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La muestra, integrada por 50 obras de Leonardo Nierman y Eugenia Pérez del Toro

La exposición A través de un sueño es una ventana al mundo interior de dos artistas

Se exhibe en el MJLC

Reconocen que sus piezas no ofrecen propuestas, sólo plasman sus recuerdos y sentimientos

Cuando pinto no pienso, busco una emoción, dice el creador

Foto
Pájaro azul, acrílico sobre masonite, de NiermanFoto cortesía del recinto
 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de junio de 2015, p. 4

Juntos, pero no revueltos, tal es el hilo conductor de A través de un sueño, exposición de 50 obras de los artistas plásticos Leonardo Nierman y Eugenia Pérez del Toro, inaugurada el jueves pasado en el Museo José Luis Cuevas (MJLC).

No es la primera vez que el par de pintores exhibe juntos, sin contaminación.

Disfruto y respeto lo que Eugenia hace y viceversa. No es como se usaba en la época de oro de la pintura moderna, cuando artistas como Picasso y Braque compartían el estudio, los colores y los pinceles. Eugenia tiene su mundo, yo el mío, y tratamos de no contaminarnos, porque en la pintura, por lo menos en la contemporánea, importa la individualidad.

En rueda de prensa encabezada por Beatriz del Carmen Bazán, directora del MJLC, Nierman agrega que es indispensable pintar bien, pero además hay que tener un mundo interior rico, así como algo que decir, que de algún modo esté conectado a lo que pasa en el planeta, además de tener su idioma propio.

Al preguntarle acerca de su propuesta, Nierman dice que no tiene ninguna. Incluso, reconoce que cuando pinta, no pienso, busco una emoción. Para mí, la pintura es una ventana mediante la que trato de capturar y reflejar mi mundo interior, pero no hay propuesta, ni filosofía, ni ideas sociopolíticas, ni nada de eso.

Respecto de las emociones que podría plasmar, expresa: Me gusta mucho la música. Voy a casi 100 conciertos al año, pero no busco equivalencia dentro de nada, ni la literatura, ni la poesía, simplemente busco esta emoción que me cierra la garganta y me humedece los ojos. No es que sea una virtud, sino que corresponde a mi temperamento.

Pérez del Toro tampoco tiene una propuesta: Pinto lo que tiene mi mundo interior. No puedo ofrecer algo que no conozco. Mi pintura está hecha de muchos recuerdos, sentimientos, sueños, pero no propone nada más allá de provocar algún tipo de emoción cuando es vista.

Según la expositora, no se puede hacer un cuadro sin soñar: Tienes que meterte en diferentes mundos, a los de tus sueños, donde encuentras tus hallazgos; es parte de tus sentimientos, de tus memorias, que transformas en un cuadro.

Nierman tiene una forma de pintar que ha sido una constante a lo largo de su trayectoria. Mis cuadros muchas veces son búsquedas del fuego, de una explosión en el fondo del mar o cualquier cosa que no necesariamente tiene lógica, señala. Si prefiere la abstracción a la figura –muchas de sus obras aluden a formas reconocibles– es porque la figura la hacen mejor las camaritas fotográficas. No es crítica, todos los pintores tienen un mundo interior y tratan de compartirlo con el exterior.

A través de un sueño comprende cuatro cuadros de Nierman que salen de su temática acostumbrada. Dos llevan por título Velas del tiempo, los otros, Laberinto y La gruta. Nacieron a raíz de una vista aérea del desierto al amanecer. Los tonos naranja, amarillo y azul-violeta duraron muy poco una vez salido el Sol, que aplana las imágenes. Al querer reconstruir estas emociones, surgió esta serie que a primera vista aparenta papel arrugado.No es papel, sino tela, corrige Nierman. Eso empieza en blanco y me encargo de irlo estropeando, acota.

El Museo José Luis Cuevas se ubica en Academia 13, Centro Histórico.