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La banda iraquí Acrassicauda lanza su primer álbum en Nueva York

El heavy metal, terapéutico; permite descargar los sentimientos de furia
 
Periódico La Jornada
Martes 26 de mayo de 2015, p. a10

Nueva York.

Con su hogar desgarrado por años de guerra, un grupo de músicos iraquíes encontró en el heavy metal una forma terapéutica de descargar sus sentimientos de furia.

No queríamos cargar armas y salir a dispararle a la gente. La violencia realmente nunca fue la solución, afirma Marwan Hussein, baterista y letrista de la banda Acrassicauda (escorpión negro, en latín).

En vez de eso, el metal les brindó una forma agresiva y pasiva en la que podíamos hacer oír nuestras voces, explica.

Acrassicauda estuvo en la vanguardia de la naciente escena metalera de Bagdad tras la invasión estadunidense en 2003, atractiva para jóvenes cuyas causas de angustia eran mucho más intensas que las que enfrentan sus fanáticos de clase media de Occidente.

Pero, como el camino fue dolorosamente lento, la banda huyó de Irak luego de que su espacio para ensayar fue bombardeado. Pero el pasado abril –instalada en Nueva York y casi 15 años después de su formación original– Acrassicauda acaba de lanzar Gilgamesh, su primer álbum de estudio de larga duración.

El cantante Faisal Mustafa asegura que el heavy metal es terapéutico, porque le permite descargar sentimientos de furia de forma socialmente aceptada.

Puedes expresarlos a través de la música, desde tu alma. Y una vez que liberas esa furia en el escenario defines quién eres, explicó.

Varias influencias

Gilgamesh muestra la influencia de bandas como Metallica, Slayer y Testament, cuyo guitarrista Alex Skolnick coprodujo el álbum.

El título hace referencia a la antigua épica mesopotámica en general considerada la primera obra de la literatura, un saludo al rico pasado iraquí y a la continuidad histórica.

Las letras –en inglés, que los miembros de la banda hablan a la perfección– hurgan en temas como el renacimiento y la búsqueda de la libertad, pero todo enmarcado en imágenes mitológicas y no en política contemporánea.

Los integrantes de Acrassicauda insisten en que la música habla por sí sola y se niegan a opinar sobre la actualidad iraquí.

Siempre hemos dicho que no queremos ser una banda política, porque ésta, no diría que arruinó nuestras vidas, pero de algún modo lo hizo con la vida de mucha gente.

Acrassicauda huyó de Irak en 2006 tras persistentes amenazas y acusaciones que iban desde ser cultores de Satán hasta difundir valores occidentales degenerados.

Sin embargo, los integrantes se consideran afortunados. No resultaron heridos en el ataque contra el sótano en el que ensayaban y habían ganado seguidores mediante el documental estadunidense-canadiense Heavy metal en Bagdad, difundido en varios festivales de cine.

Así, Vice, el grupo de medios detrás del filme, buscó apoyo para los miembros de la banda cuando huyeron a Siria y luego a Turquía para finalmente, a principios de 2009, viajar a Estados Unidos, donde no les ha sido fácil mantener una carrera musical sustentable.

Las oportunidades están, pero tienes que trabajar mucho más duro de lo que pensabas. Todos nos empleamos en restaurantes, en servicios de comida, en cualquier cosa, porque queríamos tocar música, señaló Hamawandi, el guitarrista.

En 2010, Acrassicauda lanzó un EP Only the Dead See the End of the War y realizó luego una gira por Estados Unidos, abriendo un show de la popular banda Ministry. Pero el costo de realizar un álbum completo seguía siendo prohibitivo.

Finalmente, apeló al sitio de recolección de fondos Kickstarter, que le permitió recaudar el dinero suficiente para sacar en forma independiente el álbum, que vende a través del sitio de la banda.

Los músicos sí tienen un deseo ferviente: volver a tocar en Irak. Nos podría llevar 15 años. Podría estar tocando la batería en en una silla de ruedas con una máscara de oxígeno. Pero creo que la historia de esta banda es sobre sueños de largo plazo, dice Marwan.