Opinión
Ver día anteriorJueves 23 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Notable acuerdo nuclear con Irán
E

l pasado 14 de julio concluyó con éxito en Viena un prolongado y complicado proceso de negociación en el campo de la no proliferación nuclear. Se trata del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) que suscribió Irán con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (China, Estados Unidos, Francia, Rusia y Reino Unido) y Alemania. El lunes pasado el Consejo de Seguridad endosó por unanimidad el PAIC.

Para los dos principales protagonistas de las negociaciones (Estados Unidos e Irán), el acuerdo constituye un triunfo diplomático. Desde que llegó a la Casa Blanca, el presidente Barack Obama ofreció dialogar con los supuestos enemigos de Washington. Ahora está consiguiendo resultados positivos con la apertura diplomática con Cuba y con este acuerdo con Irán. Y el secretario de Estado John Kerry está cumpliendo con su misión.

El PAIC es un compromiso a largo plazo y quizás tardaremos una década o más en cerciorarnos de su éxito. Pero ha sentado las bases para una nueva relación entre Washington y Teherán tras más de tres décadas de enfrentamientos. Obama, al igual que Kerry, se oponen a las soluciones militares. Y, a diferencia de las dificultades que ha tenido para salirse de Irak y Afganistán, el PAIC podría vindicar la tesis de Obama.

Es cierto que en el campo nuclear Irán no se ha portado bien. Suscribió el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) y se comprometió a no desarrollar ni adquirir armas atómicas y a colocar todas sus instalaciones nucleares con fines pacíficos bajo el régimen de inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Con el tiempo Irán fue diseñando un ambicioso programa nuclear civil y hace una década empezó a dificultar el acceso de los inspectores del OIEA. Eventualmente confesó que no había informado al OIEA acerca de todas sus instalaciones nucleares y en 2005 el Consejo de Seguridad inició la imposición de sanciones económicas, comerciales y financieras. La Unión Europea hizo lo propio.

Estados Unidos, que había iniciado sus sanciones contra Irán en 1979, fue aumentando su presión en la ONU y en Europa. Teherán ofreció entonces sentarse a la mesa de negociaciones, y así empezó un camino que ha tenido muchos altibajos.

Con la llegada del presidente Hasan Rohani, en agosto de 2013, mejoró la relación de Teherán con el exterior y le encargó al canciller Mohammad Yawad Zarif las negociaciones y éste se encontró al también recién nombrado Kerry como su interlocutor principal. Entre los dos construyeron un acuerdo histórico.

Como en toda negociación diplomática seria y entre iguales, ambas partes consiguieron algo (pero no todo) de lo que pretendían y ambas partes hicieron concesiones. En cuanto al embargo de armas, Irán quería que se levantara inmediatamente, mientras Estados Unidos quería mantenerlo. A la postre, Irán consiguió, con el apoyo de sus dos principales proveedores de armamentos (China y Rusia), que el embargo no sería permanente: durará cinco años en el caso de armamentos convencionales y ocho en cuanto a proyectiles balísticos.

Por lo que atañe a las sanciones económicas, Irán pidió que se levantaran todas al firmarse el acuerdo; Estados Unidos insistió en que se levantaran paulatinamente conforme Irán fuera cumpliendo con los requisitos del PAIC. Al final, Irán consiguió más de lo que Estados Unidos estaba dispuesto a conceder en un principio. Las sanciones en los sectores de energía y financiero podrían levantarse este mismo año si el OIEA certifica que Irán ha empezado a cumplir algunos de los principales requisitos del acuerdo. Ello se podría traducir en una inyección de más de 100 mil millones de dólares.

¿A qué se comprometió Irán? Originalmente Washington había exigido el desmantelamiento completo de las instalaciones nucleares iraníes. Pero aceptó algo menos.

Para construir una arma nuclear se requiere de uranio enriquecido o plutonio. En el PAIC Irán se compromete a no desarrollar o adquirir armas nucleares. Con ese fin acepta: un sistema muy intrusivo de verificación del OIEA, no producir plutonio y reducir sus reservas de uranio enriquecido y desmantelar dos tercios de las centrifugadoras para enriquecer uranio. Además, no podrá enriquecer uranio para armas nucleares durante 15 años.

¿Qué significa lo anterior? Según los expertos, si Teherán hubiese decidido construir una arma nuclear ahora, lo podría haber hecho en cosa de dos a tres meses. Con el PAIC ese lapso será de aproximadamente un año. No hay ninguna certeza de que el PAIC funcionará, pero ¿cuál es la alternativa? ¿Bombardear las instalaciones nucleares iraníes?

Además, está previsto que si Irán no cumple con sus compromisos, el Consejo de Seguridad impondrá nuevas sanciones y tomará las medidas del caso.

El PAIC no es un tratado formal y por lo tanto no requiere ser ratificado por el Senado estadunidense. Sin embargo, Obama ofreció enviarlo al Congreso para recibir su opinión, y éste tiene 60 días para pronunciarse. Es posible que la mayoría republicana le mande enmiendas al presidente que sean inaceptables y él decida vetarlas. En ese caso, el Congreso tendría que aprobarlas por una mayoría calificada que difícilmente conseguiría.

La oposición al PAIC en Estados Unidos tiene varias motivaciones. Hay los que nunca apoyarán a Obama, haga lo que haga. Otros tienen alergia a tratar con un régimen como el iraní. Y debe haber algunos que siguen a ciegas al primer ministro israelí, que lo calificó de un error histórico.

En Teherán también hay voces contrarias al PAIC. Algunas son de individuos que no quisieran ver reducido el programa nuclear de su país. Otros, sin duda, aspiraban a conseguir armas nucleares. Y luego, al igual que en Estados Unidos, hay los que sencillamente no pueden digerir la idea de tener tratos con Washington.

Creo que la apuesta de Obama (y Kerry) es la correcta. Quizás el PAIC sea el principio de un cambio en la relación entre Washington y Teherán. Sólo se sabrá en 10 o 15 años. Para entonces será otro el inquilino de la Casa Blanca.