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Participó arqueólogo que las halló en 1968

Concluye el INAH restauración de pinturas en Guerrero
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de septiembre de 2015, p. 6

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) concluyó la restauración de una serie de pinturas de 2 mil 500 años de antigüedad con ayuda del arqueólogo estadunidense que las registró por primera vez hace casi 50 años.

Las llamativas imágenes de color rojo, ocre y azul turquesa ahora muestran sus matices sorprendentemente brillantes luego de un esfuerzo de restauración de 12 años efectuado por la arqueóloga del instituto Sandra Cruz.

La especialista hizo notar esta semana que recibió ayuda del doctor David Grove, profesor emérito de antropología en la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign.

Grove registró formalmente por primera vez las pinturas de la cultura olmeca cerca de la aldea de Oxtotitlán, en Guerrero, en 1968. Habían sido mencionadas previamente en un libro turístico poco conocido.

Para la década de 1990, el abandono, el grafiti y manchas minerales ocultaron algunas de ellas.

Cruz señaló que Grove acudió con ellos en el primer viaje que hicieron al lugar y les dijo qué había debajo de las manchas minerales. Indicó que el profesor los ayudó mucho porque la caverna es compleja y había cambiado.

Grove dijo que halló por primera vez las pinturas –que los habitantes locales conocían desde hace mucho tiempo, y también las había visto un amigo de él que recolectaba piedras– y las dibujó en 1968.

En esa época los habitantes arrojaban piedras a una de las principales imágenes de la caverna, ya que pensaban que era una representación del diablo.

Muestran a una figura humana sentada encima de un dibujo del monstruo de la tierra, un símbolo del inframundo. La arqueóloga interpreta la figura como una súplica por la lluvia y la fertilidad.

Grove dijo: Inventé una historia. Les dije que era el dios de la lluvia, y que si lo destruían perderían todo su suministro de agua; lo creyeron y dejaron de arrojar piedras a la pintura.

Desde entonces, los habitantes están cada vez más conscientes de la importancia de las imágenes y las protegen.

La otra cosa buena es que la gente de Oxtotitlán ahora realmente cuida las pinturas, indicó Grove. En lugar de arrojarles piedras, examinan cuidadosamente a los que ingresan. Como que son los guardianes de Oxtotitlán, y pueden estar legítimamente orgullosos de ello.