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Exposición en Budapest muestra también un lado oculto: su gusto por los temas ligeros

Incorporar el uso del color a la foto, el milagro de Robert Capa

Pese al rechazo de los editores, no se desanimó y desarrolló esa área de forma paralela a su arte en blanco y negro

Sabía cuando aportaba algo a la imagen, señala experto

Foto
Durante la inauguración de Capa en colores, en el centro dedicado al legendario fotógrafo, nacido en 1913Foto tomada del sitio de Internet del recinto
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de agosto de 2015, p. 8

Budapest.

Legendario por sus fotografías de guerra en blanco y negro, Robert Capa fue también un adepto al color y a los temas más ligeros, lado oculto de su obra que una exposición presenta por primera vez en Europa en Budapest, su ciudad natal.

Las playas de Biarritz, las carreras de caballos de Deauville, las estrellas como Humphrey Bogart, Pablo Picasso o Ingrid Bergman son algunas de las instantáneas tranquilas y coloridas que rompen con las trágicas fotografías de la guerra civil española o del desembarco de Normandía que construyeron la leyenda Capa.

No obstante, el fotógrafo, nacido en Budapest en 1913 con nombre de pila Endre Ernö Friedmann antes de construir su leyenda con el seudónimo más estadunidense de Robert Capa, edificó toda su carrera con el color, que utilizó desde muy temprano, pero sin llegar a convencer a las redacciones.

Los editores rechazaban las fotos a color, porque no les parecían lo suficientemente nobles. Seleccionaban sólo las que estaban en blanco y negro, recordó Istvan Viragvölgyi, del Centro Robert Capa de Budapest, que acoge hasta el 20 de septiembre la exposición Capa en colores, que llegará luego a Francia.

Estrenó la película Kodachrome

Al contrario de lo que se cree, Capa fue uno de los primeros adeptos del color. Estrenó en 1938, para un reportaje sobre la guerra sino-japonesa, la nueva película fotográfica Kodachrome, puesta en el mercado dos años antes.

Desde muy temprano quiso utilizarla en el ámbito. El milagro de Capa es esa capacidad de reinventarse siempre, incorporando el uso del color, afirmó Viragvölgyi.

Sin embargo, la experiencia fue un fracaso: más allá de las dudas de la profesión y su costo elevado, el Kodachrome se adaptaba poco a las portadas de esa época. En efecto, la película debía ser enviada a Estados Unidos para ser revelada, lo que prolongaba considerablemente los plazos.

Capa no se desanimó y desarrolló una verdadera inteligencia del color, paralela a su arte en blanco y negro. Él sentía realmente cuando el color podía aportar algo a la imagen, señaló Viragvölgyi.

Una fotografía de 1943 lo confirma al mostrar unos militares montando dromedarios en el desierto tunecino, destacado por el color azul intenso del cielo.

En blanco y negro esta foto hubiera sido muy aburrida. Sin embargo, aquí el color refuerza ese efecto. No distrae el ojo del espectador, que era una crítica que se le hacía a menudo y que lo ponía en desventaja frente al blanco y negro, subrayó Viragvölgyi.

En 1947, al haber adoptado la nueva película Ektachrome, más fácil de revelar, Capa trabaja regularmente con dos equipos, una para el blanco y negro y otra para el color.

A pesar de llegar a venderle a Life o a otras grandes revistas reportajes a color sobre celebridades –género considerado menor–, el blanco y negro siguió siendo privilegiado por la mayoría de editores y muchas imágenes en cuatricromía siguieron sin publicarse, como una serie sobre Hemingway en vacaciones de caza en familia.

Este lado conservador exasperó considerablemente al fotógrafo, quien escribió varios correos a los jefes de redacción para que se comprometieran a vivir con su época. En vano.

Roberto Capa murió a los 40 años, en 1959, durante un reportaje en Indochina, sin haber podido llevar hasta el final su lucha por el color, incluso contra sus colegas de la agencia cooperativa Magnunm, que fundó con Henri Cartier-Bresson en 1947 y que fue largo rato dominada por el blanco y negro.

La importancia de su obra a color fue revelada al público en 2014 con esta exposición en el Centro Internacional de la Fotografía de Nueva York y presentada el jueves en Budapest, una primicia europea.

Esta demora se explica en parte por el hecho que la mayoría de diapositivas en Ektachrome cambiaron de color, un punto débil notorio de esta película. Pudieron ser restauradas gracias a nuevas técnicas digitales.