Sociedad y Justicia
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Extorsionadores venden placas copiadas de logotipos de las centrales obreras

Se extienden como plaga sindicatos piratas en el DF y los 31 estados

Pululan en la construcción y acechan alguna de las miles de pequeñas obras que hay en el país

Falsifican credenciales para hacerse pasar como dirigentes de un gremio y cobrar cuotas

 
Periódico La Jornada
Martes 30 de junio de 2015, p. 31

Como una plaga se han extendido en el Distrito Federal y en todos los estados del país sindicatos piratas manejados por personas que falsifican credenciales para hacerse pasar por dirigentes o representantes de gremios y que, por ejemplo, en el sector de la construcción han hecho todo uno negocio con la venta de placas a ciudadanos que llevan a cabo pequeñas obras en sus domicilios o terrenos de su propiedad.

Se trata de extorsionadores que se copian las placas de las grandes centrales obreras; usan el logotipo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), de la Confederación Regional Obrero Campesina (CROC), de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) y de la Central Campesina Cardenista y se hacen pasar por representantes de las mismas, y en su nombre cobran cuotas semanales o un tanto por obra.

No están registrados en ninguna central, inventan nombres de sindicatos y son cientos las personas que han encontrado un modus vivendi de esta situación.

“Un modus vivendi que es un fenómeno muy fuerte en México”

Juan Carlos Flores, dirigente del Sindicato Revolucionario de Trabajadores del Transporte y Construcción, que sí pertenece a la CTM, explica en entrevista que se trata de un fenómeno muy fuerte, en el que están involucradas muchísimas personas, que simplemente llegan a las construcciones ostentándose como representación sindical, cuando no lo son, no pertenecen a ninguna central; inventaron un sindicato, su papelería, placas, y se dedican a extorsionar.

Escogen como víctimas a personas que están haciendo obras familiares, que echan un colado; que tienen uno o dos albañiles para hacer arreglos a su casa o un cuarto; pequeños constructores; y están cazando obras pequeñas, donde hay cascajo, donde están surtiendo material de construcción, expuso.

La forma en que operan es que dejan un citatorio en el que amenazan con suspender la obra, dejan un teléfono y luego ofrecen el arreglo: por las placas piratas que ellos mismos mandaron a hacer cobran un promedio de 600 a mil pesos –según la obra– y también una cuota mensual por el tiempo de la obra. Ponen sus propias tarifas.

De acuerdo con información recabada por este diario, piden según el tamaño de la obra y la zona. En algunas ocasiones es un salario mínimo por 30 días, es decir, como 2 mil pesos mensuales para una obra pequeña, mientras dure la obra.

Son personas que crean sindicatos falsos o piratas, pero son muchísimos los que ya encontraron esta forma fácil de sacar dinero: se fusilan el logotipo y la placa y la mandan a hacer, luego andan buscando las pequeñas obras, explica Flores.

“Nada de los recursos que obtienen llega a la CTM u otras centrales; son para su bolsillo: “les sacan una lana a los patrones y a las familias” y son montos importantes, porque hay miles de obras pequeñas en el país, por lo que es difícil calcular lo que obtienen”, dijo.

–Los sindicatos que no son piratas también piden cuota, ¿no es así?

–Los sindicatos de la construcción reales están dedicados a las grandes constructoras que tienen obras de departamentos y unidades habitacionales; con esas firman un contrato colectivo que se deposita ante la autoridad laboral y luego entonces se les da la placa.

–¿Cuánto cobran?

–No hay tarifas fijas, pero son cuotas módicas– afirma y aclara que las cuotas legales van de 5 a 10 pesos a la semana, multiplicados por el número de trabajadores.

La CTM tiene 10 sindicatos de la construcción, los cuales pactan cientos de contratos al año. Tan sólo el que dirige Flores pacta cerca de 400 contratos anualmente.

–¿Qué beneficio obtienen los trabajadores?

–Seguro social, pago de aguinaldo, ¡ah!, y que no ganen el mínimo: los ayudantes perciben mil 300 pesos a la semana y los oficiales 2 mil 200 o 2 mil 500 pesos.