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Presentaron el disco Caricia urgente...

Celebran a Guillermo Briseño, artista fuera de los rieles comerciales

Es brillante, las canciones suenan compañeras entre sí; me conmovió escucharlo, dice el blusero

 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de julio de 2015, p. a11

El disco Caricia urgente: celebración a la música, de Guillermo Briseño, festeja a un artista ciento por ciento independiente, underground, roquero y blusero, poeta, docente y amigo de cientos de personas, expresó Juan Sosa, hijo de Hebe Rosell, que creció con Briseño, por lo que es su hijo por derecho de vida, y quien concretó la idea de crear el cedé.

Esta producción fue presentada el pasado martes en la Fonoteca Nacional, ante 250 per- sonas, quienes llenaron el auditorio. El resto de los asistentes ocupó sillas en el patio.

Sosa comentó que Caricia urgente... contiene 14 temas de Briseño (algunos los hizo con otros músicos). “Los últimos cuatro son una suite, una pieza completa bastante larga. Abarcan de 1978-79, que es cuando Briseño sacó su primer disco, hasta principios de los noventa.

Metafóricos y arriesgados

Tomé los discos y elegí los temas que me parecieron más sugerentes, más metafóricos, arriesgados. Estamos hablando de una referencia de sus primeros 20 años. ¡Claro que podría seguir y hacer una serie! Vamos a ver qué pasa con éste. Me gustó la palabra celebración, más que homenaje o tributo, porque éstas suenan a una onda póstuma. Su obra no suena en los medios y quizá por eso no se le ha hecho justicia, pero eso también se debe a que es contestataria, crítica, que nunca se ha comprometido para condicionarse. No se ha parado sobre los rieles de las expectativas comerciales. Tiene detractores y gente que ama su música.

Sosa logró que las canciones de Caricia urgente... tengan nuevos aires y nuevas voces. Fue realizado con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

Participaron en el disco Alejandro Lora, en La escena me traspasa el corazón; Andrés Calamaro, El eslabón perdido; Javier Calamaro, Caricia urgente; Saúl Hernández, María de mis alquimias; Juan Manuel Torreblanca, Viaje al espacio visceral; y Juan Sosa, con Aquí estoy, vámonos lejos.

También, Hebe Rosell, en Soy el agua; Tania Libertad, Viaje al espacio visceral; Cecilia Toussaint, Te quiero; Sabo Romo, La gata hidráulica; Iraida Noriega, Comparaciones; Eugenia León, Betsy Pecanins y Guillermo Velázquez, con La pobreza.

Briseño comentó: “Juan, mi hijo Juan Sosa, ¡me regaló una copia del máster del disco Caricia urgente! Me conmovió escucharlo; todas las interpretaciones, instrumentales y vocales, son brillantes, pero, además, suenan compañeras entre sí, poderosas.

“Para mí, Juan tuvo una cariñosa discreción durante mucho tiempo; hasta hoy conozco toda la obra. Desde la primera pieza (del disco) me electrocutó mi compadre Alejandro Lora, que con una banda con muchos güevos, millones de güevos, de Irving Flores, de Jako González Grau, y la sección, suena como el más iluminado declarante de que está valiendo madre el corazón. ¿Hay alguien que lo dude? Y sigue Andrés Calamaro, el tío. Lo hizo requetebién; le puso su frescura e inventiva y, seguramente, una rajita de memoria de muchos ratos que en tiempos anteriores pasamos juntos.

Un piano imaginario

“Saúl Hernández cantó María de mis alquimias con mucha ternura, emocionado. Luego viene Cecilia Toussaint en Te quiero, con un arreglo de metales arrollador. Javier Calamaro, el otro tío, cantó Caricia urgente muy bien; le da con tino el nombre al disco. Oigo a Iraida Noriega y suena como una reina desesperada y luminosa. Sabo Romo y La gata hidráulica, versión sabrosa y desenfadada. Hebe Rosell, con Soy el agua, logró algo difícil: hacer una versión nueva, más cálida e intensa de una canción compuesta para ella 25 años atrás.

“El final del disco es el Viaje al espacio visceral, con sus cuatro movimientos, tres cantados por Torreblanca y uno, el tercero, por Tania Libertad.”

Varios hablaron exaltando al amigo, al compañero, al colega. Por último tomó la palabra Hebe Rosell. Briseño cantó al piano dos rolas. Cuando se escucharon los primeros acordes de Caricia urgente, Hebe tocaba un piano imaginario.