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La visita del ángel hiperbóreo
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Bobo Stenson la tarde del domingo en el Centro Nacional de las ArtesFoto Fernando Aceves
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de marzo de 2015, p. a16

La visita del pianista sueco Bobo Stenson puso a México de nueva cuenta en el mapa de la mejor música en el planeta.

Sus recitales a piano solo marcaron hito; el primero de ellos ocurrió en la nueva sala de conciertos del Centro Cultural Cantoral, con excelente acústica pero mucho ruido de los circunstantes, acostumbrados quizá a versiones del jazz que los hagan palmear, aullar y entablar conversaciones durante el concierto.

Esa noche acústica elevó empero en sideral enervación en cuanto del piano emergían sonidos entre lo rapsódico y lo abstracto. Un arco tendido entre dos estilos conocidos y distantes: entre Keith Jarrett y Cecyl Taylor, con un claro toque de Bill Evans. Pero en realidad lo que sonó fue poesía pura, el muy original estilo de Bobo Stenson, su sonido tintinábuli, ese entrechocar de caracolas, esferas, campanas, cristales pulidos.

Los dos conciertos mexicanos del pianista sueco iniciaron con Polska of despair, de su bellísimo álbum doble Serenity, que el Disquero recomienda como imperdible, pues ahí está la esencia del estilo inconfundible de Bobo: ese tejer versos como prosa suave, honda, exquisita, volando entre metáforas oníricas tendentes al paisaje abstracto.

A esa obra encadenó en sus conciertos en vivo la que sigue en el mismo disco: Golden rain, de su autoría y así fue completando un juego de abalorios con joyas finísimas, donde subrayó algunas de las obras de inspiración latinoamericana que conforman su vasto repertorio: Alfonsina y el mar, Retrato de mujer con sombrero y El mayor, éstas dos originales de Silvio Rodríguez y la suprema Hasta siempre comandante, que regaló como encore el domingo al aire libre en las áreas verdes del Centro Nacional de las Artes (Cenart) en una sesión inolvidable inundada de mansa lluvia y dulces jóvenes que en número de 5 mil 961 (dato aportado por la oficina de prensa del Cenart, por conducto de Itzel Zúñiga) colmaron de alegría la tarde del domingo pasado.

El privilegio de contar en México con la presencia de uno de los más grandes pianistas del jazz contemporáneo fue entonces valorado, multiplicado y disfrutado. Loable esfuerzo de la embajada de Suecia en México, a través del trabajo de Maja Bentzer.

Sería maravilloso que regresara Bobo Stenson ahora con su trío. De entre las varias formaciones de trío, la suprema la conforman el bajista Anders Jormin y el percusionista Jon Christensen, en alternancia con Jon Fäit.

Además de reiterar la recomendación del disco más reciente de Bobo Stenson, Indicum (http://goo.gl/GDDzDL), el Disquero recomienda los álbumes de Bobo en colaboración con Jan Garbarek, Tomas Stánko y Charles Lloyd, todos ellos radiantes de sublimes, como por ejemplo el disco titulado Witchi-Tai-To, de Garbarek, donde se incluye (track 4) Hasta siempre, de Carlos Puebla, en homenaje al Che Guevara.

De entre las colaboraciones con Charles Lloyd recomiendo el disco titulado Canto, donde (track 5), Lloyd sopla un bellísimo oboe tibetano en la pieza Nachiketa´s Lament, cuya explicación puede usted consultar en este artículo publicado en la Revista de la Universidad (http://goo.gl/xQ2bei). Y con Tomas Stánko recomiendo en especial el bello álbum titulado Matka Joanna.

En su visita mexicana, Bobo Stenson también desplegó clásicos de Duke Ellington (Reflections in D) y Ornette Coleman (Una muy bonita, titulada así, en español) y escanció aromas exquisitos con una música que va más allá de la palabra jazz, como todo aquello que nos aporta el maestro alemán Manfred Eicher en su disquera suprema ECM, siglas que el Disquero recomienda a ojos cerrados: si usted ve en la tienda de discos un ejemplar cualquiera con estas siglas, no hay pierde, nunca, no hay al momento disco malo en esa inmensa colección.

Bobo Stenson, ese hiperbóreo, dejó en nuestras mentes la poesía de alquimia que el lector ahora puede recuperar en su discografía. Recomiendo, para dejar en el ambiente armonía, serenidad y paz, escuchar Die Nachtigall, esa partitura elevada de Alban Berg, con el trío de Bobo Stenson, en el álbum cuyo título es perfectamente explícito: Serenity.

Gracias por todo, maestro Bobo Stenson, un privilegio haberlo conocido en persona.

Gracias a todos los hiperbóreos. Pongamos a sonar su música.

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