Después del vendaval de corrupción y cooptación
del gobierno en Guerrero

La policía comunitaria se recompone


Uarhukua, o juego de pelota p’urépecha, Michoacán.
Foto: Francisco Palma

Martha Elena Ramírez Ortiz

Acatempa, Tixtla, Guerrero. 

Son tiempos de autocrítica y reestructuración para las policías comunitarias de la montaña y costa chica de Guerrero. A casi 20 años de su integración como Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC), enfrentan escisiones en sus filas, el encarcelamiento de nueve de sus comandantes y la amarga lección de que no sólo “el dinero del gobierno cabrón, corrompe”.

Y es que para acabar con el sistema de seguridad emanado de los pueblos, el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero repartió sobornos y alentó la creación de grupos de autodefensa, cuenta Valentín Hernández, impulsor de la restructuración de las policías comunitarias (PC). “En enero de 2013, Aguirre auspició el levantamiento de autodefensas en Ayutla, Tecoanapa, San Marcos, y en  parte de la costa chica. Durante un mes se dijeron policías comunitarios, pero eran de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estados de Guerrero (UPOEG), organismo liderado por el compañero Bruno Placido Valerio. Y para el levantamiento hubo acuerdos previos con el gobernador”, sostiene el entrevistado.

Las traiciones de Eliseo

En marzo pasado se renovaron los cargos en la CRAC-PC, y la  UPOEG trató de imponer a su gente. “No pudieron, pero empezaron a jalar a los electos y ahí inició la triste historia de Eliseo Villar, que para abril ya estaba haciendo pactos con el gobierno.”

Aquí nadie olvida que a Eliseo Villar Castillo, quien fuera Comandante de la Casa de Justicia de San Luis Acatlán, el gobernador le dio “apoyos de un millón de pesos mensuales, a cambio de credencializar a los policías y reducirles el calibre de sus armas”.

Aunque el golpe final de Eliseo sería descalificar públicamente a sus compañeros. Como titular de la máxima sede,  “los desconoció como miembros de la CRAC-PC, facilitando que el Ejército y la Policía Federal desmantelaran la Casa de Justicia de El Paraíso, en el municipio de Ayutla, y detuvieran a su titular, Arturo Campos. Y lo mismo sucedió con Nestora Salgado, en Olinalá, con Gonzalo Molina en Tixtla, y con otros seis mandos de la PC; todos presos.” Esas acciones,  aplicadas de espaldas al pueblo, vulneraron a la corporación policiaca y ningunearon la representación que  la CRAC-PC tenía ante el  gobierno estatal. En marzo de 2014, 105 comunidades revocaron del cargo a Eliseo y a otros tres coordinadores regionales. Hoy está preso, acusado de fraude y nexos con la delincuencia organizada, a la que se dice  compró armas y equipo por 800 mil pesos.

El arribismo también es corrupción. En las asambleas públicas para elegir a los nuevos coordinadores regionales de la CRAC-PC, los llamados son a mantener el vínculo con la comunidad,   honrar el uniforme,  adiestrarse en el manejo de armas y a no respaldar a ningún político, por más ‘compa’ que éste sea.  O aunque sean de Morena.

A la cancha de basquetbol de Acatempa, municipio de Tixtla, llegan los delegados de los pueblos. Los de San Luis Acatlán, lugar donde nació la organización, son los más agraviados. Para ellos, el arribismo es una variante más de la corrupción, y en la asamblea denuncian incluso a los de estirpe guerrillera: “Ahí está gente como Genarito Vázquez, (hijo del maestro Genaro Vázquez Rojas) que fue presidente municipal y que se decía ‘gobierno comunitario’, pero díganos a quién consultó o en qué nos benefició”, preguntan. En la reunión, otro de los repudiados es Ricardo Portillo Martínez, pues “siendo presidente financió a Eliseo Villar para golpearnos”. Acaba de ser diputado federal y quiere regresar de alcalde, pero votó a favor de las reformas estructurales, precisan.

