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Bajo la lupa

La tecnología para el agua: ¡hasta 2040!

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Planta potabilizadora San Roque, en Monterrey, Nuevo León, en imagen de archivoFoto José Carlo González
U

n aspecto nodal de la Seguridad Global del Agua y sus alimentos –de la comunidad de espionaje de EU, ICA (por sus siglas en inglés), con patrocinio del Departamento de Estado– radica en su propuesta tecnológica (http://goo.gl/JIrhpE).

ICA opera una conexión perturbadora entre el agua y los alimentos que incluyen un fuerte contenido de agua virtual –cuando los precios de las materias primas globales incorporan el valor del agua–, donde sale mal parado el sector agrícola de los países en vías de desarrollo (http://goo.gl/x6hxyE), desde la perspectiva de EU, máxima superpotencia agrícola del planeta que, además, lo subsidia.

A juicio de ICA, existe una fuerte correlación entre el agua asequible para la agricultura y el PIB.

A largo plazo, “sin acciones que mitiguen ( v. gr. irrigación por goteo, reducción de subsidios a la electricidad y el bombeo del agua, mejor uso de tecnología agrícola y mejores redes de distribución de alimentos), el agotamiento de las fuentes de agua subterránea causará que la producción de alimentos decline y por lo que su demanda tendrá que ser satisfecha a través de mercados (¡supersic!) globales”.

Debido a que la agricultura utiliza 70 por ciento del abasto del agua fresca global, el mayor potencial (sic) para el alivio de la escasez del recurso será mediante la tecnología (sic) que reduzca la cantidad de agua requerida para la agricultura.

Sobre el “presente desarrollo de biocombustibles –vistos como una alternativa renovable de carbón neutral a los combustibles fósiles– requieren agua y agravan la escasez.

El Banco Mundial proyecta que la tierra asignada a los biocombustibles incrementará cuatro veces (¡supersic!) en 2030, con su mayor crecimiento en “Norteamérica (¡supersic!), 10 por ciento de la tierra cultivable, y Europa (15 por ciento de suelo cultivable) frente a la pequeña cantidad de territorio cultivable consagrado a la producción de biocombustibles en el mundo en vías de desarrollo: 0.4 por ciento África; 3 por ciento Asia y 3 por ciento América Latina (AL).

Se ignora si ICA coloca al México neoliberal itamita en AL, ya que también navega en el proyecto irredentista estadunidense de Norteamérica.

La biomasa requerida para producir un litro de biocombustible consume entre mil y 3 mil 500 litros de agua como promedio global, según Comprehensive Assessment of Water Management in Agriculture, publicado por Earthscan y Colombo International Water Institute.

Sorprende que no habrá avances tecnológicos espectaculares para resolver los problemas acuíferos en los próximos 10 años (sic), cuando ICA juzga que la tecnología contribuirá en forma relevante en las áreas de nicho en los próximos 30 años (sic).

Para 2040, la tecnología tendrá un importante impacto en la oferta y demanda del agua fresca, pero sus cambios serán evolucionarios (sic), en especial, en las cosechas tolerantes a la sal y aplicaciones de punta para el sano consumo humano del agua sin tratar.

Las membranas y otras aplicaciones de nanotecnología que dominan las presentes industrias de desalinización y purificación de agua es probable que representen los mayores avances y efectos sobre la asequibilidad del agua fresca.

La desalinización puede ser económicamente factible para el agua de los hogares y la industria, pero no es factible en el presente para la agricultura.

Cualquier tecnología enfrenta tres obstáculos al proveer nuevas fuentes de agua: 1) reducir el consumo de energía; 2) reducir los costos de producción, y 3) eliminar la suciedad de las membranas y filtros.

Debido a que todos los procesos de desalinización producen concentrado salino, el impacto ambiental de usar o disponer de este concentrado también representa un obstáculo.

Dado el bajo (¡supersic!) precio del agua en la mayoría de las regiones del mundo, los consumidores están menos motivados (sic) a adoptar tecnologías como sistemas de irrigación por goteo y la desalinización.

Para la industria y los hogares los precios del agua en los países desarrollados oscila entre 0.60 pesos por metro cubico a más de 3 pesos por metro cúbico, cuando el “agua para la agricultura en la mayoría de los países tiene un precio aproximado de 0.10 pesos por metro cúbico, mientras los datos recientes indican que los “procesos de desalinización producen agua a mayores costos: 0.61 pesos por metro cúbico para la ósmosis reversa, y para los procesos termales de 0.72 pesos por metro cúbico a 0.89 pesos por metro cúbico”.

Es notorio que bajo el nuevo esquema de EU –de la que la fétida ley Korenfeld constituye su decantación local para beneficiar a Israel en detrimento de México (http://goo.gl/yFyEZY)–, el precio del agua se incrementará sustancialmente en el resto del planeta.

Los avances en sistemas de irrigación por goteo en amplia escala son el abordaje más probable para resolver la escasez hídrica en la agricultura.

Juzga que “la investigación para desarrollar resistencia a la sequía en las cosechas ha sido realizada por varias décadas, pero carece de comercialización a la fecha. En las próximas tres décadas,cosechas seleccionadas pueden ser desarrolladas para que requieran la mitad (¡supersic!) del agua usada por las cosechas presentes, pero el cultivo extenso de tales cosechas es problemático cuando experimentos limitados han sido conducidos para desarrollar plantas de alimentos que puedan tolerar la sal o el agua de desecho.

Los avances en biotecnología pueden resultar en nuevas plantas o en cepas genéticamente alteradas que puedan crecer en agua salada en el océano o en extensos acuíferos de agua salada.

No se ha investigado en forma adecuada el gran aporte del agua salada de los océanos que constituyen 97 por ciento del total global. Allí está la clave de la salvación.

La “tecnología de punta para purificar el agua –no es capaz de sostener las necesidades extensas de la agricultura y la industria–depende de sistemas portables que tienden a ser autosuficientes” y son usados por “entusiastas (sic) recreativos y personal militar, y serán usados por los habitantes en el mundo en vías de desarrollo que podrían obtener agua potable de sus fuentes sin tratar ( v. gr. ríos y lagos)”.

La nueva tecnología emerge en el presente en el mercado comercial (¡supersic!) y es probable la disminución de sus costos con seguros diseños libres de fallas.

Sorprende que Darpa, el “cerebro del Pentágono (http://goo.gl/1f6Hui)” –que desde la tecnología furtiva pasando por el GPS hasta las vacunas–, haya desarrollado prodigiosas armas de avance tecnológico y eluda contribuir con la tecnología acuífera, que quizá posea en secreto, al bienestar armónico del planeta azul.

Una de las ventajas de la desalinización, que tampoco es tan cara –cada planta que procura a 300 mil habitantes cuesta 100 millones de dólares, según Ronan McGovern, investigador sobre desalinización en el MIT (https://goo.gl/RzKIWp)– es que preserva la soberanía marítima de los países costeros y les aporta el mayor flujo pletórico de agua del planeta azul.

El agua, más que un legaloide derecho humano, constituye un inalienable “derecho de supervivencia (http://goo.gl/Ojjz01)”: un bien común planetario sin excepciones ni decepciones.

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