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La nueva presentación del acervo destaca cómo revolucionó la escultura clásica

Reabren el Museo Rodin de París en el 175 aniversario natal del artista

Se instaló un sistema de iluminación que con seguridad aprobaría el creador, señala Catherine Chevillot, su directora

Este jueves los visitantes podrán ingresar al remozado recinto

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El pensador, 1903, obra de Auguste Rodin (1840-1917), que se puede admirar en el museo parisino que ostenta el nombre del escultor del impresionismo, que mañana reabre sus puertas al públicoFoto Reuters
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La cabeza de Eustasio de Saint Pierre, 1885, obra de Auguste Rodin (1840-1917), que se puede admirar en el museo parisino que ostenta el nombre del escultor del impresionismo, que mañana reabre sus puertas al públicoFoto Ap
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El beso, ca. 1882, obra de Auguste Rodin (1840-1917), que se puede admirar en el museo parisino que ostenta el nombre del escultor del impresionismo, que mañana reabre sus puertas al públicoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de noviembre de 2015, p. 5

París.

Bajo la piel de la joven de El beso se aprecian sus costillas, como si fuera real. La escultura de mármol está considerada una de las obras más hermosas de Auguste Rodin, quien consiguió revestirla de vida gracias a sus juegos de luces y sombras.

Se expone en el Museo Rodin de París, que reabre sus puertas este jueves, puntual para el 175 aniversario del escultor del impresionismo.

Unos 16 millones de euros (17 millones de dólares) ha costado la renovación del Hôtel Biron, el edificio del siglo XVIII que alberga el museo. Entre otros cambios, se mejoraron las medidas de seguridad para la entrada y salida de obras, pues con sus más de 6 mil 500 esculturas la institución es uno de los más generosos prestadores de París. Pero dentro del lavado de cara destaca sobre todo un nuevo sistema de iluminación que seguramente aprobaría el propio Rodin, según contó la directora del centro, Catherine Chevillot.

Apostar por la luz y las sombras

Auguste Rodin (1840-1917) apostó por la luz y las sombras como elemento clave en sus composiciones, lo que llevó a que lo compararan con los impresionistas de su tiempo. Y al igual que este artista, hijo de una conservadora familia de funcionarios, el Museo Rodin también juega ahora con la luz: cada escultura de las que se exponen en las 13 salas del centro tiene su propia iluminación, que cambia según el día y la época del año.

El pensador, El hombre que camina y El beso son algunas de las obras maestras que alberga el Hôtel Biron y que ahora brillarán con luz nueva. La obra completamente acabada era el último paso de un largo proceso de creación que queremos subrayar mejor con una presentación nueva, explicó Chevillot. Para ello, esta historiadora del arte, que dirige el museo desde 2012, trajo bocetos y estudios del taller de Rodin en Meudon. De allí, a unos 12 kilómetros de París, procede entre otros el boceto de Jean Fiennes.

Fiennes fue una de las personas a las que Rodin inmortalizó en su monumental escultura Los burgueses de Calais. En la obra acabada aparece vestido, pero en el boceto está desnudo. Y es que Rodin quiso primero entender la anatomía de su modelo para después poderlo retratar mejor con su opulento atuendo, explicó Chevillot.

Rodin alquiló en 1908 una parte del antiguo palacete Peyrenc de Moras, conocido como Hôtel Biron, para exponer, recibir a sus compradores y trabajar. Sin embargo, residía en Meudon, en la propiedad donde también tenía su gran atelier. Allí murió el 17 de noviembre de 1917, y su taller es actualmente un museo donde se exponen principalmente los bocetos que sirvieron de modelo para sus famosas Puertas del infierno y Los burgueses de Calais.

Lo incompleto, elemento de estilo

Además, la nueva presentación de la colección del Museo Rodin pretende subrayar un factor más de su obra: cómo revolucionó la escultura clásica. Hizo de lo incompleto en sus esculturas un elemento de estilo, como queda patente en El hombre que camina. A la musculosa escultura de bronce, que camina enérgicamente hacia adelante, le faltan cabeza y brazos.

Ahora se expone rodeada de bustos y estatuas, pues Rodin se interesó apasionadamente por los clásicos griegos y romanos. Sus torsos y estatuas en las que faltan partes importantes del cuerpo lo inspiraron a la hora de crear sus obras más fragmentarias. ¿Para qué hace falta una cabeza a la hora de caminar?, respondió Auguste Rodin en su día ante las malas críticas de los expertos.

Con sus omisiones y montajes de partes del cuerpo, Rodin allanó el camino hacia la escultura abstracta. Ya su famosa obra temprana L’homme au nez cassé, en la que aparece un hombre con la nariz rota, refleja cuál era su objetivo: liberar a la escultura de su función imitadora de la realidad. El busto, creado en 1863, abre ahora el nuevo recorrido del museo.