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Desde el otro lado

50 años que cambiaron la faz de EU

U

no de los proyectos del presidente Kennedy fue eliminar el viejo sistema de cuotas en el otorgamiento de visas para residir en Estados Unidos. En 1965, el presidente Johnson honró la memoria de Kennedy firmando La Ley de Inmigración y Nacionalidad, que cambió radicalmente el perfil de la inmigración.

La ley eliminó el tratamiento preferencial a quienes provenían del noreste europeo y las drásticas restricciones para los migrantes de Asia, África y el Caribe. Según el Instituto de Política Migratoria, la ley cambió el sistema de cuotas basado en el origen de los migrantes por el de relaciones familiares de quienes residían legalmente en Estados Unidos, y eliminó el otorgamiento de visas con base en raza, sexo, nacionalidad, lugar de nacimiento o de residencia. Por ejemplo, en 1929, de las 150 mil visas otorgadas, 50 mil fueron para quienes procedían de Alemania, 100 para los de Grecia y menos de 1 por ciento para los de China. A raíz de la firma de la ley, la inmigración procedente de Canadá y Europa cayó de 60 a 22 por ciento en los siguientes 20 años, y la de Asia aumentó en 35 por ciento para 1980 y 40 por ciento en 2013.

El investigador Ted Widmer, del Consejo Carnegie de Asuntos Internacionales, escribió que a 50 años de haberse creado la ley, 60 millones de personas han llegado a Estados Unidos, tres cuartas partes procedentes de Latinoamérica y Asia. Sus conocimientos, cultura y capacidad de trabajo permitieron la continuación de un desarrollo sin precedente en ese país. Un ejemplo es que 25 por ciento de las corporaciones de más alto crecimiento han sido fundadas por algunos de esos recién llegados, concluye Widmer.

Sin embargo, hay quienes aún no entienden los beneficios que dicha ley trajo consigo. No sólo por la diversidad y la riqueza cultural y étnica que se derivaron de la llegada de esos migrantes, sino porque tuvo la virtud de renovar una población que envejeció. La Ley de Inmigración envejeció, y es necesario actualizarla; por ejemplo, atendiendo a los beneficios que esa ola migratoria trajo consigo, uno de los cambios sería otorgar estatus legal a millones de indocumentados. Hasta ahora, entre los precandidatos que aspiran a gobernar el país hay diversas propuestas en torno a la migración, algunas justas, otras punitivas y extravagantes. Sería saludable que, cuando expresen sus propuestas para reparar la política migratoria, revisaran el beneficio que para el país trajeron esos nuevos migrantes en los 50 años pasados, y actúen en consecuencia.