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Militó 30 años en el PRI y después lo hizo en el PRD

Manuel Camacho Solís, un político de la concertación

Logró los primeros acuerdos con el EZLN y el subcomandante Marcos

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El subcomandante Marcos y el coordinador para la paz en Chiapas, Manuel Camacho Solís, el 21 de febrero de 1994Foto archivo La Jornada
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de junio de 2015, p. 15

Manuel Camacho Solís fue un político controvertido, tanto en los 30 años que militó en el PRI, donde fue el principal operador de Carlos Salinas de Gortari, como en la izquierda, en la que pasó la última década de su vida.

Alejandra Moreno Toscano, una de las personas más cercanas a él, lo describe como alguien que tenía la capacidad de negociar con todos los interlocutores. Fue el responsable de tratar con la oposición en aquel 1988 tempestuoso, cuando Salinas de Gortari asumió la Presidencia de la República entre denuncias y manifestaciones masivas de fraude electoral a Cuauhtémoc Cárdenas.

Heberto Castillo narró que Camacho Solís, quien ayer falleció a los 69 años, trató de convencerlo de que no declinara su candidatura presidencial en favor de Cuauhtémoc Cárdenas.

No lo logró, pero continuó con su tarea de concertar y concretar acuerdos que permitieran la gobernabilidad, desde el cargo de jefe del Departamento del Distrito Federal en ese sexenio salinista.

El sindicato magisterial

Operó para que Elba Esther Gordillo quedara al frente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, después de la salida del entonces líder de ese gremio, Carlos Jonguitud Barrios.

Muchos años después, ya como senador perredista, reconoció que el gobierno no podía permitir que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, asumiera el control del sindicato magisterial.

Camacho Solís ingresó al PRI en 1965, para comenzar una carrera de claroscuros. Ocupó el cargo de director nacional juvenil. En la Universidad Nacional Autónoma de México conoció a Carlos Salinas de Gortari y se integró a su grupo; fue titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. Desde ahí controló el proceso de reconstrucción de la ciudad de México, después del terremoto de 1985.

En 1988 asumió la secretaría general del PRI, cargo desde el que coordinó la campaña presidencial de Salinas de Gortari, quien lo convierte en su principal operador político, el que concertaba y buscaba acercamientos con la izquierda.

Camacho Solís se perfilaba entre los aspirantes del PRI a la Presidencia, pero Salinas de Gortari se inclinó por Luis Donaldo Colosio. No aceptó la decisión y se rebeló públicamente.

Renunció como regente capitalino, pero debió asumir, por pocos meses la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Salinas lo designó coordinador para el Diálogo y la Reconciliación en Chiapas, para negociar con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y su dirigente, el subcomandante Marcos. Logra acuerdos con los rebeldes.

Es marzo de 1994 y las versiones de que el PRI cambiaría de candidato crecen. Camacho anuncia que no tiene aspiraciones presidenciales, pero lo hace un día antes de que asesinaran a Colosio. Es abucheado cuando se presenta al funeral, se distancia de Salinas de Gortari y en 1995 deja el PRI.

Se dedica entonces a la actividad académica; es profesor en El Colegio de México, escribe ensayos, libros, y en 1999 vuelve a la política para fundar el Partido del Centro Democrático, junto con Marcelo Ebrard. No logra el registro en las elecciones de 2000 y concreta su relación con la izquierda.

En 2002 es diputado federal por el PRD; es uno de los críticos a la campaña de desafuero del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Fue después uno de los negociadores para concretar la coalición de los tres partidos de izquierda que postularon la candidatura del tabasqueño en 2006. Bajo las siglas del sol azteca llega en 2012 al Senado, donde actúa contra las reformas estructurales de Peña Nieto.

Participó en los debates que se dieron en diciembre de 2013 contra la reforma constitucional para privatizar Petróleos Mexicanos. Llevó al pleno senatorial el discurso que el general Lázaro Cárdenas pronunció siete décadas atrás, en el que llamó a la población a defender el petróleo.

Su última intervención en la tribuna del Senado fue en abril de 2014, cuando se discutía la ley secundaria energética. Paró de hablar para explicar que una medicina le había caído mal, luego siguió contra la entrega del petróleo a trasnacionales.