Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 22 de febrero de 2015 Num: 1042

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Las mujeres, los
poderes, la historia,
la leyenda

Vilma Fuentes

Dos ficciones
Gustavo Ogarrio

Javier Barros Sierra
en su centenario

Cristina Barros

Un educador en
la Universidad

Manuel Pérez Rocha

Un hombre de una pieza
Víctor Flores Olea

Javier Barros Sierra y
la lectura de la historia

Hugo Aboites

El rector Barros Sierra
en el ‘68

Luis Hernández Navarro

Domingo por la tarde
Carmen Villoro

Leer

Columnas:
Tomar la palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
@JornadaSemanal
La Jornada Semanal

 

Cristina Barros

Nieto de Justo Sierra, nació en Ciudad de México el 25 de febrero de 1915. Ingeniero, fundador de ICA, secretario de Obras Públicas de 1959 a 1964 y rector de la UNAM entre 1966 y 1970.

Este año se cumple el centenario del nacimiento de Javier Barros Sierra. Su congruencia, la cabal honestidad con que ejerció su labor como funcionario público, su confianza en la educación y la cultura como el mejor camino a seguir para resolver los problemas nacionales, así como su valor para defender la autonomía universitaria frente al autoritarismo, hacen que su trayectoria sea un ejemplo ciudadano, en estos momentos difíciles para nuestra patria.

Nació en 1915 en Ciudad de México. Sus padres fueron José Barros Olmedo y María de Jesús Sierra Mayora, hija de Justo Sierra Méndez, uno de los más notables intelectuales mexicanos.

Vida escolar

Estudió en la primaria pública Alberto Correa, en la Secundaria 3 y en la Preparatoria Nacional. Se graduó como ingeniero civil en la Escuela de Ingeniería y como Maestro en Ciencias Matemáticas, en la Facultad de Ciencias. Fue profesor de geometría y trigonometría en la Escuela Nacional Preparatoria, y de cálculo diferencial e integral en la Facultad de Ciencias. Escribió con Roberto Vázquez García el libro Introducción al cálculo diferencial e integral.

Como constructor

A fines de 1946 se creó ica (Ingenieros Civiles Asociados), proyecto impulsado por Bernardo Quintana Arrioja; Barros Sierra fue uno de los fundadores. Como ingeniero tuvo a su cargo la construcción de las facultades de Ciencias y de Filosofía y Letras, de las escuelas de Veterinaria y Odontología, de los laboratorios de Ciencias Químicas, del multifamiliar para maestros y de un sector del Estadio en Ciudad Universitaria, además de otras muchas obras como la termoeléctrica de Lechería. Dejó sus tareas como constructor al ser nombrado director de la Escuela de Ingenieros, por la junta de gobierno de la UNAM.

El funcionario público

Poco después, Adolfo López Mateos (1958-1964) lo invitó a hacerse cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. La reestructuró y así surgieron la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), y la de Obras Públicas (SOP), de la que fue secretario durante esa administración. Vendió entonces sus acciones de ICA para evitar conflictos de interés con su nuevo cargo público.

Durante su gestión se construyeron la carretera México-Puebla y la Querétaro-Celaya. En lo posible se optó por la mano de obra directa en trabajos de conservación; así se dio empleo a los campesinos. Se tendieron varios puentes en las carreteras costeras del Pacífico y del Golfo. En 1961 se inauguró el ferrocarril Chihuahua-Pacífico y, un año después, se terminó el puente Coatzacoalcos, el mayor del país en aquel tiempo.

En 1966, Jesús Reyes Heroles, director de Petróleos Mexicanos, le propuso  encabezar el recién fundado Instituto Mexicano del Petróleo. Entonces se consideraba que el petróleo era –como sigue siendo– un recurso estratégico para el desarrollo de México; por eso, la investigación y la industria petroleras debían estar en manos de mexicanos comprometidos con su país.


Foto: cortesía IISUE/AHUNAM/cu1919

El rector

Poco después, Barros Sierra fue nombrado rector de la UNAM; durante su período (1966-1970) se realizaron muchas y muy profundas reformas. Se creó la Comisión Técnica de Planeación Universitaria, el Consejo de Estudios Superiores, la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza y se fundaron el Centro de Investigación de Materiales y el Laboratorio Nuclear. Se amplió el postgrado y se equilibró el volumen del alumnado, de tal manera que no hubo ya problemas de admisión para los egresados de la Preparatoria Nacional. Se realizó una amplia labor de difusión en toda la Universidad, fundando revistas importantes como Punto de Partida y Controversia. Se dio importancia a la Orquesta Filarmónica, al frente de la cual nombró al músico Eduardo Mata, y se construyó el Foro Isabelino.

El rectorado de Javier Barros Sierra fue más allá de los aspectos educativos y administrativos. En 1968, nuestra máxima casa de estudios tuvo que enfrentar la incomprensión y la violación de la autonomía por parte del Poder Ejecutivo. Fue entonces cuando se hizo más obvia su estrecha relación con la Universidad. Para él, “defender a la Universidad era defender el ámbito irreductible de las libertades individuales y sociales de México.” El rector actúo con valentía en defensa de la Universidad –de sus maestros, estudiantes y trabajadores–, siempre dentro de la ley. Su visión de aquella etapa queda reflejada en el libro Conversaciones con Gastón García Cantú.

El 15 de agosto de 1971 murió Javier Barros Sierra, a los cincuenta y seis años de edad. Estará siempre en nuestra memoria.