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El clamor del mundo despide al gran maestro: B.B. King
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Periódico La Jornada
Sábado 23 de mayo de 2015, p. a12

Damas y caballeros! ¿Qué les parece si hacemos sonar todos un gran, cálido aplauso para dar la bienvenida al más grande cantante de blues en el mundo, de hecho el Rey del Blues? ¡B.B. Kiiiiing!

A la retahíla frente al micrófono que emite Pervis Spann, Disc Jockey se sucede un incendio de salvas, gritos y alaridos que se funden a la sección contundente de alientos-metales para que el paisaje entero se corone con una serie desgranada de solfas diáfanas, plenas de intensa claridad, salidas de las manos recias del maestro Riley King.

¿Quieren saber quién acaba de morir? Pregunta ahora Dios, es decir Eric Clapton frente a su laptop, despeinado, desencajado, como acabado de despertar: se fue, él era el gran maestro, ¿quieren saber quién murió? Corran y compren del disco Live at The Regal: ahí es donde empezó todo para mí como guitarrista, dice Dios, es decir Eric Clapton, bien acongojado y todos en el planeta podemos verlo en su página de Facebook en ese video que grabó muy temprano, adolorido, en el momento de enterarse de la noticia: Riley King expiró en paz, mientras dormía, en su casa de Las Vegas, Nevada, el jueves 14 de mayo de 2015. Sus funerales sucedieron este viernes en la intimidad de su hogar, con sus 15 hijos y este sábado recibirá un homenaje público, una despedida popular.

Me da el blues a diario, canta Riley King la noche ventosa y muy fría del 21 de noviembre de 1964 y hace hervir el interior del Teatro Regal de Chicago: Every day I got the blues, grita Riley King y todos gritan con él mientras de la bocina derecha se escapa una sirena: el sonido de Lucille, su guitarra Gibson ES-335.

Del más de medio centenar de discos que grabó, Live at The Regal ha sido señalado siempre como el favorito de los conocedores, empezando por Dios, es decir Eric Clapton.

Maestro del histrionismo en escena y como figura pública, B.B. King siempre supo cómo hacer las cosas bien: puso una B intermedia en su nombre que a la fecha nadie sabe qué significa pero todos sabemos que es la B buena, la del Blues: Riley B. King, y cuando trabajó, luego de hacerlo como chofer de tractores en la plantación de algodón donde nació, en el Delta del Misisipi, y ahora como Disck Jockey en Memphis, se autobautizó requetebien: Blues Boy King. Sus discos de estudio son piezas talladas a mano, cuidados todos sus detalles, al contrario de Live at The Regal, donde el blues cunde astroso y el alma se abrillanta y limpia todo.

Hay músicos de blues fundamentales, profetas, piedras de toque, como Robert Johnson, Muddy Waters, Lightnin’ Hopkins, Blind Lemmon Jefferson, Albert King, Albert Collins, por citar a pocos. Una manera de definir a B.B. King es esta: masificó una música que pertenecía a unos cuantos y que es marginal, subversiva, sexual, conocida por unos cuantos.

Los grandes maestros del blues son conocidos por unos cuantos, mientras B.B. King, el Rey, es el músico de blues más conocido, escuchado, querido, influyente, preferido del mundo y sus misterios. Su clamor, que hoy enarbola despedida pública del plano terrenal.

Riley Blues Boy King: hasta siempre.

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