Durante los primeros seis meses del año fiscal, en la frontera México-Estados Unidos ha disminuido 45 por ciento la detención de menores migrantes no acompañados, en comparación con el mismo periodo de 2014.

Sin embargo, las cifras aún son preocupantes: 15 mil 647 detenciones frente a 28 mil 579 el año pasado, según datos datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

La baja, asegura Óscar Misael Hernández Hernández, especialista del Colegio de la Frontera Norte (Colef), no está relacionada con las políticas implementadas por los gobiernos de México, Estados Unidos o de naciones centroamericanas para controlar los flujos migratorios, sino con que la población se ha desengañado respecto de la posibilidad de conseguir un estatus migratorio regular para los menores en aquel país vecino y con que los grados de violencia en los estados del norte mexicano se han incrementado.

Hernández considera que para entender las cifras actuales de menores migrantes detenidos hay que conocer las del pasado. Explica que entre 1998 y 2002 hubo un alza considerable en el número detenciones, con alrededor de 100 mil niños y adolescentes. Entre ese último año y 2005 bajaron las cifras y anualmente fueron capturados unos 50 mil.

En adelante y hasta 2009 se detuvo a 80 mil menores. Según datos del Colef, de 2009 a 2011 el promedio anual de detenciones de niñas, niños y adolescentes migrantes en la frontera de Estados Unidos fue alrededor de 4 mil. La explicación de esta baja, dice Hernández Hernández, está relacionada con la violencia que ya había explotado en los estados fronterizos.

Las cifras volvieron a elevarse en 2012 (10 mil 146) y en 2013 (20 mil 805), pero el estallido ocurrió el año pasado, cuando fueron detenidos más de 66 mil menores, según la Patrulla Fronteriza.

Las iniciativas de Barack Obama, presidente estadunidense, para hacer una serie de reformas migratorias, considera Hernández Hernández, estuvieron directamente relacionadas con lo que llama “el boom en el flujo de menores migrantes” y, en consecuencia, del aumento que particularmente hubo el año pasado en el número de detenidos y repatriados.

El investigador del Departamento de Estudios Sociales del Colef hace énfasis en diferenciar las razones de la fluctuación del número de menores detenidos mexicanos o centroamericanos.

Detrás de las variaciones recientes en el número de detenidos provenientes de los países del centro del continente, considera el académico, está el hecho de que “el discurso de Obama fue capitalizado por otros actores involucrados en la migración, fundamentalmente los clandestinos.

Éstos malversaron la idea de las reformas y convencieron a las personas de que podrían migrar y recibir inmediatamente asilo, y, agrega, dado que las iniciativas no pasaron de ser eso, el flujo ha bajado. Sin embargo, enfatiza que las condiciones de violencia y pobreza que tienen los países expulsores de migrantes no se han modificado.

En el caso de los mexicanos la explicación tiene que ver con la violencia. Tanto mexicanos como centroamericanos también han bajado la afluencia por la ruta que los lleva a intentar ingresar al territorio estadunidense por la costa este, porque los niveles de violencia se han incrementado.

Sin embargo, ni la violencia ni las expectativas a la baja, subraya el investigador, superan las necesidades que tienen los migrantes, y por ello las cifras de detenidos aún son muy altas.