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Cinco historias que configuran una metáfora sobre la supervivencia

PuntOcero ofrece hoy la última función de DESIERTOS..., en Los Talleres
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En la imagen, Rosario Armenta, que también se presentó en la temporada De todo como en boticaFoto cortesía Los Talleres
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de julio de 2015, p. 5

La compañía de danza contemporánea PuntOcero, con su obra DESIERTOS: paisaje exterior, estado interior, concluye hoy sus presentaciones en la temporada De todo como en botica, en el foro del Centro Cultural Los Talleres, que a lo largo de cuatro fines de semana ha presentado producciones interdisciplinarias y de experimentación escénica.

Dirigida por Lia Viridiana Domínguez, la obra está integrada por cinco historias en torno al desierto, para configurar una especie de geografía emocional y síquica de la soledad. La experimentación visual y sonora de PuntOcero expone el clima extremo del desierto y hace una metáfora con las condiciones de supervivencia de los seres humanos en las grandes urbes.

Dentro de De todo como en botica, la compañía La Fábrica Danza-teatro y Otras Ocurrencias... también estrenó la obra Otoño... compartir la cosecha..., creada e interpretada por la artista escénica Rosario Armenta.

Con esta pieza, la bailarina continúa los festejos por su 40 aniversario en los escenarios, que se iniciaron el año pasado. Otoño... compartir la cosecha... está inspirada en la forma poética japonesa del haiku, ya que la coreógrafa comparte con el espectador escenas donde sintetiza en una imagen su experiencia.

“El año pasado presenté el espectáculo Lokas, en el que recopilé fragmentos coreográficos del trabajo que como solista he realizado y que llamé coreografía vivencial; ahora, con Otoño... reconstruyo con ese mismo concepto la experiencia, lo que dejó en un cuerpo que, con 50 años, ya entró en la etapa otoñal”, explica Armenta.

La obra, de la cual se ofrecieron tres funciones, une las experiencias y el amor que la coreógrafa tiene por la música tradicional mexicana, como el bolero, el danzón, el fandango, así como su pasión por lo oriental, japonés e indio, culturas que le han permitido encontrar analogías con lo mexicano.

En estas cuatro décadas, la coreógrafa, maestra y bailarina con formación profesional en ballet clásico, aprendió a bailar lo que le corresponde decir: Si no tengo nada que expresar mejor no bailo, ahora me muevo adonde mi pulso y mi respiración me indiquen, obviamente, encontrando una forma real y honesta de moverme.

Otoño..., agregó la creadora, está inspirada mucho en la forma poética del haiku, de la síntesis de decir las cosas con la precisión de un gesto. Son siete haikus coreográficos escénicos, pero en esta ocasión sólo monté cinco. Todos son independientes y lo único que los vincula es que surgen como una síntesis en un haiku y esa experiencia se complementa en un código de movimiento que he llamado danza cotidiana.

Para la coreógrafa, montar la obra fue interesante, porque refleja parte de su vida, y estuvieron presentes su esposo e hijo. Este es mi presente; el reto que llevo para unir estos cinco primeros otoños es dejar fluir y que las cosas sucedan en el presente, expresó Armenta.

DESIERTOS: paisaje exterior, estado interior se presenta este domingo a las 18 horas, en el Foro del Centro Cultural Los Talleres (Francisco Sosa 29, Centro de Coyoacán).