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En la cumbre del monte Entoto se erigen dos telescopios de tecnología avanzada

Un observatorio ultramoderno, primera etapa del programa espacial etiope

La conquista del espacio no es un lujo ni siquiera en uno de los países más pobres del mundo, afirma el director de la central

Debe servir para garantizar nuestra seguridad alimentaria, agregó

 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de agosto de 2015, p. 2

Adís Abeba.

En lo alto de Adís Abeba, en medio de un bosque de eucaliptos y de campesinos con carros de madera tirados por bueyes, se alzan dos telescopios ultramodernos. Es el primer observatorio astronómico de África del Este.

El observatorio, en la cumbre del monte Entoto y en funcionamiento desde hace unos meses, constituye la primera etapa del programa espacial etiope.

Con su entrada en el selecto club de países africanos con ambiciones espaciales, Etiopía intenta dar un salto tecnológico en su desarrollo, dejando atrás las imágenes de la terrible hambruna con las que se asociaba al país hace dos décadas.

Las ciencias y la tecnología son indispensables para el desarrollo de un país. Nuestra prioridad es incitar a las jóvenes generaciones a involucrarse en las vías científicas, explicó Abinet Ezra, de la Sociedad Etiope de las Ciencias del Espacio, asociación creada en 2004 para promover las virtudes de la astronomía.

Durante casi 10 años, un grupo de apasionados por esa ciencia, como Solomon Belay, profesor de astrofísica y director del observatorio, defendieron que la conquista del espacio no es un lujo, ni siquiera en uno de los países más pobres del mundo.

Meles Zenawi, el dirigente etiope fallecido en 2012, los consideraba soñadores.

Ser pobre no es obstáculo

La gente creía que éramos unos locos. El gobierno se centraba en la seguridad alimentaria, no en la creación de un programa espacial. Nosotros pensábamos, por el contrario, que ser pobre no debe ser obstáculo, explicó Solomon Belay.

El programa espacial debe servir para garantizar nuestra seguridad alimentaria, aseguró el director del observatorio, citando la importancia de las observaciones por satélite en la agricultura moderna. Las ciencias y la ingeniería son indispensables para pasar de una agricultura tradicional a una industrial, destacó.

Por el momento, el observatorio es ante todo un símbolo y un primer paso para elevar el nivel científico del país.

Los dos telescopios fueron financiados por el empresario etiope-saudí Mohamed Amudi con tres millones de dólares; están controlados por computadora y cuentan con un espectrógrafo.

El observatorio permitirá formar in situ a los estudiantes de astronomía y astrofísica de la universidad de Adís Abeba. También se abrirá al público.

Sin embargo, en investigación el centro es incapaz de rivalizar con los principales observatorios mundiales, como el SALT sudafricano.

En la temporada de lluvias está cubierto por nubes y además se encuentra demasiado cerca de las luces de la capital. Por eso se estudia la construcción de otro en las montañas de Lalibela, a más de 4 mil metros de altitud.

Las autoridades están convencidas de que el futuro del país está en el lanzamiento de una agencia espacial nacional y prevén colocar en órbita un satélite antes de cinco años, para la observación de las tierras agrícolas y las comunicaciones.

Utilizamos la tecnología espacial todos los días, para nuestros teléfonos móviles, para las previsiones meteorológicas. Es fundamental. No podemos esperar más; si no, nos exponemos a permanecer en la pobreza, afirmó Kelali Adhana, director de la Unión Astronómica para África del Este.

¿Habrá algún día astronautas etiopes? El Instituto Tecnológico de Mekele planea probar en noviembre el primer cohete nacional, para un vuelo a 30 kilómetros sobre la superficie terrestre. Muy lejos todavía de los 100 kilómetros que marcan el límite entre la atmósfera terrestre y la vida sideral.

No tenemos prisa por adentrarnos en las profundidades del espacio, señaló Solomon Belay, pero, según dice, en Etiopía la perspectiva de la conquista del espacio gana adeptos.