Hoy, 26 de septiembre, cuando nos preparamos con todo nuestro dolor, con toda nuestra indignación, con toda nuestra tristeza y sensación de impotencia, para recordar a los 43 estudiantes desaparecidos hace un año en Iguala, nos sorprende la noticia de la muerte del entrañable Hugo Gutiérrez Vega. Día oscuro que se volvió más oscuro aún, más triste, más desesperanzado. El querido ensayista, diplomático, académico, director de teatro, periodista comprometido con las mejores causas, pero sobre todo poeta –para mí, sin duda, Hugo Gutiérrez Vega fue sobre todo un poeta; sus más de 35 libros de poesía, pero sobre todo su mirada sobre el mundo, su especial sensibilidad, su amor profundo por las palabras, son muestra de ello– parece haber intuido estos tiempos aciagos en los versos que el azar me lleva a encontrar: Cómo vivir con la certidumbre de que la ausencia ha puesto sitio a nuestra casa ya en sombra.

Hoy, a un año del crimen de Ayotzinapa, es tu ausencia la que se suma, Hugo, dejándonos mucho más solos y dolidos.