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Se presentaron Juan D’Anyélica y Eddie Palmieri; hoy es el turno de Héctor Infanzón

Sube la temperatura en Cancún con el Oasis Jazz U Latin Fusion

Ayer tocó Na’rimbo, sorpresa sonora que toma ritmos tradicionales, como son y huapango, y hace brillar las marimbas

El beneficio es para ambas manifestaciones, dijo el director del grupo

Enviado
Periódico La Jornada
Sábado 23 de mayo de 2015, p. 6

Cancún.

El guitarrista de origen español Juan D’ Anyélica, virtuoso que tuvo el privilegio de tocar con Paco de Lucía, elevó el mercurio en el Oasis Jazz U Latin Fusion que se desarrolla en este destino turístico, el cual por estos días está lleno de jóvenes estadunidenses que revientan en la playa y las albercas sin hacer caso del reloj y haciendo valer su moneda verde.

D’Anyélica fusiona el rock con su estilo flamenco. Habla poco, pero a la hora de tañer su lira saca lumbre, como en su versión de Sultanes del swing, de Dire Straits, donde emula con mimetismo sorprendente los dedos mágicos de Mark Knofler.

Igual, baja de tono para interpretar boleros. El público se entusiasmó con el guitarrista, quien ya vive en este sitio paradisiaco y su destino está ligado al mar, sol y arena.

En conferencia de prensa previa, encabezada por el astro Eddie Palmieri, quien actuó este viernes, se destacó la importancia de crear nuevas opciones musicales en Cancún, donde el jazz en sus diferentes estilos gusta a un público que agradece la buena música.

Palmieri, cansado tras un largo vuelo, habló sobre su materia, el ritmo, el sabor, la salsa y el jazz. Estamos muy deseosos de tocar aquí. Añadió que las ganas de seguir trabajando, no obstante sus 79 años, obedecen a que sólo ha seguido un consejo de oro: aprovechar el talento que Dios le dio. Producto de él son los 36 discos que ha grabado. Llegó de Las Vegas, donde grabó con Carlos Santana; otro trabajo, con Gilberto Santa Rosa. Acotó que el término salsa lo remite a unas palabras de Tito Puente, quien con su estilo chispeante dijo que salsa es lo que le pone al espagueti. Precisó que hay que hablar del guaguancó y otros ritmos, como el danzón, el mambo, el cha cha chá. No se ha llegado a igualar lo que se hizo en los años 50, respecto de la variedad y número de propuestas. Otra época.

Música, reflejo de la realidad

Héctor Infanzón, quien tocará este sábado, expuso que la música en general no puede sustraerse de la realidad, pues manifiesta los cambios, los refleja.

El viernes tocó Na’rimbo, una verdadera sorpresa sonora. Israel Moreno, director de este grupo que hace brillar las marimbas, explicó que lo de ellos es intrepretar temas tradicionales de México con arreglos que fusionan. “De Chiapas, un zapateado que se llama El piri, que se refiere a un pájaro que siempre va y le quita la pareja a otra ave. Otra es La tortuga del arenal, que se toca en Chiapas y Oaxaca; La Sandunga, Nereidas, Villaflores, Mi cielo eres tú, Frenesí, de Alberto Domínguez, etcétera. De nosotros, Revuelto, y algo de Alvaro Carrillo.”

El jazz y la música tradicional se han unido. “El beneficio es para ambas manifestaciones. En un principio, el jazz es el que aporta a los demás ritmos. Después, los jazzistas toman elementos del son y del huapango, por ejemplo, y los mezclan. El jazz ha aportado más a los otros géneros.

Para Rubén Olmos, director de Proyectos Especiales del grupo Oasis Hoteles y Resorts, y de la Fundación Oasis, a la que se destinará parte de las ganancias del festival, éste impacta en la población fija y flotante de Cancún, porque ofrece espectáculos der alta calidad artística y coloca la marca Cancún en boca de un numeroso sector de la población.