Honores a la patria y reeducación

Los trabajos inician con dos horas de retraso. “No tenemos disciplina, y por eso los mexicanos hemos fallado como pueblo”, increpa el comisionado de Barrio de Santuario, quien recalca que “lo primero es llegar a tiempo”. Con mística institucional, y resultado de su larga experiencia de docente, sugiere que la Policía Comunitaria forme una escolta para rendir honores a la patria cada 15 de septiembre, y les pide “coordinarse con los directores de las escuelas; visitar las primarias, secundarias y bachilleres para  que ellos mismo les den información”. En mi comunidad, expone, “los propios alumnos nos dijeron quienes eran los que hacían las pintas, y los pusimos a limpiar la bardas para reeducarlos”.

Al medio día y con 38 grados, empieza la lista de correctivos: “Ustedes deben saber operar sus armas, desmontarlas, repararlas; capacitarse, pues cuando van a los operativos las traen atrás. Entonces ¿cómo van a disparar?, ustedes a disciplinarse, porque la CRAC es respetada a nivel internacional, y nada de que anden encapuchados”. Y aunque no sepamos leer, que nuestros hijos nos lean el reglamento, porque todo el pueblo debe saber que tenemos una norma.

La exigencia más sonada es que ningún policía puede respaldar a los candidatos. “Porque si alguno de ustedes cree que va a utilizar el uniforme para respaldar a los políticos, eso no está permitido. Ya sabemos que el gobierno cabrón va empezar a ofrecerles fertilizante, pero no compañeros, eso no lo dice el reglamento”, se advierte a quienes están propuestos para ser los nuevos  coordinadores regionales.

Para concluir se les recuerda que “aquí todos estamos sujetos a la revocación del mandato. Así que debemos tratar bien a la gente, saludar a nuestros vecinos, a los ancianos a los niños, respetar a las mujeres; no ser déspotas. Empezar por respetar a nuestra familia, porque a veces, ya con el carguito, hasta a ellos los maltratamos.  Y también informar si alguien toma actitudes equivocadas para tratarlo en la asamblea. Una vigilancia entre nosotros mismos, compañeros.”

La tentación del poder

Pero en el corazón de los comunitarios hay algo que cala más hondo, y es que la tentación del poder también ha corroído sus filas.  A punto de cumplir 20 años, han visto que luego de estar en la PC varios se han convertidos en alcaldes o síndicos. Y en esas regiones no ha prosperado la organización. “Más bien se han montado”, reprocha, el presidente de la asamblea Valentín Hernández. Esto “necesitamos discutirlo, porque si por buscar el poder  político en los municipios nos vamos a dividir, mejor pintarle la cruz, y a eso no le entramos”, precisa. “Miren, nosotros fuimos abandonados por el sistema de gobierno y por eso creamos la policía comunitaria.  Nacimos para la seguridad y la justicia, porque hay victimas en todos los partidos y delincuentes en todas las religiones.  Entonces, necesitamos volver a discutir qué es lo comunitario,  qué es lo que unifica a los pueblos”.

Aquí ya se ha dicho que como policía comunitaria “no podemos levantarle el brazo a ningún cabrón candidato, por más compa que éste sea. Ahí están los compañeros de Huamuxtitlán y de Iliatenco, que son de Morena. Y si no tenemos cargo, podemos andar hasta de matraqueros, pero aquí nadie puede hacer tratos a nombre de la organización.” 

Cuatro horas después se eligen a seis nuevos integrantes de PC de la región tixtleca. Los coordinadores regionales empezarán por levantar un registro de la policía en cada comunidad,  foliando cada uno de los nombramientos. Entre sus tareas estará levantar los expedientes cuando haya detenidos, y “mantener la disciplina e higiene de la policía comunitaria, pues aunque  sea la pura playera o gorra, se deberá honrar el uniforme”.

En la  región de la montaña y costa chica de Guerrero, están por realizarse más asambleas. El proceso abarca las regiones de San Luis Acatlán, Malinaltepec e Iliatenco.