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Bajo la Lupa

Proyecto Átomo: guerras nucleares tácticas de EU contra Rusia y China

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Presentación del sistema de misiles MEADS de defensa aérea por el consorcio europeo MBDA en Schrobenhausen, Alemania, el 25 de julioFoto Reuters
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l muy influyente think tank Centro Estratégico de Estudios Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), publica sin desparpajo su Proyecto Átomo: definiendo la estrategia nuclear de EU y la postura para 2025-2050, que considera la utilización y facilitación (sic) del arsenal nuclear de Estados Unidos en una guerra contra Rusia (sic) y/o China (http://goo.gl/MFc4T7).

Las más avanzadas armas nucleares tácticas en todos los peldaños de la escalera nuclear permitirán que Estados Unidos pueda lanzar pequeñas (sic) guerras nucleares sin temor a ser disuadido por la preocupación de un apocalipsis atómico.

Acepta que mediante un conjunto robusto de opciones de discriminada (sic) repuesta nuclear, los conflictos nucleares de pequeña (sic) escala causarán decenas y quizá centenas de millones (¡supersic!) de víctimas aun si se asume que no escalarán a una guerra nuclear global (sic).

Desde el año pasado, Obama, incongruente premio Nobel de la Paz, anunció planes para incrementar, por un billón de dólares durante tres décadas la calidad de la capacidad nuclear de Estados Unidos.

El alarmante Proyecto Átomo (https://goo.gl/od5Df3) es encabezado por Clark Murdock (CA) –quien ha tenido relevantes puestos en la CIA, el Pentágono, la fuerza aérea y el Colegio de Guerra Nacional– y gozó de la notable colaboración de los importantes paneles Centro por la Nueva Seguridad Estadunidense (CNAS, por sus siglas en inglés) y la Institución Nacional de Políticas Públicas (NIPP, por sus siglas en inglés), lo cual le confiere un amplio apoyo orgánico.

A juicio de Clark Murdock, el Pentágono necesita adoptar una estrategia nuclear diseñada para las realidades del siglo XXI, basada en nuevas generaciones de ojivas tácticas y sistemas de lanzamiento, por lo que Estados Unidos necesita desarrollar y desplegar más armas nucleares utilizables que contemplen reducido (¡supersic!) daño colateral, una radiactividad mejorada, penetración terrestre, pulso electromagnético, como avances tecnológicos, con el fin de contrarrestar la erosión de la superioridad tecnológica estadunidense debido al crecimiento de los arsenales nucleares de China y Rusia.

Se trata de la teoría de la respuesta mesurada (¡supersic!) mediante fuerzas de golpe nuclear altamente móviles comprometidas en operaciones nucleares controladas (sic), lanzando ojivas de efectos especiales precisos y de bajo rendimiento contra los objetivos enemigos sin desembocar en una guerra nuclear plena.

¿Existirá todavía una guerra nuclear limitada al estilo de la que libró Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki?

¿Quién va a modular los gradientes de lanzamientos de bombas nucleares, entre ojivas tácticas y/o estratégicas?

Clark Murdock se basa en dos premisas interrelacionadas: 1) la dinámica del ambiente de seguridad de 2025 a 2050 causará mayor proliferación nuclear –quizá no las 18 potencias nucleares contempladas, pero mucho más de las entre nueve y 11 potencias nucleares previstas para 2030– (nota: por lo pronto ya existen nueve: los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (sic) de la ONU y otros cuatro clandestinos (Israel, Norcorea, India y Pakistán); y 2) la credibilidad de la disuasión extendida de Estados Unidos declinará en forma significativa entre 2025 y 2050, en parte debido al fracaso en prevenir una mayor proliferación nuclear.

Lo más espeluznante es la ilusión de una nueva Línea Maginot en el ámbito del pérfido átomo: fantasear sobre la protección de Estados Unidos –extensiva a Norteámerica: proyecto irredentista del que forma parte el México neoliberal itamita– en sus guerras nucleares controladas allende sus fronteras. ¡Demencial!

Al unísono del alucinante Proyecto Átomo, a pocos días de las trascendentales cumbres del Grupo de Shanghai y los BRICS en Ufa (Rusia) y en medio de dos relevantes aciertos diplomáticos de Estados Unidos –uno con Cuba y otro a punto de ser rubricado con Irán–, el Pentágono publicó su documento Estrategia militar nacional de EU para 2015 (https://goo.gl/gfmS6f), con prólogo del saliente general Martin Dempsey, jefe de las fuerzas militares conjuntas, que ha disgustado en forma notable a China (http://goo.gl/9dQAqh).

Diagnostica que hoy el ambiente de seguridad global es el más impredecible (¡supersic!) que he visto en 40 años de servicio, cuando el desorden global se ha incrementado en forma significativa mientras que parte de nuestra ventaja militar comparativa ha empezado a erosionarse y ahora enfrentamos desafíos simultáneos y múltiples a la seguridad de actores estatales tradicionales y de redes trans­regionales de grupos subestatales (sic) que toman ventaja del rápido cambio tecnológico.

Resaltan dos de sus guías: 1) mantener una gruesa paridad con Rusia; y 2) mantener una superioridad nuclear sobre China. ¡Muy interesante!

El general Dempsey emprende un doble juego con China y pasa del garrote –fustiga su postura en el Mar del Sur de China que es inconsistente con las leyes internacionales– a la zanahoria: apoyamos el ascenso de China y estimulamos que se convierta en socio (¡supersic!) para una mayor seguridad internacional. Persiste la obsesión de un G-2 de Estados Unidos con China, que volverá a plantear Obama cuando reciba al mandarín Xi en la Casa Blanca en septiembre.

Sobre los elusivos yihadistas, el Pentágono comenta que Estados Unidos y sus aliados deberán estar preparados para una guerra larga (sic) e incierta en todo (¡supersic!) el mundo.

Tres palabras claves se subsumen en tres letras D: disuadir, denegar y derrotar.

Los países con potencial enemigo son Rusia, Irán, Norcorea y China, quienes no (sic) buscan un conflicto militar directo con Estados Unidos o sus aliados, pero cada uno de ellos implica preocupaciones serias de seguridad.

En paralelo a los desafíos estatales, las organizaciones extremistas violentas (VEOS, por sus siglas en inglés) –encabezadas por Al Qaeda y los yihadistas– trabajan para socavar la seguridad transregional, especialmente en Medio Oriente y África del norte.

Sentencia que Estados Unidos es el país más poderoso del mundo, que goza ventajas únicas en tecnología, energía, alianzas y asociaciones, y demografía (nota: el factor mexicano/latino).

No obstante, tales ventajas son desafiadas mediante la proliferación de misiles balísticos, tecnologías de golpe preciso, sistemas automáticos, capacidades cibernéticas y en el espacio, y armas de destrucción masiva.

Dedica gran parte a los conflictos híbridos en boga (http://goo.gl/2d1f1m), que representan la continuidad entre los conflictos estatales y los no estatales.

Del documento de hace cuatro años al presente, la estrategia del Pentágono cambia radicalmente cuando Rusia –que prácticamente no fue citada en 2011– ahora se lleva el centro de atención y es denostada por no respetar la soberanía de sus vecinos y estar dispuesta a usar la fuerza para conseguir sus objetivos.

¡No se mordió la lengua el general Dempsey cuando el Pentágono libra varias guerras y detenta más de 700 bases militares en el mundo que tienen cercadas a Rusia y a China!

De cualquier forma, el documento del Pentágono es menos aterrador que el de las guerra nucleares tácticas contra Rusia y China que abogan los pugnaces civiles del CSIS.

alfredojalife.com

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