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Ver día anteriorLunes 29 de junio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Un indeseable visitante del Caribe mexicano
L

os dueños de hoteles, prestadores de servicios turísticos, comerciantes y pescadores del Caribe mexicano muestran ahora su malestar por la presencia de un visitante al que califican de no grato. Y porque como arriba casi todos los días y pesa miles de toneladas, técnica y humanamente resulta imposible atenderlo como merece. Especialmente desde febrero pasado, en la mejor época de la temporada turística y a la vez de los nortes que azotan al Golfo y Caribe de México, comenzaron a llegar a las costas de Cancún, la Riviera Maya, Tulum, Isla Mujeres, Cozumel, Holbox y la zona sur del estado de Quintana Roo, cantidades enormes de sargazo.

El miércoles pasado, Rafael Muñoz Berzunza, secretario estatal de Ecología, reconoció oficialmente que no existe ninguna estrategia para enfrentar los problemas que trae el citado visitante, que también afecta lo mismo a Cuba, Puerto Rico, Dominicana, Barbados, Antigua, Granada, Santa Lucía y Jamaica. Y es que el sargazo lleva varios meses arribando en forma constante y en cantidades nunca vistas. Como ya lo han hecho otros funcionarios y especialistas, rechazó que ese arribo al polo turístico internacional más importante de México, tenga como causa la contaminación por aguas residuales originadas en la región.

Para investigadores nacionales y del exterior, más bien se debe a fenómenos naturales que tienen origen a miles de kilómetros de distancia, por el rumbo de las Bahamas, en aguas del océano Atlántico, en el llamado Mar del Sargazo, cuya extensión es casi tan grande como la superficie de Estados Unidos: 3. 5 millones de kilómetros cuadrados. El funcionario agregó que como la región no ha sido azotada los últimos años por los huracanes, influye en que el sargazo haya crecido mucho más en volumen y presencia y se haya desprendido del lugar donde se concentra por las heladas del último periodo invernal. Hace dos semanas, los vientos y las lluvias trajeron aportes muy considerables.

De la presencia del sargazo en el Caribe hay referencias en las crónicas del primer viaje de Cristóbal Colón. Pero todo indica que el nombre se lo pusieron los navegantes portugueses, cuyos barcos solían quedar atrapados en extensos campos verdes formados por unas especies de racimos de uvas semejantes a una variedad existente en su país: salgazo. El investigador de la naturaleza Philip Whitfield afirma que el sargazo desciende de un tipo de algas que crecen por lo general adheridas a las rocas cercanas a la costa, pero se ha adaptado por completo a la vida pelágica, y ahora flota en las capas superiores del océano, donde se reproduce. Agrega que eso es posible porque las corrientes lentas que circulan alrededor del citado mar conservan dentro de éste la mayor parte de las algas, a lo que se agrega que se reproduzcan por fragmentación.

Forman así extensas praderas, base de un ecosistema cerrado que depende de la productividad primaria de estas plantas. Son numerosos los organismos que viven adheridos al gran tapete verde que forman dichas algas. Cabe señalar que mientras Kurt M. Drekmann, in­vestigador del Instituto de Cien­cias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, apunta que proviene del Mar del Sargazo, otra especialista, Rosa Rodríguez Martínez, afirma que llega de la costa atlántica de Sudamérica. Es necesario aclarar que no es tóxico, y al descomponerse en las playas produce mal olor.

Entre las posibles causas de la arribazón masiva de sargazo se menciona el cambio de corrientes oceánicas y las tormentas más intensas ocasionadas por el cambio climático; el incremento de la temperatura del mar, lo que daría por fruto un crecimiento excesivo de las diferentes especies marinas. La realidad es que las actividades económicas que se realizan en el litoral del Gran Caribe tendrán que habituarse a su presencia creciente y los problemas que ello acarrea. Y buscar la forma de recogerlo y utilizarlo en la regeneración de las playas y como insumo para diversos procesos productivos. Hoy lo más común es recoger apenas una parte y enterrarla en grandes hoyos cavados en la playa.