Cuando el viento abre sus alas

FEBRERO LOCO Y UN PAÍS AL REVÉS

Xun Betan

Ch’ul ik’e ja’ xak’ ta ilel te k’usitik xk’ot ta pasel ta sjunul ch’ul ja’bil ta jkuxlejaltike, ja’ xak’ ta ilel te k’usitik lek xu’ ta pasel ta chobtike, ja’ smes te ch’ul vinajele yu’un xkiltik xambaj te yojoval ch’ul balumile, jechnoxtok ja’ yak’obil ta ilel te yich’el ta muk’ ch’ul k’analetik xchi’uk te poko jme’jtotike. El sagrado viento, es el que nos avisa de los cambios de la vida, porque señala las cosas que pasarán en todo el ciclo agrícola, es también el que despeja el cielo para que salga la gran serpiente que cuida nuestra Madre Tierra. Aclara el cielo de las nubes para que las personas puedan leer las estrellas y acordarse de los abuelos. Esa era la percepción de mis abuelos para estos meses cuando el viento abre sus alas y se presenta en la vida.


Durante la construcción del estadio de basquetbol en Guelatao de Juárez, inaugurado en 2013. Foto: Jorge Santiago

El viento es un alma alegre, él canta y chifla al caminar y siempre va dando sus enseñanzas sobre la vida. Muchas veces juega con la madre nube o canta con la madre montaña. Según algunos pueblos mayas, es el símbolo que representa la sabiduría, el día de los altares, y es uno de los cargadores del tiempo. Así, el viento traslada su calor a la vida y cuida el caminar de los animales. Tira las hojas secas y muertas de los árboles y pronto las mece a su nuevo crecimiento. En unas culturas, anuncia las tempestades y en otras las cosas buenas de la vida, tiene dos dimensiones que los abuelos supieron comprender y aprender de él. Así el viento es vida y era un elemento sagrado para nuestros pueblos, aunque muchas de las personas ya no sabemos comprenderlo.

En otros pueblos como los mexicas, el viento está vinculado con Quetzalcóatl y lo nombran como Ehecatl, similar a los nahua pipiles de El Salvador, donde el viento representa a la Serpiente Emplumada. Para ellos, entre febrero y marzo la serpiente emplumada sale de las cuevas donde reposa para sobrevolar alrededor de los volcanes. Entre los quechuas el viento es un ser que tiene vida y forma parte de esas grandes montañas donde baila y canta al son de las quenas. En varios escritos, José María Arguedas nos habla del viento que ríe, canta, abraza y llora con las personas. Eso significa que el viento es un ser que llama y une a las personas desde el corazón, como dicen algunos rarámuris: caminamos las barrancas en los brazos del viento.

Los zapotecos, con las corrientes fuertes del viento han logrado crear una nueva variedad de maíz que es resistente a esa situación geográfica. Otros zapotecos cuentan que el viento habla con los animales y con las plantas que viven en los mares, por eso las corrientes de viento siempre van rumbo al mar, eso para cantarles y abrazarlas. Otras personas nos cuentan que en la lengua zapoteca hay dos formas de llamarle al viento, uno es la del norte y la otra la del sur y que cada uno tiene su temperamento y su predicción. Así, para estos pueblos, el viento es un ser espiritual y es sagrado porque en él se mantienen muchas vivencias.

El viento para los pueblos indígenas, tal como sucede con los zapotecos, es sagrado y tiene fuertes vínculos con la madre Tierra y nuestra vida espiritual. Para las empresas eólicas, el viento pasa a ser solo un recurso natural que puede generar ganancias económicas. Con esos discursos, muchas personas caen en la idea de desarrollo y progreso, que al final es sólo propaganda que sirve para arrebatar las tierras de los campesinos para luego crear los parques eólicos. Muchas veces se mofan de la población dando regalos. Como ejemplo lo que pasa en algunas comunidades del Istmo, donde la empresa ha regalado computadoras a las escuelas, tuberías para agua potable y hasta hablan de un turismo eólico en esa zona, pero ¿cómo creer que con eso la gente saldrá de la pobreza si los que llevan las ganancias son las empresas?

Esos supuestos regalos que dan las empresas, son más bien el deber que tiene el Estado de proveer los servicios y necesidades básicos de la población, desde la educación hasta la salud. No es asunto de las empresas, pues en este caso suplantan el trabajo de los servidores públicos, que son a quienes directamente les competen esos asuntos. Pero, debido a los malos manejos y vínculos de favoritismos, se le da preferencia a estas empresas para manipular a los campesinos y despojarlos de sus tierras comunales. Además, dejan por un lado todo el daño ecológico que están causando los parques eólicos, incluso los constantes ataques a la población que resiste contra esos megaproyectos. Se sabe de amenazas de muerte y persecuciones. Lo más triste de todo esto es haber generado una ruptura social, una división entre la población local.

Así, parafraseando a Eduardo Galeano, parece que nosotros vivimos en un país al revés. A los campesinos dueños legítimos de estos territorios se les trata como meros invasores. El que contamina paga, da una mordida y sigue contaminando. Los muertos, víctimas de las políticas del narcogobierno, son «daños colaterales». Los que se manifiestan contra los megaproyectos son delincuentes. Los que roban al Estado y al pueblo son premiados con puestos políticos. Los ignorantes, corruptos y represores se vuelven presidentes y las actrices de telenovelas primeras damas. Las televisoras son las que educan al pueblo. Los maestros muchos no leen y los estudiantes muchos no estudian. Muchos hacemos como que escribimos y muchos hacen como que leen y así sigue este epejismo de ideas.

Finalmente, me llegan al corazón las palabras de mis abuelos cuando rezaban y cantaban al viento para que no se llevara los techos de palma de la casa donde ellos vivían. También recuerdo el chiflido que se hacía al momento de limpiar los frijoles, para que el viento se llevara el polvo y los pedazos de cáscara para abonar la madre tierra. Recuerdo también los cantos al viento y las músicas de flauta que alegremente tocaban los ancianos en las fiestas del pueblo. El tiempo no se lleva los recuerdos, el tiempo y el viento viven siempre en nuestra vida, es un caracol que da esperanzas a la vida y nos llevan a volar con los vientos del o´ontonal.

Vientos del o’ontonal

Vilan, vilan yajvalel ch’ul vinajel
Vilan, vilan xnichimal ch’ul balumil
Vilan, vilan yo’onton kuxlejal

Canta, canta niño del tiempo
Canta, canta, espejo de la lucha
Canta, canta por la justicia en la vida

Ak’otajan hombre de los tiempos
Ak’otajan flor de la vida
Ak’otajan espíritu de nuestra existencia.

Ch’ul ik’ ak’o taluk a los desaparecidos
Sagrado viento ak’o justicia yu’un te much’u milbilike
Ch’ul ik’ ak’bo yip la lucha del pueblo

Sagrado Viento ak’o nichimajuk ko’ontontik.

Xun Betan, escritor tsotsil de Chiapas.