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El realizador, quien murió ayer, una de las figuras más destacadas en la renovación del cine español

Es un misterio, pero conmigo funcionan bien las mujeres, decía Vicente Aranda

Se nos ha ido uno de los grandes; nunca perdió el hábito de hacer películas, afirmó Antonio Resines, presidente de la Academia de Artes de España

Amantes, una de sus cintas más emblemáticas

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Amor, locura y pasión dominaron las historias de Vicente ArandaFoto Twitter @AcademiaCinEs
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de mayo de 2015, p. 7

Madrid.

El director Vicente Aranda, uno de los grandes del cine español, cuyos complejos personajes femeninos en películas marcadas por el erotismo y las pasiones lanzaron las carreras de actrices como Victoria Abril o Maribel Verdú, murió este martes a los 88 años.

Falleció esta mañana (...) en Madrid, declaró un portavoz de la Academia de Cine española. Se nos ha ido uno de los grandes. Nunca perdió el hábito de hacer cine, agregó el actor Antonio Resines, presidente de la institución, en Twitter.

Su primer filme fue Brillante porvenir (1965), estrenado durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), y se sentó por última vez en la silla de director en 2009, con 82 años, para dirigir Luna caliente.

Aranda, nacido el 9 de noviembre de 1926, comenzó su carrera en los años 60 en el seno de la denominada escuela de Barcelona, versión española de la nouvelle vague que 10 años antes había revolucionado el cine francés. En 1988 fue distinguido con el Premio Nacional de Cinematografía, otorgado por el Ministerio de Cultura de España.

Desempeñó diferentes oficios durante su juventud hasta que, en 1949, emigró a Venezuela. Regresó a España en 1956 y, tras intentar ingresar sin éxito en la Escuela de Cine de Madrid, regresó a su ciudad natal, Barcelona.

En 1966 obtuvo un notable éxito entre la crítica con su segunda cinta, Fata Morgana, en la que aborda la historia de una modelo (Teresa Gimpera) que se vuelve el blanco de un sicótico profesor (Antonio Ferrandis) quien quiere secuestrarla. Fue rodada con una Victoria Abril quinceañera.

Actriz y cineasta repetían dos años más tarde con La muchacha de las bragas de oro, adaptación del libro homónimo del escritor Juan Marsé, que en una España recién salida del conservadurismo de la dictadura franquista (1939-1975) imprimía el fuerte carácter erótico que tendría toda la filmografía de Aranda.

El erotismo está muy presente en su cine, aunque a lo largo de su amplia trayectoria abordó también géneros como el histórico y el fantástico. Fue uno de los primeros directores que trató de forma explícita la transexualidad en España con su película Cambio de sexo (1977).

Admirado por cineastas como el estadunidense Quentin Tarantino, quien consideró su obra La novia ensangrentada (1972) como una de sus películas de referencia.

En mi relación con el público me fui volviendo realista, explicaba el director en una entrevista a la radio privada Cadena Ser, en noviembre de 2013.

El sexo me interesa, eso por descontado, solía decir. Creo que el amor conduce al sexo y el sexo conduce al amor, indefectiblemente, explicaba.

Amor, locura, violencia, dependencia: las pasiones dominaban sus historias, ya fueran policiacas o históricas, como Juana la loca (2001), sobre el amor de Juana I de Castilla, hija de los reyes católicos, por su marido Felipe el Hermoso en los albores de su reinado en el siglo XVI.

Engendraba complicados personajes femeninos para el placer de sus actrices, entre ellas Maribel Verdú, a quien dio la primera oportunidad en 1983 con tan sólo 13 años y marcó definitivamente en 1991 con Amantes –protagonizada junto a Abril y Jorge Sanz– basada en un crimen real cometido en la España de la posguerra civil. Premiada con los Goyas a la mejor película y al mejor director, la cinta le valió a Abril el Oso de Plata a mejor actriz en el festival de Berlín.

Es un misterio para mí, pero la verdad es que conmigo funcionan bien la mujeres, tal vez todo sea debido a que yo siento interés (...) en saber qué pasa con ellas, decía al cineasta.

Todos sus personajes eran muy complejos, por eso les gustaba mucho a las mujeres, recordaba Sanz este martes en la radio pública, minutos después de conocer la muerte del director que le hizo crecer como intérprete.

Fue muy importante para mí, para mi carrera. Con él aprendí a pelear los personajes, afirmaba recordando al meticuloso director bajo cuya batuta trabajaron Antonio Banderas, Paz Vega, Ana Belén, Aitana Sánchez-Gijón o Ariadna Gil.

Luna caliente, su último largometraje

José Ignacio Wert, ministro de Cultura, lamentó la muerte de una de las figuras más significativas de la renovación del cine español, que tiene lugar sobre todo a partir de la desaparición en la censura de las primeras etapas de la democracia.

A menudo inspirado en la literatura de su época, Aranda adaptó Asesinato en el Comité Central (1982), de Manuel Vázquez Montalbán; La pasión turca, de Antonio Gala, y otras tres novelas de Marsé: Si te dicen que caí, (1989), El amante bilingüe (1992) y Canciones de amor en Lolita’s club (2007).

En 2013 afirmaba tener cinco guiones escritos. Sin embargo, ninguno vio la luz.

Su última película, estrenada en 2009, fue el thriller Luna caliente (2009), adaptación de la novela homónima del argentino Mempo Giardinelli.