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El Domingo de Ramos realizan convivencia en el panteón

Festejan zapotecas en Juchitán el rencuentro con sus difuntos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 30 de marzo de 2015, p. 29

Juchitán, Oax.

Más de 5 mil personas se concentran cada año en el panteón Domingo de Ramos de esta ciudad para festejar, en la Semana Mayor, el tradicional encuentro de zapotecas con sus difuntos.

El ritual principia con el miércoles de ceniza y dura 40 días, y se comienza con la limpieza y reparación de sepulturas. Conforme se acerca la Semana Santa, inician las jornadas comunitarias en espera de recibir a familiares y turistas las primeras horas del Domingo de Ramos.

Flores del río, de coyol, cordoncillo, lirios, girasoles, tulipanes holandeses y otras colorean y aromatizan el panteón colmado de familias zapotecas, para rendir culto a la muerte con ritos de la fe católica fusionados con costumbres indígenas.

Acuden familiares de escritores, músicos, políticos, pescadores, artesanos, campesinos, amas de casa, niños y ancianos, además de comerciantes que invitan a degustar tamales de iguana y otros platillos de la región.

A diferencia de otras culturas de Oaxaca, los zapotecas festejan la muerte, por considerarla una transición de lo mundano a lo pagano.

Francisca López Rasgado, de 75 años, visita desde hace tres décadas la tumba de su esposo. Esta fecha es sagrada para nosotros. Mis hijos ya saben que se debe limpiar la tumba para que esté lista el Domingo de Ramos.

Recapitula: estos 40 días han pasado rápido y ya estamos listos para compartir con mi esposo todo lo que le gustaba; le cantamos y disfrutamos su ausencia, porque sabemos que no regresará, pero que está entre nosotros, comentó.

Florencia Antonio, que tiene un año de viuda, también cumple el ritual. Antes que mi esposo falleciera, visitaba la tumba de mi mamá, y cuando era pequeña, la de mi abuela, comentó.

Para el historiador Tomás Chiñas Santiago, la celebración significa que los vivos visitan los sepulcros de sus seres queridos para convivir con su espíritu, con la misma fe que otros pueblos de México lo hacen durante el Xandu’ y Biguie, que en zapoteco significa Todos los Santos.

Domingo de Ramos, destacó Chiñas, es una fecha de sentimientos encontrados, pues lo mismo se canta y se llora; hay alegría y tristeza, pero se consuelan ante la esperanza del rencuentro en la eternidad.

Destacó: es una celebración singular de casi toda la población. También se disfruta de la gastronomía y dulces regionales, así como de música y otras manifestaciones culturales. Aunque aquí la modernidad ha trastocado prácticas tradicionales, pero no se ha perdido del todo el ritual, concluyó.