si lo hubiera arrollado un tractor. Se revolcó con malicia para agotar los minutos y le reclamaron los rivales. El árbitro agregó dos minutos más y el estadio rechifló. Llegó el silbatazo final. Los Tiburones perdieron con estilo y buena actitud.

En el filo de la navaja

Por el boleto a semifinales estoy satisfecho; no con la forma en que lo conseguimos, reconoció Vázquez. Siempre estuvo en riesgo el juego, estuvimos en el filo de la navaja, con el peligro de que cayera el gol de ellos y nos obligara a meter tres.

Dijo que a veces no queda sino mantener en cero la portería y en estas instancias no siempre se puede jugar bonito como quisieran.

Reinoso reconoció la entrega del rival, pero está convencido de que el arbitraje los mató en esta liguilla, porque no les marcó un penal en la ida y otro este domingo, que –aseguró– habrían cambiado la historia.

Es injusto por mis chicos, que se mataron, dijo Reinoso. Fuimos muy superiores todo el partido. Muchos de mis muchachos están llorando, porque estos juegos todos queremos ganar.