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El arquitecto japonés e inspiró en la Sierra Madre Oriental para diseñar centro de estudios

Tadao Ando creó una puerta para desarrollar talentos

El edificio, con 13 mil metros cuadrados de construcción, se erige de modo magistral en la Universidad de Monterrey

Con nuevo proyecto sustentable enriquecen el paisaje, informan

Foto
Vista del ala poniente del Centro Roberto Garza Sada, creado por el japonés y premio Pritzker Tadao Ando, el cual se construyó en el campus de la Universidad de Monterrey, con la finalidad de alojar la División de Arte, Aquitectura y Diseño de esa casa de estudiosFoto cortesía de la Udem
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 5 de mayo de 2015, p. 4

San Pedro Garza García, NL.

La imponente cadena montañosa de la Sierra Madre Oriental sirvió de guía al arquitecto japonés Tadao Ando (Osaka, 1941) para diseñar el Centro Roberto Garza Sada (CRGS), inaugurado el 24 de abril de 2013.

El recinto alberga la División de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Monterrey (Udem).

No obstante la obvia desigualdad de proporciones, el edificio de Ando, de 99 metros de largo por 27 de ancho, y 13 mil metros cuadrados de construcción, se erige de modo magistral en un enorme terreno asignado ex profeso.

En realidad se trata de dos alas que se entrecruzan en un punto conocido como La vela, consistente en una serie de pliegues que simulan una pieza doblada. Esta gran panza está compuesta por dos membranas, una interior y otra exterior, con la finalidad de alojar los sistemas estructurales, el pluvial y de aislamiento térmico del edificio. La exterior es de concreto aparente colado en sitio, la interior con base de paneles de cemento.

Abajo de La vela se genera un túnel de aire que mueve a la manera de oleaje púrpura el plantío de pastos pennisetum, salvia morada y una especie de ruellia que es la petunia mexicana. Es parte del nuevo proyecto de paisaje de la Udem y tiene características sustentables.

La obra de Ando se caracteriza por el empleo de las formas geométricas simples.

Así, la geometría de La vela viene a ser un elemento icónico del edificio. En algún momento, Ando comentó:

Quise crear una puerta que diera la bienvenida a los estudiantes que vienen a desarrollar sus talentos en esta escuela, también espacios interiores que impulsaran su imaginación para el trabajo creativo.

Obra monumental, pero íntima a la vez, el CRGS destaca por su sencillez. Su bello y austero exterior no da indicios de las sorpresas que depara dentro. Antes de ingresar por el lado oriente del conjunto hay una placa con el nombre de cada una de las personas, desde los arquitectos hasta los albañiles, que intervinieron en el proyecto, por orden alfabético, también el de Tadao.

El vestíbulo principal alberga Waterfall (Cascada), escultura realizada por la compañía de diseño Pentagram/Abbott Miller, autora de la identidad gráfica del Centro Roberto Garza Sada.

Cada uno de sus cristales verticales tiene inscrito el nombre de uno de los benefactores del proyecto, que contó con una inversión total de 45 millones de dólares, empleó los tres materiales símbolos de Monterrey: cemento, acero y vidrio.

Del ala oriente se accede al sexto y último piso. Desde allí el visitante inicia su recorrido por el mundo mágico que creó Ando para los estudiantes, en el que ningún centímetro se desperdicia y muchos elementos cobran formas escultóricas. Salones de clase que no lo parecen, talleres, oficinas de los maestros y directivos, así como muchos espacios abiertos y miradores.

El ágora poniente, por ejemplo, ocupa un nivel completo de altura, del cuarto al quinto pisos. Su gran entrada de luz natural ofrece una vista sin par hacia el Cañón de La Huasteca.

La parte posterior de sus gradas cuelga como capullo hacia el cuarto piso. En ese nivel está el punto donde se juntan las dos alas y uno accede a los pisos inferiores desde el ala poniente.

El sexto piso está destinado casi en su totalidad a espacios de trabajo personalizado que no están sujetos a horarios, de allí que puede haber alumnos en el edificio a todas horas. Son los que se encargan de poner color a los muros grises y blancos del Centro Roberto Garza Sada.

Ante esa magnificencia arquitectónica dan ganas de estudiar.