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Reconstruir el país desde las raíces de las quejas, sugiere Michael Rojkind

El arquitecto encargado de terminar la remodelación de la Cineteca Nacional apela a una responsabilidad compartida de artistas y empresas privadas frente a un gobierno incompetente

Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 24 de abril de 2015, p. 5

Monterrey, NL.

La noción Construyendo México es la que maneja el arquitecto Michael Rojkind (Naucalpan, 1969), frente a un gobierno incompetente que no logra resolver, ni siquiera darnos las mínimas cuestiones que pide la sociedad.

Al respecto, Rojkind prefiere pensar en reconstruir México desde abajo, desde las raíces de las quejas, exigir un mejor gobierno, un mejor país, exigiré imaginar cambios, como dijo ayer por la mañana a los asistentes a la sexta Conferencia Internacional de Arte, Arquitectura y Diseño organizada por la Universidad de Monterrey (Udem), que este viernes concluye. La mayoría del público es de la División de Arte, Arquitectura y Diseño de esta casa de estudios.

Para el arquitecto –en sus días de estudiante fue baterista de Aleks Syntek y la Gente Normal– reconstruir el país implica una responsabilidad compartida. ¿Cómo puedo involucrar a mis clientes para que juntos podamos dar esa parte a la sociedad?, inquirió.

Todos los arquitectos queremos tener los superclientes, como una galería de arte, algo cultural, mucho más simbólico, pero qué haces cuando llega una tienda departamental y te pide un proyecto. A lo mejor somos muy optimistas de creer que hasta con una tienda departamental podemos hacer algo interesante.

Por preservar talentos

En 2007 Rojkind realizó el Museo del Chocolate Nestlé para el Paseo Tollocan, en Toluca. “La empresa había invitado a varios arquitectos a hacer una intervención para que los niños pudieran ir a la fábrica de chocolates para ver la producción. Cuando llegamos allí nos dimos cuenta qué gran oportunidad sería que una compañía privada como Nestlé pudiera dar algo a cambio a la sociedad y entregar un museo de chocolate.

“No lo racionalicé tanto en el momento, pero desde entonces ha sido una constante en nuestros proyectos: cómo responsabilizar a un cliente que cree que no tiene ninguna responsabilidad. Dice: ‘yo nada más vendo producto, no tendría por qué hacer un museo’. En este caso, los convencimos.

“Se hizo el museo y ha sido un éxito, todas las escuelas van. Y damos cuenta de que no sólo el gobierno tiene que tomar la iniciativa de hacer un museo, hay que exigir que esta responsabilidad sea compartida.

Para que otras cosas sucedan hay que retomar donde los gobiernos y la planeación a veces fallan respecto de la infraestructura, banquetas, parques y edificios con ambientaciones extrañas. Por lo pronto, me cansé de pedir, de esperar, por ejemplo, que el gobierno venga a pavimentar la calle. Con los clientes hemos tratado de hacer este ejercicio.

Michael Rojkind reconoció que México es un país con ingenio, pero por necesidad, “a diferencia de otros lugares donde hay un ingenio que sucede por emprendedores. Sin embargo, aquí, eres ingenioso o no avanzas. Cuando de repente se hablaba de occupy Wall Street reflexioné el que ocupa es el mexicano. Esta palabra tenía que haber sido patentada en nuestro país, porque precisamente ocupamos. El mexicano aprovecha cada espacio y se acomoda”.

Arquitecto responsable de terminar el proyecto de remodelación de la Cineteca Nacional, Rojkind también habló del diseño digital contra lo que se hace a mano: Siempre acabo de pleito en ambos lados, porque lo que es mucho de oficio y de mano de obra local, la artesanía, está un poco peleado con la tecnología. El que está metido en la tecnología le vale un cacahuate la mano de obra y el ingenio. Para mí es un matrimonio perfecto. A un artesano, si se le prestan herramientas nuevas, por supuesto, te va hacer un mejor trabajo. Pidió al público abrir los ojos, observar el entorno, porque verán que hay talentos buenísimos que se están perdiendo, estas tradiciones, esa mano de obra. No hay nada más digno que alguien haga las cosas con las manos.