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Penultimátum

Premio por añeja fidelidad

A

sus 81 años de edad, Carmen Salinas ve coronada su añeja fidelidad al Partido Revolucionario Institucional, PRI. Quien primero destacó como imitadora y luego como La Corcholata en las películas de ficheras; la que posee probado talento para dar vida a los más diversos personajes en el cine y las telenovelas, será diputada sin someter su elección al voto de los ciudadanos. En el pasado sí lo hicieron otros integrantes del medio artístico cuando dicho partido arrasaba en las elecciones legislativas y presidenciales.

Para las nuevas generaciones de lectores, les recordaremos que por décadas el Congreso de la Unión tuvo reservado un sitio para los dirigentes o figuras destacadas de la Asociación Nacional de Actores, hoy en penosa decadencia. Pero durante su esplendor el gremio colaboró activamente en la campaña de los candidatos del PRI a los cargos de elección. Igualmente engalanaron los actos oficiales donde había presencia popular. Por lo general, sin cobrar un centavo, pues los pagos venían con la concesión de licencias, la entrega de placas para taxis o alguna otra prebenda.

Líder de la Anda en su época de esplendor, Rodolfo Echeverría (conocido en el cine como Rodolfo Landa, y hermano del ex presidente Echeverría), fue el primero en ocupar una curul, en 1958-61. Jamás mostró en  tribuna sus dotes de actor. Lo mismo ocurrió con otro dirigente, Jaime Fernández, hermano de Emilio El Indio. Una leyenda del teatro y el cine, como es Ignacio López Tarso, igualmente fue diputado pero su inconfundible voz nunca se escuchó en el recinto camaral. Otros que hicieron de la mudez virtud fueron  David Reynoso y Julio Alemán.  Igual comportamiento tuvieron las señoras Silvia Pinal y María Elena Marqués. Y quienes fueron legisladores como parte de la cuota que el PRI reservaba al gremio de los compositores y músicos: doña Consuelo Velázquez y los caciques sindicales Venus Rey y Carlos Gómez Barreda.

Cuando el PRI ya no pudo imponer su ley en el poder Legislativo, vía la oposición obtuvó curul la actriz María Rojo, así como Irma Serrano. Esta última sí ocupó la tribuna del Senado, pero lo que dijo todavía llena de vergüenza.

Ante las críticas que despertó la designación de Carmen Salinas como diputada, el presidente del PRI, César Camacho, salió en su defensa. Adujo que desde su sitio en el medio artístico, es alguien que ha hablado siempre derecho, es alguien que ha defendido al pueblo mexicano, y ahora va a tener la oportunidad de hacerlo desde la tribuna. Ella no será, pues, una aventurera como la protagonista de la obra en la que alcanzó tanto éxito. Por el contrario, doña Carmen y su reconocida capacidad histriónica devolverán el prestigio perdido al Congreso de la Unión.