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Apoyo a Cáñamo-México

De escritores malditos

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La publicación ha recibido muchas manifestaciones de apoyoFoto tomada del Facebook de Cáñamo-México
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uchas han sido las manifestaciones de apoyo para con la revista Cáñamo-México ante el dictamen de la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación (Segob), en el cual se advierte que “la edición analizada de la publicación (Cáñamo número uno) pudiera proporcionar enseñanza de los procedimientos utilizados para la ejecución de hechos contrarios a las leyes, la moral o las buenas costumbres”.

El mencionado dictamen también señala que Cáñamo publica textos “en los que indirectamente se hace apología del consumo de cannabis con fines recreativos”. Lo que esta comisión no toma en cuenta es que en México el consumo de mariguana no está penado (aunque todo lo demás sí: portar, comprar, poseer). Lo más preocupante de este documento entregado a los editores de Cáñamo a principios de este mes es que dicho dictamen ha sido enviado ya a la Procuraduría General de la República y a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para determinar si los contenidos de la revista presentan violaciones al marco jurídico.

Esta comisión calificadora nunca tomó en cuenta que la revista Cáñamo es la publicación sobre la cultura del cannabis de habla hispana más prestigiada y se publica en Barcelona, España, desde hace 18 años. Tampoco se consideró que existen revistas similares en países como Argentina, Chile (Cáñamo-Chile, desde hace 10 años), Brasil, Canadá y, desde luego, la legendaria High Times, que se publica en Estados Unidos desde hace cuatro décadas; todas circulan sin ninguna restricción. De hecho, en breve se difundirán cartas solidarias con Cáñamo-México signadas por los editores de estas publicaciones y también pronto se hará pública una carta firmada por artistas e intelectuales en defensa de la libertad de expresión.

Ante un panorama de violencia y corrupción generado por las equívocas políticas prohibicionistas, publicaciones como Cáñamo son cada vez más necesarias para ofrecer, principalmente a los jóvenes (mayores de edad, como se advierte en su portada), información sin prejuicios, científica y profesional en torno a la cultura de las drogas, en este caso la mariguana (con colaboraciones y entrevistas con reconocidos académicos y artistas, como Luis Astorga y Felipe Eherenberg).

Es insostenible que siga prohibida esta planta al menos para usos médicos. Si ya varios estados del vecino país del norte han legalizado la mota incluso para usos recreativos, ¿qué están esperando nuestras autoridades para hacerlo aquí?

Numerosas publicaciones sobre la cultura y despenalización de drogas

Afortunadamente, el oscuro brazo de la censura no ha llegado aún a la producción editorial, pues en lo que va de este año se han publicado al menos una decena de libros que van de los oficialistas y ñoños, La neta de las drogas, de Martha Reynoso (lástima del diseño de Trilce Ediciones), hasta el librito conmemorativo por los 30 años del Manifiesto Pacheco, del activista Juan Pablo García Vallejo, artesanalmente encuadernado por Eterno Femenino Ediciones ([email protected]). Por su parte, la editorial Debate del grupo Penguin Random House ha apostado por dos exhaustivos trabajos de investigación con distintos enfoques, pero ambos coinciden en señalar la inútil y dañina política prohibicionista. El primero es La Maña: un recorrido antropológico por la cultura de las drogas, del doctor en antropología Édgar Morín, quien a lo largo de casi 400 páginas desglosa el entramado mafioso de este millonario negocio ilegal, por el que han desfilado reconocidos políticos, como se puede advertir en la portada de la edición publicada en abril de este año. El segundo libro es Nuestra historia narcótica: pasajes para (re) legalizar las drogas en México, del también académico Froylán Enciso, quien se propone apostar por nuestra libertad del disfrute, pero con justicia social. El prólogo de esta reunión de breves y amenos textos es del historiador Lorenzo Meyer, de quien se resalta esta opinión: Froylán Enciso nos invita a recorrer el laberinto del narcotráfico y pone a prueba nuestras ideas y prejuicios sobre la complicada naturaleza de un fenómeno que ha terminado por confrontar al país con lo peor de sus flaquezas institucionales.  Este libro incluye ilustraciones de Carlos Alanís e imágenes inéditas del Archivo General de la Nación y de los hermanos Casasola. Otras publicaciones de reciente aparición son Diccionario de drogas, de Zara Snapp, con prólogo del escritor Guillermo Fadanelli, catador de sustancias prohibidas; Drogas en movimiento (para hablar de forma clara y abierta sobre el fenómeno de las drogas), antología coordinada por Abram Barra, Daniel Joloy y Lisa Sánchez, publicada por el colectivo Espolea, y finalmente hay que celebrar la aparición de la gaceta La Dosis, que comanda Carlos Zamudio, mejor conocido como el Doctor Cannabis. 

Los escritores malditos en Generación

Existe una tradición de escritores malditos en toda mínima historia de las letras, y ésta puede ir de Sade, Baudelaire y Dostoyevski hasta Cendrars, Bukowski o Jim Thompson, por ejemplo. Cada lector encontrará en tales escritores las huellas de un escritor detestable o excepcional. Entonces cada quien confeccionará su ensalada maldita con los autores que le vengan en gana, aunque creo que ninguno de los autores considerados malditos por sus lectores harán tanto mal a las personas como un especulador financiero. Lo anterior es un fragmento del texto que entregó Guillermo Fadanelli para el número especial que dedica la revista Generación a los escritores malditos, pero también marginales, incorrectos, salvajes, bohemios, drogadictos, pervertidos y, desde luego, malitos. Se trata de un recuento muy intenso y diverso en el que participan una veintena de autores, entre ellos Sergio González Rodríguez, Josefina Alcázar, Rafael Tonatiuh, JM Servín, José Garza, Alfonso Morcillo, Antonio Orihuela, Tristana Landeros, Jesús Pacheco, Susana Iglesias, Daniel Herrera, Rogelio Garza, Iván Farías, Bibiana Camacho y Diego Espíritu. Este número maldito se presentó el pasado jueves 27 en el legendario cabaret Barba Azul (Bolívar y Gutiérrez Nájera, colonia Obrera), en esa concurrida ocasión se presentó El Muertho de Tijuana, quien muy pronto presentará su primer disco, el cual incluye el éxito Satánica.