Opinión
Ver día anteriorLunes 27 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los laberintos de una negociación en el Congreso de EU
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or fin el mes pasado el presidente de Estados Unidos consiguió los votos necesarios en el Congreso para la firma de un acuerdo comercial con 11 naciones de la cuenca del Pacífico, conocido como Alianza Transpacífica, en el que está incluido México. Diez años duraron las pláticas para concretar el convenio entre el grupo de países que en conjunto tienen un producto interno aproximado de 30 trillones de dólares, equivalente a 40 por ciento del producto interno de todas las naciones en el mundo, y representa un tercio del total de las transacciones comerciales mundiales.

Las cifras son impresionantes, y la forma en que se efectuaron las negociaciones entre los estados participantes son aleccionadoras sobre el futuro de este tipo de tratados. Pero no menos aleccionadoras fueron las negociaciones que se efectuaron dentro del gobierno estadunidense para que el tratado fuera aprobado en el Congreso de ese país. Fue un largo periodo de estira y afloja entre el presidente Barack Obama y los legisladores de ambos partidos. Las más importantes agrupaciones de trabajadores, que históricamente han sido uno de los pilares del Partido Demócrata, no vieron con simpatía la firma de un tratado comercial similar al que hace 20 años firmaron Canadá, México y Estados Unidos. Los líderes de las principales centrales obreras han insistido en que el TLC propició la salida masiva de trabajos que hasta la fecha no se han podido recuperar.

La directora de análisis político de la cadena de televisión pública hizo una interesante reseña sobre dichas negociaciones. El desacuerdo entre republicanos y demócratas en torno a estos acuerdos comerciales es casi siempre motivo de controversia. Para los primeros son importantes debido a que son óptimos para promover las condiciones del libre mercado y benefician mayormente a las grandes y medianas corporaciones, pero en esa lógica no están de acuerdo en que los convenios incluyan ciertas medidas para proteger el empleo. Para los segundos los acuerdos son nocivos, ya que invariablemente resultan en la exportación de empleos, afectando a los trabajadores en el país y, en consecuencia, deprimiendo los salarios. Pero para estos últimos también es importante respaldar a su presidente, autorizándolo a firmar estos acuerdos particularmente en esta coyuntura política.

Por ello se buscó una solución salomónica, aislando los puntos de conflicto para aprobarlos en forma separada. Se pactó que el acuerdo se aprobara o desaprobara sin discutir sus partes, mediante el método conocido como fast track. En otra discusión se aprobaron las medidas necesarias para proteger el empleo, y además fueron incluidas una cláusula que favorece y protege el comercio con los países africanos y otra para proteger y promover la competitividad en la industria del acero, para garantizar el voto de dos importantes sectores del Partido Demócrata.

La analista concluyó que de esa forma el acuerdo fue rescatado de las cenizas y, lo que es más importante, servirá como base para el que se presume será otro magno acuerdo con los países europeos.