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Penultimátum

Bélgica: Estado laico

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ientras en el cerro de la Estrella, en Iztapalapa, se celebra hoy la ceremonia turístico-religiosa más importante de México, la población de Bélgica refrenda estos días los principios que rigen a un Estado laico. El país que fue el corazón de la Europa cristiana, eliminó todo viso religioso de las vacaciones escolares. Ahora las tradicionales de Semana Santa o la Navidad se llaman de primavera o invierno.

En ese cambio de rumbo desempeñó un papel clave el rechazo ciudadano a la jeraquía ecleasiástica belga, y muy especialmente el arzobispo André-Joseph Léonard, en torno a asuntos relacionados con el sida, los homosexuales, el aborto, la muerte asistida. Sobre el sida, en un libro escribió que es una forma de justicia consustancial que ocurre cuando se maltrata el amor. Que no se trata de un castigo divino por la liberación sexual sino que la epidemia es una forma de hacer justicia, no un castigo. La comparó además con los desastres ecológicos ocasionados por la acción del hombre. Recién nombrado por el papa Ratzinger primado de Bélgica, reiteró su homofobia en un programa de televisión al equiparar la homosexualidad con la anorexia.

Las declaraciones del más alto prelado belga fueron calificadas por los partidos políticos de incomprensibles, ofensivas e insoportables. De insulto para todos aquellos que padecen esa enfermedad, que luchan a diario contra ella. El Partido Verde, que en ese país no es un negocio familiar, sostuvo que semejantes ideas pueden tener un impacto devastador en la formación sexual de los jóvenes.

Defensor del celibato sacerdotal cuando en Bélgica afloran los casos de curas y obispos pederastas, Léonard considera que la mayoría de las veces la pedofilia tiene lugar dentro de las familias pero ¿acaso por eso alguien quiere eliminar el matrimonio? Y aboga por castigar sólo la pederastia de los religosos en activo. Para los demás, impunidad. Como para el obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, obligado a renunciar por haber abusado de varios menores, entre ellos su sobrino.

Pero el arzobispo ha sentido en carne propia la protesta ciudadana. Activistas del grupo feminista Femen, por ejemplo, se acercaron una tarde al arzobispo con el torso desnudo y con lemas pintados en él. Tras insultarlo y gritarle Dios salve a las tortilleras, le arrojaron lo que supuestamente debía ser agua bendita.

Por su parte, un grupo autodenominado la Internacional Pastelera le arrojó a la cara cuatro de sus creaciones cuando el arzobispo participaba en una conferencia en la Universidad Católica de Lovaina. Los agresores justificaron su proceder afirmando que el obispo se lo merecía por todos los homosexuales que no se atreven a decírselo a sus padres y por todas las jóvenes que quieren abortar.