Opinión
Ver día anteriorMiércoles 14 de octubre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Astillero

EPN: ¿andan muy preocupados?

Crece rechazo a Corte priísta

Isla de la Fantasía: ¡el avión!

Inmueble Nacional Electoral

Foto
DIÁLOGO EN SAN LAZARO. El coordinador del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, César Camacho Quiroz, con sus compañeros Georgina Trujillo Zentella y Jorge Carlos Ramírez Marín, en la sesión ordinaria de ayerFoto María Meléndrez Parada
E

nrique Peña Nieto habla de gobernar sin ocurrencias ni estridencias mientras el aparato institucional se estremece por la impúdica voracidad presupuestal de unos cuantos. Por ejemplo, el Gran Jefe Pluma Pálida, Lorenzo Córdova Vianello, que está empecinado en conseguir recursos (públicos, obviamente) para construirle un edificio al ente que con su actual nombre o el anterior (el tristemente célebre Instituto del Fraude Electoral: IFE) ha succionado enormes cantidades del erario para mantener una pésima fachada democrática que en el fondo sólo ha servido para consolidar mafias y legitimar imposiciones. Al mejor estilo de los políticos tradicionales, en el INE se hacen malabares con datos técnicos y financieros para tratar de convencer al respetable público de los grandes ahorros y logros que se conseguirán con ese proyecto constructivo. Lo mismo han hecho de manera sistemática otros gobernantes con sus obras sujetas a beneficios porcentuales para el promotor, o incluso los senadores con su sede en Insurgentes y Reforma, monumento al dispendio, vergonzosamente lleno de fallas estructurales.

En Los Pinos ensayan gritos de alegría al estilo de aquella serie del siglo pasado denominada La isla de la fantasía, en la que el menudo personaje denominado Tattoo anunciaba la llegada de visitantes mediante la frase que se hizo famosa: ¡el avión, el avión! Si no hay algún contratiempo derivado de lujo o capricho cuyo cumplimiento cambie la fecha de entrega, la isla mexicana de la fantasía, asentada en el territorio mágico de Los Pinos, habrá de recibir el 18 de diciembre el palacio flotante que con toda oportunidad podrá transportar a la familia real a sus vacaciones de temporada, entre el beneplácito de los abnegados súbditos que estarán preparándose entre ensueños navideños para una cuesta económica que se prevé no será solamente de enero sino, cuando menos, del año completo.

En La isla de la fantasía los problemas se ven de otra manera pues, a fin de cuentas, los afortunados que aterrizan allí saben que sus deseos podrán ser satisfechos. Por ejemplo, el abogado Raúl Cervantes Andrade, cuya hoja de servicios registra importantes aportaciones a la causa priísta, está en lista de espera para ser ministro de la Suprema Corte Peñista de Justicia. No hay duda de su acerada militancia priísta: fue diputado federal en dos ocasiones, coordinador de asuntos jurídicos y secretario general adjunto del comité nacional priísta, y como senador llegado por lista nacional presidió la directiva del Senado de septiembre de 2013 a agosto de 2014, periodo en el cual Los Pinos lo consideró pieza clave para la conducción de las sesiones en esa cámara y para la adecuada presentación jurídica de las reformas estratégicas.

Para estar en condiciones de recibir el premio buscado y conseguido por sus buenos servicios legislativos, el 3 de septiembre del año pasado Cervantes solicitó licencia por tiempo indefinido a la senaduría que ejercía (maniobra discutible, pues hay interpretaciones que aseguran que no se pierde la condición de legislador a pesar de solicitar licencia) y así quedó disponible para que Peña Nieto lo proponga como ministro de la antes mencionada corte encopetada (los requisitos legales establecen que el propuesto no debe haberse desempeñado un año antes en el Poder Legislativo). Pasó a la vida académica provisional, como investigador de la siempre hospitalaria UNAM, en espera de los tiempos que han llegado.

Cervantes daría más consistencia a la conformación abiertamente priísta de la Corte, pues antes fue impuesto Eduardo Medina Mora, sin experiencia judicial ni méritos como jurista, mero ejecutor político de instrucciones de los jefes en turno. Por ello se ha levantado un amplio clamor contra esa descarada partidización. Decenas de miles de ciudadanos firmaron una carta contra esa vocación facciosa y la entregaron ayer en lo que aún se llama Palacio Nacional. Además, políticos de diverso signo (incluso algunos en el PRD y el PAN que son especialistas en el reparto pandillero de los botines políticos, expertos en intercambiar votos por favores, opositores convertidos en regateadores de tianguis) han llamado a evitar (aunque sea por esta vez) el golpe abierto a una Corte que no ha cumplido las expectativas de mejoría, pero que muy probablemente estaría peor con los ministros que abiertamente lleven la marca PRI en la toga.

Peña Nieto, sin embargo, no ve problemas donde otros creen que se multiplican. De buen humor, entre risas, según los relatos periodísticos del caso (Rosa Elvira Vargas en el portal de La Jornada), ayer cruzó algunas palabras con reporteros que lo acompañaron a una gira y cuando le comentaron sobre la oposición a que se partidice la Corte, respondió con una pregunta, en una variante más del catálogo Fox: ¿Qué, andan muy preocupados, o qué? Luego proclamó una perogrullada: Voy a ceñirme a lo que dice la Constitución, me apegaré fielmente. Lo estridente habría sido que se le hubiera ocurrido decir que no respetaría la Constitución, pero usó esa muletilla de fidelidad extrema a la legalidad para no decir nada, pues la letra constitucional establece que él, a su personalísimo criterio, debe proponer una terna de nombres para que de entre ellos el Senado elija al ministro o ministros que cubran las vacantes existentes. Y, en esa terna, con ceñimiento absoluto a la Constitución, entre risas si así lo quisiera, Peña Nieto puede proponer al fiel servidor del priísmo, Cervantes Andrade, para que imparta justicia partidizada desde el máximo sitio judicial de la nación. ¿Andan muy preocupados?

Y, mientras este tecleador agradece cumplidamente a estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y en especial a la periodista Ana Lilia Pérez Mendoza (Camisas azules, manos negras y Mares de cocaína, entre sus libros) por la oportunidad de haber dialogado ayer sobre periodismo de opinión, ¡hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

Facebook: Julio Astillero