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Recibirá el doctorado honoris causa de la Universidad de Córdoba el próximo octubre

Hay buenos científicos, pero no estamos en la frontera del conocimiento: Drucker

Falta dinero, facilidades y equipamiento, afirma el académico de la UNAM, destacado por sus aportes a las neurociencias y a los estudios del Parkinson

En México todos los productos del sector se importan, desde los elctrónicos hasta los químicos, precisa el también secretario de Ciencia y Tenología capitalino

 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de mayo de 2015, p. 2

La Universidad de Córdoba (UCO), España, otorgó el doctorado honoris causa a René Drucker Colín (DF, 1937) por sus relevantes aportaciones en el ámbito de las neurociencias y la divulgación científica, así como el apoyo a la proyección internacional de grupos de investigación pertenecientes a esa casa de estudios a través de colaboraciones, proyectos y convenios con instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La ceremonia de investidura se realizará el próximo 6 de octubre, informó la UCO en un comunicado, en el que detalla que el consejo de gobierno de esa casa de estudios aprobó por unanimidad otrogar el reconocimiento, atendiendo a los extraordinarios méritos que ha acumulado a lo largo de su carrera el actual secretario de Ciencia y Tecnología del Gobierno del Distrito Federal.

Se trata del cuarto doctorado honorario que recibe el científico, que ha dedicado gran parte de su vida a descifrar la fisiología del sueño, pero también los mecanismos que producen la enfermedad de Parkinson, entre otros aspectos de ese ente que le fascina y genera una curiosidad infinita: el cerebro.

Sistema sólido, pero pequeño para el territorio

En entrevista con La Jornada, quien fue director del suplemento Lunes en la Ciencia en este diario (1998-2000) considera que en el país se ha construido un sistema científico sólido, pero lamentablemente muy pequeño para el gran territorio que tenemos. Aunque hay muy buenos científicos, no estamos en la frontera de la ciencia, porque las condiciones en las que estamos inmersos no permiten que se haga ciencia de frontera; hay necesidades cuya satisfacción no depende del científico, por ejemplo, dinero, facilidades, equipamiento.

En México, añade, todos los productos que requiere la ciencia se importan, desde los electrónicos hasta las sustancias químicas. Entonces hay quienes deben esperar hasta cuatro meses para que llegue la sustancia que necesitan. Así, no hay manera de competir con los grandes investigadores de países de Europa o Asia, como Japón o Corea.

No obstante, explica Drucker, esas condiciones laborales en el ámbito científico no reflejan la capacidad de nuestros científicos, la cual es muy buena. El desarrollo de la ciencia no depende de ellos, sino de un sistema que no tenemos. Trabajamos en una ausencia real de apoyo a nuestra actividad. Se habla mucho de que se va a invertir más dinero, pero es puro jarabe de pico.

Hijo de padre francés y madre mexicana, Drucker recuerda que de niño su pasión eran los deportes. Fue campeón infantil de tenis y en su adolescencia un entrenador de beisbol le echó ojo por su destacado desempeño como pítcher zurdo. Pero su familia lo empujó a no dejar los estudios por una incierta carrera de beisbolista.

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Trabajamos en una ausencia real de apoyo a nuestra actividad. Se habla mucho de que se va a invertir más dinero, pero es puro jarabe de pico, señaló Drucker a La JornadaFoto Pablo Ramos

Si bien a la muerte de su padre tuvo que hacer un receso en su educación universitaria para comenzar a trabajar de promotor turístico en la línea aérea Air France, una reunión con compañeros de trabajo de ese entonces lo hizo virar de rumbo. Ahí conoció a un hombre que se dedicaba a lo mismo que él, pero ya mayor, preocupado por no poder ofrecer un futuro a sus hijas debido a su poco salario.

Drucker supo de golpe que no quería convertirse en burócrata frustrado, por lo que de inmediato retomó sus estudios. Fueron tiempos complicados, pues además tenía que trabajar. Pero hoy, en retrospectiva, ese recuerdo le genera orgullo, ya que se forjó un camino de logros: licenciatura en la UNAM, maestría en Estados Unidos, doctorado en Canadá, además de una enorme labor de divulgador de la ciencia.

Capacidad de dar soluciones

Como titular de la Secretaría de Ciencia y Tecnología capitalina, continúa, “hemos decidido usar la ciencia para resolver problemas concretos de la ciudad de México, los cuales son muchos. No podemos con todos y debemos decidir cuáles atender con el poco presupuesto que tenemos para demostrar que la ciencia es una herramienta muy poderosa, porque tiene la capacidad, precisamente, de dar soluciones.

“Hay mucha ignorancia en torno a la ciencia. Sucede que el Estado mexicano no apoya tres áreas fundamentales con la intensidad que debiera: la ciencia, la cultura y el deporte. Son tres actividades vitales para el desarrollo de un país. Una nación que no invierte en ciencia no tiene futuro, pues ¿qué hace un científico? Sólo una función: generar nuevos conocimientos.

“El país que genere la mayor cantidad de nuevos conocimientos siempre será el que tenga el mayor desarrollo económico, porque esos conocimientos son la herramienta para mejorar las condiciones sociales. La ciencia es un arma muy poderosa que los países del primer mundo han entendido desde hace mucho tiempo y por eso dominan las economías mundiales.

Pero en México se ha entendido mal. Se piensa que hay que apoyar la tecnología, lo cual no es suficiente, pues ¿cómo vamos a generar tecnología si no hay ciencia?, concluye el doctor Drucker.